Agustín Contreras Stein

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VIENE algo, sin duda, interesante para los todos los analistas políticos, con referencia al dedazo presidencial, tanto para el candidato a la presidencia de la república, como para los que competirán en los Estados, donde habrá elecciones en el dos mil veintitrés como en el dos mil veinticuatro.

López Obrador, se encaprichará, como lo ha hecho siempre, con mandar a los personajes que ya tiene enlistados desde ahora, sin importar que en este tiempo hayan crecido electoralmente o no, pues lo importante será para él ejercitar el poder en su máxima expresión, de tal manera que a nivel nacional, pudiera ser, efectivamente, Claudia Sheinbaum, y en caso remoto, el propio secretario de relaciones exteriores Marcelo Ebrard, con quien guarda, de la misma manera, un acercamiento amistoso de mucho tiempo. En el caso de Adán Augusto López Hernández, parece ser que en los últimos tiempos ha venido siendo receptor, solamente, de la apreciación general mediática, más en los recientes días, con el cabildeo que tuvo entre los senadores de la república, para la aprobación de la propuesta de mantener hasta el dos mil veintiocho, a las fuerzas armadas en la calle con funciones de policía.

Pero con todas estas especulaciones que se vienen haciendo, hay quienes, en su mayoría, se inclinan por una decisión directa hacia la jefa del gobierno de la ciudad de México, por un solo capricho presidencial y por hacer saber al pueblo mexicano, quién es el que manda en este momento.

Estando las cosas de esta manera, es probable que Morena, pierda en algunas posiciones, incluyendo Veracruz, donde también habrá de imponer a su candidata, sin importar mucho la impopularidad de Rocío Nahle, porque hasta ahora todo parece indicar que también habrá dedazo de manera imprudente, sobre todo, del ejercicio caprichoso del poder.

En fin, que la propia militancia tendrá, en poco tiempo, la oportunidad de decidir, también, si se queda con los candidatos que se impondrán, o busquen otras posibilidades políticas, porque mucho se apuesta, sin darse cuenta que López Obrador, ya no estará en las boletas y que su intervención política desde las mañaneras, podría no alcanzarle para poder influir electoralmente entre los supuestos treinta millones de mexicanos que votarán por él en el dos mil dieciocho.

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¿CUÁL SERÁ EL ESCENARIO POLÍTICO FINAL?

TODO COMENZÓ, A NIVEL NACIONAL, con la propuesta del PRI, para ampliar la presencia de las fuerzas armadas, hasta el dos mil veintiocho. Fue en la cámara de diputados y posteriormente en la de senadores, donde se le rindió tributo al presidente de la república.

Estos hechos repercutieron a nivel estatal, sobre todo en Veracruz, donde Jorge Moreno Salinas, con cierta línea dictada por alguien más, se lanzó para proponer que en el dos mil veinticuatro haya alianza político electoral entre su partido y Morena. Pocos días después Héctor Yunes Landa, ex candidato del PRI, a la gubernatura del Estado, acude a palacio de gobierno, en esta capital veracruzana, para saludar al gobernador Cuitláhuac García Jiménez, y ponerse, prácticamente, a sus órdenes, con la finalidad de coadyuvar en la solución de los grandes problemas de Veracruz, aún cuando niegue una relación con Morena, y mucho menos que Dios lo mande.

Al mismo tiempo, corren versiones de que posiblemente, las gubernaturas del dos mil veintitrés, sean repartidas entre el PRI y Morena, es decir, Coahuila para el tricolor, y el Estado de México, para el movimiento político en el poder.

Bajo estas condiciones no han faltado quienes se pregunten, y quizá con toda razón, ¿cuál será, pues, el escenario político final para las elecciones del dos mil veinticuatro?

¿Avalará el PRI a Nahle, para la gubernatura del Estado?

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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.