TIERRA DE BABEL - Jorge Arturo Rodríguez
Destruir y crear…
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2016-03-31 - 10:30
“Somos capaces de todo”, me comentó Crisóforo, mi amigo el taxista que ya tenía tiempecito que no me lo topaba, y mientras leía que Sergio Pitol ganó el Premio Internacional Alfonso Reyes y Mario Vargas Llosa cumplía 80 años, él me comentaba, encabronado, sobre la enfermiza destrucción de los seres humanos, “fíjese nomás, que acabar Palmira, y toda esa cultura, por el grupo Estado Islámico, por sólo mencionar algo reciente, definitivamente es un acto irracional, como lo son otras muchas guerras, la guerra misma que sólo busca destruir, anular, cueste lo que cueste, sin importar las vidas de ninguna clase, para sólo salvaguardar, eso sí, el poder de unos cuantos”. Miro a Crisóforo de reojo, realmente está enojado, el tráfico es denso, lo que aumenta la irritación, y vemos la manifestación de padres, familiares y amigos de jóvenes desaparecidos, y niñas ultrajadas, el enojo se acrecienta, la desconfianza hacia nuestras instituciones se afianza, las autoridades se hacen de la vista gorda, vamos derechito al caño, y le doy la razón a Crisóforo, no hay que pensar tanto para darse cuenta que reina la violencia, la impunidad, la corrupción, la indiferencia, estamos en el hoyo, no en los agujeros negros, en el hoyo mismo de la negrura, del abandono, casi en El país de las últimas cosas, como en la novela de Paul Auster.
Al mismo tiempo buscamos otras formas de vida, en el infinito y más allá, carajos, y más acá, como nos dice Javier Flores en su artículo “Diseño de nuevas formas de vida”: “La proeza más reciente de Carl Venter y su equipo científico ha sido el diseño y construcción del genoma más pequeño que existe en la naturaleza. Su nombre es JCVI-syn3.0. Se trata de un conjunto de apenas 473 genes (un gen es la unidad funcional del genoma en los seres vivos; en los humanos hay de 20 mil a 25 mil), […] El concepto en el que se desarrolla el trabajo (…) es el de célula mínima, con el que se busca determinar con precisión la función de cada gen y entender el sustento mínimo de la vida. Pero en ese trayecto, de gran trascendencia para comprender el desarrollo y evolución de los seres vivos, se están creando colateralmente formas de vida hasta ahora desconocidas”.
Hace poco, Javier Sicilia comentó: “Vivimos lo que en tradición cristiana se llama ‘Tiempo del fin’. No el Apocalipsis. Antes del Apocalipsis está ‘El tiempo del fin’, una cosa escatológica, y se caracteriza por una exacerbación del mal.
“"Y está ese pequeño resto que mantiene retrasando la catástrofe. Lo que en la carta de San Pablo le llaman el Katejon, el que retiene. El que impide que se establezca absolutamente la oscuridad. Bueno, los que nos resistimos somos katejones. Somos los que por lo menos encendemos una vela y hacemos que haya zonas iluminadas, aunque no podamos iluminar la noche". (Reforma, 27-03-16).
¿Destruir y crear? Me despedí de Crisóforo y nos deseamos buena suerte.
De cinismo y anexas
Le preguntaron a José Luis Guzmán Monroy, autor de libro Retrofilia, que cómo somos los mexicanos del presente. Él contestó: “Tenemos la capacidad de ser mucho más felices de lo que en realidad somos, más generosos de lo que nos han platicado y más tontos de lo que nunca hemos sido, porque repetimos los errores una y otra vez, una y otra vez… ¡Híjole!, otra vez ganó el PRI…Y hay que cuidarnos mucho de los candidatos independientes, no todos son buenos… Gobernar es tomar decisiones, no sólo estar en Twitter”. (sinembargo.mx, 29-03-16).