Bernardo Bellizzia Guzmán

_____________________________

Las miles de promesas vertidas a lo largo y ancho del Estado entorno a la erradicación de la corrupción, mejorar las condiciones de las personas más pobres o como dice el propio Gobernador en su cuenta de Facebook “a los de abajo”, la cercanía con la gente y el escucharlas, la respuesta inmediata a sus demandas y todo ese choro mareador que durante la campaña prometió Cuitláhuac García Jiménez a casi cinco años de gobierno han quedado en el olvido. Se fueron todas al bote de la basura.

Los motivos pueden ser muchos, los reales solo ellos y el propio Gobernador lo saben. Incapacidad, ineptitud, desidia, inexperiencia, ineficacia o simplemente el valemadrismo. Es decir, ya llegamos, ya somos, ya estamos, ya gobernamos, lo demás no importa. Las promesas incumplidas se les van a olvidar, las palabras se las lleva el viento, quizás eso pensaran. Sería interesante saber de viva voz de Cuitláhuac lo que realmente sucedió. De nada sirve que sus incondicionales lo defiendan y digan que es “buena persona”, “buena gente” o que es “honesto” como dice el Presidente. Eso no ayuda en nada al deterioro social que se  vive hoy en día en Veracruz.

Sabemos que Andrés Manuel jamás va a reconocer el estado de podredumbre que tenemos en Veracruz. Los niveles tan altos de corrupción con los que está invadido el gobierno. El rotundo fracaso que fue nombrar y poner al frente del Gobierno del Estado a Cuitláhuac García Jiménez, eso simplemente sería darse un tiro en el pie. Acepar que se equivocó en la designación. Así que es preferible seguir diciendo aunque mienta, que Cuitláhuac es honesto, puro y casto. Sabiendo que la información que tiene dice todo lo contrario. Las evidencias son apabullantes. Y seguramente vendrán muchas más en relación a temas de corrupción y desvió de dinero. Al menos es lo que sabemos.

Ante todo eso, ¿qué podemos esperar los ciudadanos veracruzanos para salir del tremendo hoyo en el que nos encontramos?. Es decir, ¿cómo salir de él?, bajo que esquema, con qué proyecto, programa, secuencia, ideas. Las cosas están tan mal que a mediano plazo no se vislumbra mejoría. Un sexenio no alcanzaría para mejorar las cosas. Se podrían poner las bases para mejorarlas. Pero se necesitarían por lo menos, 10 o 15 años para empezar a sentir mejoría y alivio en los principales rubros. Como lo son salud, seguridad, empleo, inversión, apoyos y mejoras al campo, entre otros muchos más.

Así que el desastre Cuitlahuista ya está en marcha y sigue su paso firme. Se esperaba con tantas promesas, que para estos días Veracruz fuera otro. Al menos se observara un cambio sustancial. Nada de eso ha ocurrido, por el contrario, el retroceso es evidente. Y las improvisaciones nos han costado caras, muy caras. En los tres órdenes de gobierno las evidencias hablan por sí solas. La única opción que tenemos con miras a las elecciones del 24, es renovarse o morir. Veremos en que termina todo esto.

Correo electrónico: bernardobellizzia@hotmail.com