Suponiendo sin conceder que es certera la última línea de investigación de la Fiscalía, debería de llevar a preguntarnos qué obliga a una mujer que está al cien por ciento entregada al cuidado de su hijo con espectro autista, a hacer un “autoatentado”
Salvador Muñoz
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Veo los videos que la Fiscalía de Jalisco presenta en el caso de Luz, mujer que murió quemada. Las autoridades ministeriales abren una nueva línea de investigación que lleva a un “autoatentado” por parte de esta mujer. Hay videos que exponen a Luz comprando alcohol así como un encendedor. Del mismo modo, hay otro donde Luz mueve una videocámara en el lugar donde vive, y posteriormente aparecen pintas donde la amenazan de muerte. A donde quiere ir la Fiscalía es que Luz buscaba que sus vecinos, con los que tuvo conflictos, fueran señalados de las amenazas en su contra y además, y que ella se infligió las quemaduras que la llevaron a la muerte.
Suponiendo sin conceder que es certera la última línea de investigación de la Fiscalía, debería de llevar a preguntarnos qué obliga a una mujer que está al cien por ciento entregada al cuidado de su hijo con espectro autista, a actuar de esa manera.
Hablamos de lo que en los medios nos enteramos. Tanto Luz como sus vecinos tenían conflictos muy propios de la convivencia y muchos hemos de entender que la vecindad a veces no es el paraíso que uno quisiera.
Sabemos que tanto vecinos como Luz llevaron sus problemas ante instancias judiciales y todo indica que no hubo solución…
Lo que no sabemos, si damos el beneficio de la duda a la Fiscalía de Jalisco, el qué, cuándo y por qué Luz se ve obligada, decide, o como usted quiera llamarlo, a actuar de ese modo… siendo tersos, de manera desesperada; siendo fríos, desequilibrante…
No se pretende denostar de ningún modo la memoria de Luz pero sí exponer, dándole el beneficio de la duda a la Fiscalía, que algo, alguien, en el proceso de la pugna judicial, rompió algo en el interior de Luz… si no es que antes ya iba quebrada.
Todos los individuos en sí, somos una bomba de tiempo andante a la que sólo le falta el reactivo “correcto” para reventar…
La salud mental y lo judicial aparentemente no tienen nada que ver pero van ligadas, aunque sólo se entreveran en las consecuencias…
Por eso vemos a mujeres que matan a sus esposos o maridos que asesinan a sus mujeres; por eso vemos padres que ultiman a sus hijos y luego se suicidan o madres que acaban con la vida de sus vástagos para después, hacer lo mismo con la suya…
Y a pesar de que hay “Políticas de Salud Mental” (supongo que debe haberlas, espero que sí las haya), nuestras autoridades judiciales como de salud a veces parece que no entienden lo mucho que podrían hacer si actuaran en conjunto, invirtieran recurso humano para la visualización de posibles hechos… dijera Cheko Gutiérrez Luna: “Minority Report”.
¿A qué voy?
La denuncia de una mujer no debe quedar en un papel… tampoco en llamar a los involucrados para dirimir sus problemas desde la comodidad de un sillón… qué pasa si un agente ministerial, acompañado de un psicólogo o trabajador social, acuden al domicilio de Luz para escucharla allí, en su entorno, en su mundo, en su cotidianidad… se trata de entender la realidad del sujeto, percibirla, cual si se estuviera uno poniendo en sus zapatos…
A lo mejor se podría ver que Luz no sólo tenía un problema con los vecinos… sino que tenía problemas económicos, que tenía que atender problemas de salud no sólo de su hijo, sino para ella y el resto de su familia… a lo mejor, sólo quería ser escuchada…
Manteniendo sin conceder la línea de investigación de la Fiscalía de Jalisco, bien valdría preguntar entonces ¿por qué quemarse?
Dos ejemplos recientes: En Oaxaca, hace ya un tiempo, la cara de María Elena fue desfigurada con ácido… hace unos días se manifestó en la Guelaguetza y fue reprimida; Margarita, en Morelos, muere tras ser quemada con gasolina por un familiar… pero Animal Político da un dato alarmante:
“Entre enero y junio de 2022, al menos 47 mujeres fueron quemadas de manera intencional en México (...) En 29 casos, la paciente manifestó que hubo violencia familiar y en 18 no hubo un parentesco con el agresor”.
Sólo en 28 de los casos las autoridades de Salud informaron ante el Ministerio Público que habían atendido las lesiones causadas de manera intencional.
Sobre la edad de las víctimas, Salud registró que 13 de ellas (27.66%) tenían 17 años o menos, una de tan solo meses de nacida. En el 72.36% se trató de mujeres de 18 años o más. Hasta acá los datos de Animal Político.
Se dice que uno, es un incidente; que dos, una casualidad; pero tres se convierte en un patrón… estoy convencido de que la salud mental de nuestra sociedad pende de hilos… Ojalá que el caso de Luz sea un parteaguas para que los denunciantes sean vistos más como personas y no como una carpeta más con un número destinada a ser parte de una estadística…
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