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Campañas de auténtica altura
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2015-01-26 - 09:20
“Al presidente no se le dan malas noticias”. Don Servilio

Ser personaje estelar en la política, tiene una gran cantidad de riesgos.

El primero es perder el sentido de la realidad. Suponer que cuanto piensa e imagina resulta la nítida verdad.

Él o ella, descubren el horizonte cada día. Los problemas son como los ven o adivinan y la solución de los mismos llega como soplo de lo alto o inspiración de un interior que alimenta la voluntad.

Generalmente quien llega a la cúspide electoral, esto es como aspirante (a) al cargo de mayor relevancia en su localidad, el estado o la República, se rodea con un grupo denominado de consejeros que en los más de los casos resultan cortesanos, aduladores, nutrientes del ego puesto que de sobra saben lo que representa complacer a quien les paga o los va a colocar en una posición que ni habían soñado. Su más comprometida tarea es adivinarle el pensamiento a la persona que asisten.

El o la, encumbrados normalmente suponen que si van a relevar a persona de su mismo partido, le deben cuidar las espaldas y en consecuencia elogiar cuanto hizo y comprometerse con los pendientes, sean atinados o negativos.

(En la historia política de México se han dado casos, tres sobresalientes, en los que los sustitutos rompieron esa especie de regla o tradición. Uno, el de Lázaro Cárdenas, que no se dejó manipular por Plutarco Elías Calles, a quien, para evitar le estorbara, lo mandó al exilio. Otro protagonizado por Adolfo Ruiz Cortines, impuesto por Miguel Alemán, -quién decía a sus colaboradores que si querían dinero hicieran obras-. El viejo, que se encantaba con las partidas de dominó y soltaba frases como la de que “la política es el arte de tragar sapos, sin hacer gestos”, entrando promovió una campaña de austeridad. El caso de López Portillo no alcanzó rango de rompimiento. Hubo escaramuzas con Echeverría, incluido el desplegado de “¿Tú también Luis?”, aludiendo a Bruto que traicionó a César, pero a don José se le desbarrancó el poder por su frivolidad y torpezas. No requirió que lo empujaran. Referente a Miguel de La Madrid y Carlos Salinas, fue al revés ya que el último trastocó y sacudió la economía a grado que le heredó a Zedillo-Ernesto-, una verdadera papa caliente. Cuando don Miguel, poco antes de morir desnudó la realidad en unas declaraciones a Carmen Aristegui, pronto los operadores del salinato se movilizaron para hacer aparecer al ex mandatario como no cuerdo. Incluso uno de sus hijos se prestó para descalificar a su propio padre).

Hay una fauna de acompañamiento que rodea a los nominados o nominadas, se divide en dos.

Una, constituida por los tripuladores de votos, que organizan los acarreos a mítines, reparten tortas, entregan regalos, comprometen ofertas a corto o largo plazo. Saben de dónde vienen los recursos y para dónde van. Claro que nadie duda que estos serviciales ordeñan algo de la vaquita en su provecho. ¡Tontos no son! El famoso “moche” comienza allí.

Dos. El círculo concéntrico que rodea a los elegidos lo forman los con apariencia generosa, personas que cooperan hasta donde la ley lo permite o más allá, esto último, se explica, sin declararlo.

Puede donar dinero u objetos para la campaña. Hoy en día, cuando todos los partidos se tornan generosos, urge obsequiar desde planchas, gorras, sombreros -dígame el lector si ¿ha visto un acto político, sobre todo cuando asiste el Presidente de la República, en donde los campesinos ostenten su sombrero viejo, sudado, raído?-, la gente ya sabe que la promoción de candidaturas conlleva recibir paraguas o sombrillas, pasajes para el traslado de un lugar a otro, pancartas, matracas y muchas chucherías más que en ocasiones aparentan ser fruto de la generosidad gubernamental, como los televisores que surcaron el suelo nacional para acariciar anticipadamente a la pobrería. Ya le recordarán, oportunamente, quien hizo el regalo, para que haya agradecimiento.

Al candidato o candidata, le preguntará los galones de pintura que requiere, los espectaculares que piensa ocupar y en donde, las frases en bardas, con qué mensaje y medida. Los respaldadores de este nivel, son capaces hasta de contratar las propiedades que sean involucradas.

Ya se llegará el momento de cobrar la factura. ¿Cómo?. Eso todo el mundo lo sabe.

[Los contenidos, estructura y redacción de las columnas se publican tal cual nos las hacen llegar sus autores]

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