Sergio Armin Vásquez Muñoz
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La salsa es un género musical por demás consolidado y reconocido en varias partes del mundo, principalmente en Latinoamérica. Varias fuentes coinciden en que “salsa” es un nombre comercial dado a la música caribeña de influencia afrocubana, desde los años setenta. En este contexto, lo que hoy conocemos como salsa es el resultado de la evolución de ritmos y estilos musicales, desde el jazz hasta el mambo, cuyo punto de origen es Cuba, con algún momento de transición y enriquecimiento en Puerto Rico y su necesaria consolidación comercial en Nueva York. De ahí se ha ramificado en diferentes propuestas creativas en Colombia, Ecuador, República Dominicana, Panamá, Venezuela y hasta en España y Japón.
La principal característica de la salsa es la marcada presencia de la percusión. Algunos de los instrumentos más utilizados son las maracas, el timbal, la conga, la tambora, el teclado y el cencerro.
Actualmente, Cuba sigue siendo el proveedor genuino de grupos y artistas del género: los Van Van, Pupy y los que Son Son, Azúcar Negra, Alex Abreu y su Habana de Primera, Maykel Blanco y su Salsa Mayor, Manolito Simonet y su Trabuco, Elito Revé y su Charangón, y un etcétera larguísimo, que han proyectado una serie de canciones que son un verdadero bocado musical.
Por supuesto, hay íconos salseros de otras partes fuera de la isla: Rubén Blades (Panamá), Willi Colón y Marc Anthony (Nueva York), Óscar de León y Porfi Baloa y sus Adolescentes (ambos de Venezuela), Grupo Niche (Colombia), Gilberto Santa Rosa (Puerto Rico), y una interminable lista que cada quien puede armar desde sus propios gustos y criterios.
Bailar salsa es definitivamente un estilo de vida. Los bailadores salseros necesariamente dedican varias horas para trascender las etapas del bailador principiante, el bailador intermedio y el bailador avanzado, ya sea de manera autodidacta o en alguna academia de baile. Y en cada etapa, debe haber la obligatoria puesta en práctica de lo aprendido.
Otro punto a considerar es que, por muy triste que sea la historia que nos cuente la canción, siempre prevalecerá la cadencia y el ritmo, por lo que no habrá más que ponerse de buen humor. Ahí está el ejemplo de “No le pegue a la negra”:
“Quiero contarte mi hermano, un pedacito de la historia negra, de la historia nuestra, caballero. Y dice, así…”.
Dentro de la salsa hay grandes estilos de baile, que comparten poco o mucho, dependiendo de la zona geográfica donde nos coloquemos, con el común denominador de los tiempos que marca la música. En este sentido, está la salsa venezolana, salsa en línea o al estilo de Los Ángeles, salsa Nueva York o estilo mambo, salsa de Puerto Rico, salsa estilo Colombia o estilo Cali o también denominada salsa choke (aunque hay especialistas que no están de acuerdo con esta denominación), y salsa cubana o casino. Dentro de este último estilo hay una variante que es la rueda de casino, que, a mi modo de ver, es lo más delicioso que hay en estilos de baile grupal, aunque necesariamente implica formación previa y algunas horas de práctica. Se requiere un grupo de bailarines, con un mínimo de dos parejas (el Récord Guinnes es de 1,585 bailarines participando en una rueda de casino, en noviembre de 2022, en Venezuela) que realizan una serie de figuras a partir de la instrucción en voz de un líder, que en automático genera un tipo de coreografía. La mayoría de estos pasos y secuencias son universales, porque comparten el mismo nombre en varias partes del mundo, existiendo más de 300 figuras (“Dile que no”, “Sombrero”, “Exhibe”, “Dame”, “Setenta”, “Coca Cola”). Es muy llamativo por los movimientos coordinados, que deben ser ejecutados de manera sincronizada por los participantes. Hay cambios de pareja, vueltas, gritos, celebración, buen humor, ánimo de fiesta y, por supuesto, baile. Wikipedia lo documenta de la siguiente manera: “La rueda de casino nació en Cuba en la década de los 50. Su nombre se debe a que surgió y se bailó por primera vez en el Club Casino Deportivo de este país. Esta forma de bailar la trajeron los esclavos africanos desde la isla de Annobón (Guinea ecuatorial) y es un baile tradicional de esta isla llamado Tombo Loso (tambor del pueblo); de esta isla también es originario el Cumbé, lo que hoy se llama Cumbia”.
En nuestra cercanía territorial, hay que mencionar que en Veracruz Puerto la salsa es casi una religión, acaso por la marcada influencia cubana en muchos sentidos. Los tradicionales portales dan fe de ello, además de la celebración anual del Salsa Fest, en Boca del Río. También hay lugares históricos como Mojitos o Club Havana, que han sido centros salseros de toda la vida. Xalapa, por su parte, tuvo buenos momentos de vida salsera antes de la pandemia. ¿Quién no recuerda lugares como Barlovento, El Bembé, La Tentación o Cubanías? Al día de hoy, hay lugares que afortunadamente buscan reconfigurar ese ánimo, como La Popular, La Séptima, Casa Latina y algunos otros, además de las muchas academias, que combinan lo lúdico del baile con la disciplina necesaria para formar buenos bailadores (indudablemente la mejor es Ponte N’Klabe).
En cuanto a grupos locales que llevan la bandera salsera por delante, vale la pena citar, entre otros, a Bantú, Son de K’ Aché, Los D Cuba y, por supuesto, a la Orquesta de Salsa de la Universidad Veracruzana.
Mención especial merece el grupo Combo Ninguno que, bajo la dirección del maestro Leo Ortiz, han llevado la “salsa con sabor a xalapeños” por diversas partes del territorio local, nacional y del mundo. En su página oficial de Facebook se puede leer lo siguiente: “Desde 1983, en Xalapa, Veracruz, los integrantes de Combo ejecutan la música bailable proveniente de Las Antillas, integrando un repertorio con sus propias creaciones y arreglos originales a temas de otros autores en los diferentes géneros que conforman la música caribeña como el son, la guaracha, el mambo, el merengue, el danzón, el bolero, etc., logrando en su diversidad temática, un sonido único y lleno de referencias a su estado natal, Veracruz. A la fecha tienen en su haber 17 producciones discográficas, 7 exclusivamente de Combo Ninguno y 10 compartidas con otras orquestas. Destacan sus presentaciones en Estados Unidos, Canadá, Cuba y España, así como en festivales internacionales”.
Dado todo este contexto, la receta para bailar salsa es muy sencilla:
1.- “Arranca en fa”.
2.- Invita a “María, Teresa y Danilo”.
3.- Inicia un “Conteo regresivo”.
4.- “Oye cómo va”.
5.- Aplica unas “Gotas de lluvia”.
6.- Cuídate de una “Sobredosis”.
7.- “Busca por dentro”.
8.- Ponle mucho de “Tu cariñito”.
9.- Usa “Un montón de estrellas”.
10.- No olvides agregar una “Flor pálida”.
El orden anterior es lo de menos, a final de cuentas “La vida es un carnaval”.
¡Ataca, Sergio!
(Fotos tomadas de Internet)
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