El maestro Humberto Moreira Valdez ya no verá la suya desde los palaciegos días en los que disfrutó como pocos y con gran dispendio las mieles del poder público, pues ahora, defenestrado e indiciado a causa de trasferencias de divisas a través de una intrincada red de auténticos paraísos fiscales, espera en España, como salir de tal embrollo.
Las respuestas ante su detención en México van desde las oportunidades de defensa como cualquier ciudadano las tiene y más si es un extranjero, hasta quienes le señalan de sus múltiples desenfrenos en su larga e importante carrera política, siempre con la sonrisa en el rostro, de la que salió muy enriquecido.
Desde que fue gobernador de Coahuila y luego presidente del Partido Revolucionario Institucional presumía de sus fuertes relaciones con la otrora dama del Palacio de Hierro, Elba Esther Gordillo; de su red de amigos e intereses, incluido el mismísimo Enrique Peña Nieto, en donde todo fue alabanzas derrochadas sin par.
Su estilo franco al hablar, el denostar a la oposición con o sin razones, hasta la posibilidad de llegar a una secretaría de Estado en las alturas de la clase política nacional, le alejaba de la planta baja en la que pululan la mayoría de los mexicanos.
Quienes estuvieron en el PRI desde aquel 4 de marzo de 2011 lo recuerdan implacable en sus intervenciones, sin más voz que la suya, bajo las tres premisas básicas esgrimidas en su toma de posesión que se oyen hasta por debajo de las cobijas: “unidad, fortaleza y compromiso con México”, ésta última, por lo visto, ni la vio ni la oyó.

El 5 de diciembre de ese mismo año tuvo que separarse de la dirigencia nacional del PRI después de ganar elecciones en cinco estados, entre ellas Michoacán y Nayarit, a causa, según sus propias palabras, “porque no voy a permitir que por una guerra mediática se esté tratando de dañar a mi partido, que tantas oportunidades me ha dado”.
Se refería del endeudamiento de Coahuila durante su administración como gobernador –por más de 35 mil millones de pesos- así como la falsificación de algunos documentos avalados por autoridades hacendarias federales y del Congreso destinados a obtener préstamos de mil millones que vaya a saber dónde andan caminando, por lo cual dos de sus más importantes colaboradores también están en proceso penal.
En fin, eso de la rendición de cuentas, de la transparencia, no se le dio muy bien al maestro Moreira.
Más allá del proceso legal en el cual está inmerso y en espera de presentar sus alegatos favorables contra la orden de detención que trae en su contra en las cortes españolas e incluso en estados Unidos, Moreira da una severa sacudida al gobierno y a su propio partido, ese que tantas oportunidades le brindó y de paso a todo el país porque, de nueva cuenta el estado de derecho le quedó lejos.
Moreira ha tenido buenas y malas, hay que recordar el asesinato de su hijo en julio de 2012 en una ciudad fronteriza de Coahuila y el alejamiento con su hermano el gobernador Rubén, cuando éste de plano se acercó al expresidente Felipe Calderón por aquello de una deuda casi impagable.
Por estas causas salió a vivir a Barcelona con su familia hacia nuevas perspectivas –estudia un posgrado- por lo que ahora intentará salir de este nuevo paso hacia atrás que deja, lamentablemente, una estela de corrupción o presunta si se quiere, que no se la quita ya nadie.
Atraque 1: El gobernador Javier Duarte de Ochoa tendrá que poner ahora sí todo su capital, el político por supuesto, en favor de Héctor Yunes, aspirante a sucederlo en estas elecciones 2016, aun a sabiendas que no son de la misma correa ni del mismo árbol. En tanto, al senador José Yunes otro fuera de la órbita de Duarte- no se le ve nada contento aunque sí ostenta una gran virtud: ni es rencoroso y es político a todas luces, esperará el 2018 a sabiendas de que pueden cambiar mucho las circunstancias.
Atraque 2: Lo del ecocidio de Tajamar en Cancún, que finalmente eso es, refleja que por encima de los intereses políticos y económicos nada pasa. Hay que recordar que esa es una de las zonas de mayor inversión mundial y están faltos de terrenos, aunque la pregunta es ¿qué es muy difícil trabajar con el respeto a la naturaleza y al entorno? Las respuestas de Fonatur, Semarnat y el Ayuntamiento Benito Juárez, sorprenden, por inocuas: todo en regla dicen.