Hasta anoche, autoridades no habían logrado rescatar al hermano del futbolista asesinado de los Tiburones Rojos, Alan Quevedo, pues a pesar que la familia pagó una cantidad de dinero a sus captores, éstos no lo han puesto en libertad.
Como se recordará, el futbolista, junto con un amigo suyo, también deportista, intentó un fallido rescate la madrugada del domingo y ambos perecieron –según reportes policiales– a manos de los secuestradores.
De forma extraoficial se logró conocer que la madrugada del domingo, Alan Quevedo y dos amigos más llegaron a un domicilio ubicado en la colonia Arboledas San Ramón, en Medellín de Bravo, con el fin de llegar a un acuerdo con los captores de su hermano, pues ya habían pagado el rescate y los plagiarios no lo liberaban.
Las autoridades indicaron que algo pudo haber salido mal en el careo de Alan con los delincuentes, por lo que éstos dispararon contra los dos deportistas, a quienes asesinaron, además que hirieron a un tercer joven que se encontraba con ellos.
DAN EL ÚLTIMO ADIÓS A LOS DEPORTISTAS
La tarde y noche de este lunes se llevaron a cabo los velorios del joven futbolista Alan Quevedo y de Miguel Eleasin Caldelas Morales, en Funerales Ramírez.
En el lugar, Maricela Orozco, madre de Alan, dijo que su hijo era una persona soñadora y que tenía una carrera prometedora en el futbol, y recordó que la ilusión de Alan era que los Tiburones Rojos se salvaran del descenso para seguir luchando por una oportunidad en el primer equipo.
Por su parte Margarita Michel Quevedo Orozco, hermana del futbolista, indicó que Miguel Eleasin era su esposo y que se encontraba sufriendo una doble pérdida, pues le habían quitado a dos personas muy importantes en su vida. “Miguel estuvo con nosotros hasta el final, nos apoyó en todo momento, lo único que quería era buscar a mi hermano secuestrado, ver alguna pista, por eso es que andaban en la calle dándole una vuelta a la colonia”.