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CRÓNICAS AUSENTES - Lenin Torres Antonio
Adán Augusto López Hernández, el As bajo la manga de México
2023-01-11 - 21:50

A propósito de la pregunta si la ¿la 4ª T. peligra sin AMLO?


Lenin Torres Antonio


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Todos sabemos quién ha encabezado la resistencia, la lucha y el triunfo sobre el pasado neoliberal corrupto prianista, el periodo demiurgo de corrupción y simulación de la vida democrática en México, todos sabemos quién están encabezando el proceso de la 4ª Transformación pacífica de México, y quién determina los temas de la agenda política nacional, y esa persona es el presidente Obrador lo quiera o no la oposición apátrida.


Ante la nula oposición al movimiento de la 4ª T. del presidente Obrador, el predominio del tiempo de la sucesión presidencial se comienza a dibujar de un solo lado, es así que lo grupos políticos internos del movimiento obradorista se lanzan a afianzar la simpatía y adhesión del electorado y la opinión pública ante el posible método de selección de la encuesta, los posibles participantes a ser tomados en cuenta son la jefa de gobierno de la ciudad de México, Claudia Sheinbaum, el secretario de relaciones exteriores, Marcelo Ebrard, el secretario de gobernación, Adán Augusto López, e incluso el buen tribuno, diputado Fernández Noroña, hasta ahí nada es preocupante ni causa sorpresa. Aunque todos sabemos que los cuatro aspirantes no tienen la popularidad y la sabiduría del presidente Obrador, y esto acarrea algunas dudas y cuestionamientos.


La 4ª T. es el concepto que define el periodo obradoristas, y representa una ruptura histórica que vive México con entusiasta esperanza y alegría, pues significó con la llegada a la presidencia de AMLO el fin de los aciagos periodos neoliberales que dejaron a México en una profunda crisis en todos los indicadores de la vida pública, principalmente en el ámbito de la pobreza, la violencia, la falta de desarrollo económico, y lo más lamentable, la pérdida de certeza de futuro de nuestra nuevas generaciones que poco a poco el presidente Obrador está recuperando.


Como toda ruptura histórica la 4ª T. se encuentra en un proceso hacia la consolidación democrática y la construcción de un nuevo sistema político transparente, ética y políticamente correcto que lo diferencie del pasado, como podemos diferenciar el periodo colonial de la apropiación a la corona española del inicio del periodo de México como una Nación Independiente capaz de construir su propia historia, como también, lo anterior a la Reforma, sometido el estado a la iglesia y los feudos hispanos-criollos, y el inicio de un estado separado de la Iglesia y de ese tufo colonial, como también, podemos distinguir el periodo de la dictadura porfiriana con el inicio del México ilustrado moderno que asume la democracia y la república como las formas idóneas para la organización de la vida en sociedad de los mexicano a través de una Revolución de los de abajo, así que la ruptura histórica que encabeza el presidente Obrador en el 2018 debe distinguirse un antes y un después, que creo que pasa por tres momentos, primero, la ruptura en sí de ese pasado de la dictadura “democrática” corrupta del período neoliberal prianista que representó el triunfo de AMLO, y la pérdida del poder de la clase conservadora, segundo, la restitución pérdida de la funcionalidad del estado mexicano y sus instituciones y tercer, la consolidación democrática y la construcción de un sistema político determinado y diferente que resuelva los graves problemas que aún vive la sociedad mexicana. Por lo que el reto es monumental, más cuando sabemos que el presidente Obrador está procurando, y eso habla de su coherencia democrática y su filosofía y política humanista, que ésta 4ªT. se dé inusualmente de forma pacífica, pues la mayoría de las rupturas históricas que se han dado de forma violenta en México y en el mundo, aunque hay que decirlo, la 4ª T. pacifica tiene la resistencia virulenta de grupúsculos apátridas del poder económico y mediático que intentan entorpecer y hacerla fracasar con la esperanza de volver a “los tiempos gloriosos” de estar en la plenitud del “pinche poder”, y recobrar la cultura política de la simulación y la corrupción, pues hasta la fecha no han presentado un proyecto alternativo de nación que compita con las ideas del presidente Obrador.


El liderazgo del presidente Obrador es innegable, y la trascendencia de su gobernanza los mexicanos lo estamos viviendo en los hechos, principalmente con sus políticas públicas predominantemente sociales humanistas, dirigidas hacia los excluidos por los nefastos periodos prianistas, además que la visión social del gobierno del presidente Obrador tiene que ver con construir una nueva cultura de la legalidad, la transparencia y la justicia social. Por lo que muchos nos preguntamos, ante la certeza de lo mucho que falta por hacer para garantizar la 4ª T., si México está preparado para un período post AMLO, y si el que le sucederá tendrá la capacidades y la calidad moral para concluir el trabajo pendiente hacia la consolidación de la 4ª T. pacífica de México.


Mucho nos preguntamos si la 4ª T. se consolidará o corre peligro en un período post AMLO, la duda es razonable por la preponderancia que representa la figura y el liderazgo del presidente Obrador en el nuevo período político y moral que vive México. Pese a eso, estoy convencido que no tan sólo la política ha cambiado, y el poder público se ha renovado, y la misma sociedad mexicana es otra, lejos de la cultura de la corrupción, lejo de la indiferencia por los asuntos públicos, y principalmente más consciente de lo que representa su voto y el papel ciudadano en la gobernanza, una sociedad que sabe que tiene el poder para poner un alto a los malos gobernantes y darle continuidad al obradorismo.


Quisiéramos que le hubiera dado tiempo a AMLO de renovar a la vieja clase política o su forma de actuar, ya que se han infiltrado dentro del obradorismo como un acto de sobrevivencia, aunque hay que entender que para consolidar un partido político y más una nueva cultura política se necesita tiempo, y creo que son más los que han entendido el pensamiento obradoristas de la honestidad, solidaridad con los más necesitados, y el pensamiento social y comunitario, que los que quieren aprovechar continuar en la “plenitud del pinche poder”, por lo que creo que si el obradorismo privilegia el proyecto de nación de la 4ª T. puede consolidarse sin ningún problema un liderazgo obradorista post AMLO que resuelva los graves problemas que aún vive la sociedad mexicana y que jubile a esos grupúsculos de apátridas conservadores que han hecho y hacen con su comportamiento fascista a México.


México vive tiempos cruciales para definir su identidad como un país autónomo, soberano y capaz de construir las figuras sociales que le permitan enfrentar la crisis pública que aún viven en varios indicadores vitales para recatar certeza de futuro, como es el problema de la inseguridad, las desigualdades, y la falta de justicia, entre otro, así que saber quién puede continuar la 4ª Transformación de forma pacífica que encabeza el presidente Obrador es importante, y más, su idea de mundo y sociedad que propondrá para consolidar la transición hacia un nuevo régimen político que fortalezca la democracia, haga visible la honestidad del marco de derecho, y defina los contenidos fundamentales de la 4ª T.


Es innegable que el trabajo y la lucha del presidente Obrador está sentando algunas bases desde donde partir hacia la consolidación de la 4ª T, pero no suficientes por el corto tiempo de su gobierno y por el calado del deterioro de las instituciones públicas, la degeneración del estado y la crisis pública en casi todos los indicadores que heredó de los corruptos e ineficaces gobiernos prianistas que le precedieron, y que tan sólo restituir la funcionalidad perdida del estado mexicano y sus instituciones le está ocupando el mayor tiempo de su periodo sexenal, así que los contenidos de la 4ª T. que marquen la diferencia entre el antes y después son indispensables para definir la identidad de esta 4ª Transformación pacífica que vive México.


Como lo señalo más arriba antes ocurrieron rupturas históricas que han definido el proceso evolutivo, y también la degeneración y la involución que se dieron y que exigieron cambio trascendentales para nuestra nación mexicana, como fue la consolidación de un México independiente y autónomo, que llamamos el periodo de la Independencia, como también lo fue la construcción de un México secular alejado del dogma y el control de la iglesia, y que pone fin a la dictadura de Santana, periodo denominado Reforma, y como también, el periodo revolucionario que pone fin a la dictadura de Porfirio Díaz y se instala un estado democrático, poniendo en funcionamiento los principios de la ilustración, periodo que nombramos Revolución, así como esos tres periodos definen el antes y el después, éste nuevo periodo que llamamos la “4ª T.”, necesita definir una diferencia sustancial entre el antes y el después para que podamos llamarla con plenitud 4ª Transformación de México.


Si bien es cierto, el diagnóstico monotemático de la “corrupción”, es un elemento importante para diferenciar lo ante de lo actual, ese periodo de limpieza moral de la política no es suficiente para nombrar a este tiempo que México vive la 4ª T., los contenidos de la 4ª T. deben definir no tan sólo una política y un gobierno transparente y honesto, sino también, su posición ideológica, aunque esto muchos piensen erróneamente que se ha superado, y que la caída del muro de Berlín significó la caída de las ideologías, y que el mundo adoptó una pragmática neoliberal capitalista, y no es así, porque ese proceso de globalización e imposición de un sistema político y económico y la idea de un “hombre universal” está en crisis y siendo cuestionado por la crisis del orden internacional y las luchas geopolíticas, así que el reto de estos tiempos tardo-modernos plantean el reto de construir nuevas narrativas políticas, ideológicas y económicas, por eso es importante que México defina su posición ideológica y su propuesta de una nueva idea de hombre y sociedad, los contenidos de la 4ª T., es un asunto que plenamente le corresponde definir a los nuevos actores del poder público y privado.


Exige ese proceso de consolidación de la 4ª T., no tan sólo contenidos y nuevas narrativas, si un contexto plural que permita involucrar a todos en esa transición hacia una democracia verdadera y un sistema político que resuelva los graves problemas que vive la sociedad mexicana, por ellos, destaco la posición del secretario de gobernación Adán Augusto López Hernández, que sin prejuicios no deja de insistir en que México no podrá consolidar esa 4ª T., tan ansiada por los mexicanos, sin un “proceso de conciliación nacional”, que sin desfigurar las identidades asuma el reto de consolidar un régimen político capaz de hacer de México quien encabece convertir a América en “la madre de las repúblicas” como menciona el presidente Obrador, México vive severa crisis pública que demandan para su solución el concurso de toda la sociedad mexicana, y principalmente de los actores políticos, económicos, religiosos, sociales, culturales, etc., en esa tesitura puedo decir que Adán Augusto López Hernández es el Az bajo la manga de México, cuando menos en que es el primero que define una posición que abona al esfuerzo y la lucha titánica, que casi en soledad ha librado el presidente Obrador para transformar México y darnos certeza de futuro a todos los mexicanos, y como he dicho, su lugar en la historia de México lo colocan junto con Benito Juárez, Francisco I Madero, y los luchadores por la independencia de México, como un hombre trascendental e imprescindible.


La política que es una ciencia, un arte y una ética, que concurran esos tres conceptos en el quehacer político de un hombre lo hace un buen político, Adán Augusto tiene el saber por su amplia experiencia política y su sólida formación académica, como secretario de gobernación hizo el trabajo más urgente que necesitaba México, mantener la gobernabilidad sin zozobra en base a la tolerancia y el diálogo, abriendo las puertas del gobierno federal a todos los pensamientos e ideologías, y su actuar como un hombre sencillo y honesto, con firmes convicciones y creencias, garantizan ética y moralidad. Además que ha estado junto al presidente Obrador en la difícil lucha por sacar del poder a esa clase política corrupta y enferma de poder.


Tenemos los mexicanos en Adán Augusto López Hernández la garantía de la continuidad de los pensamientos del presidente Andrés Manuel López Obrador y la consolidación de la 4ª T. pacífica de México, así como la garantía de la unidad obradorista, y el talante de la pluralidad y la convocatoria a la conciliación nacional para sacar a México adelante. Y quien puede encabezar una candidatura de coalición al interior del movimiento obradoristas, y que no sea una encuesta la que determine el candidato, y permita priorizar los contenidos pendientes de la 4ª T., es decir, que se anteponga el proyecto de nación para construir y repensar los contenidos ideológicos, económicos, políticos, legales, psicológicos y sociales del nuevo sistema político mexicano que haga la diferencia del anterior sistema político mexicano neoliberal conservador apátrida, es el gran reto que tiene el obradorismo sin AMLO, y tiene que ver con el nuevo liderazgo comunal de la clase política que está construyendo el obradorismo en sustitución de la vieja clase política, y que estoy seguro que sólo Adán Augusto lo puede encabezar.


Y esta candidatura de coalición tiene que dar paso a un movimiento de reconciliación nacional, puesto que hay que reconocer que toda “fuego nuevo”, toda ruptura política y social histórica implica consensos, acuerdos, lugar común, y voluntad ética y política, hasta “los malos” metafóricamente hablando, tienen algo que decir y aportar, que nos lleve a un sistema de partidos políticos alejado del poder económico y mediático, autónomos y con precisas posiciones ideológicas, la re-significación del papel en la construcción de la democracia de los mass medias es fundamental, e incluso, el papel nacional, social y solidaria de la Iniciativa Privada que se rescate del capitalismo salvaje es urgente, y un gobierno de izquierda social de la república debe ser la meta final del obradorismo.


Lograr la justicia social, zanjar el abismo de las desigualdades sociales clasistas e históricas de México, definir un sistema político mexicano autónomo y nacionalista, enfrentar los reacomodos del orden internacional y la multipolaridad, hacer real un libre mercado regulado por la política, y una gobernanza social, son asuntos que requieren la Unidad Nacional. Así que a consolidar los contenidos pendientes de la 4ª T,  que por cierto no se reducen al combate a la corrupción y el fomento de la transparencia y la legalidad, y que exigen dotar a la 4ª T. del aparato ideológico, político y filosófico que permita construir el nuevo sistema político mexicano que se diferencie del pasado neoliberal ineficaz y que sólo sirvió para mantener las desigualdades y la división de clases sociales, entre esa minoría que todavía mantiene más del 50% del PIB de México en sus manos, y la inmensa mayoría que exige justicia social, certeza de futuro y progreso por igual, y la construcción de un sólo México.


Espero que se entienda que los nuevos tiempos que vive México exigen volver a pensar lo pensado, hacer trabajo de cognición que vaya definiendo el tipo de país que queremos los mexicanos, y que merecen nuestros hijos.


Enero de 2023


 

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