Si hay palos de ciego, los debe haber de vidente
Las detenciones de ex funcionarios de las administraciones de Fidel Herrera Beltrán y Javier Duarte de Ochoa, no son producto de la casualidad, tiene un patrón con lógica política. Propondremos una hipótesis.

De los actualmente detenidos en el penal de Pacho Viejo, Arturo Bermúdez y Flavino Ríos, están plenamente identificados con Javier Duarte, en su sexenio alcanzaron la ‘plenitud del pinche poder’.

Como ex titular de Seguridad Pública e integrante del círculo más íntimo del duartismo, Bermúdez conoce ‘muchas historias’ de su ex jefe y su principal grupo de colaboradores. Por su parte Flavino, un anti fidelista recalcitrante, sabe a detalle, en su papel de ex secretario de Gobierno, todos los pormenores del pasado proceso electoral, a quiénes se financió (ilegalmente, claro) y de dónde vino el dinero. Ambos son oro molido para los objetivos del gobernador Yunes Linares y muy probablemente del presidente Peña Nieto.

El segundo binomio, sin embargo, tiene un origen político pleno en el periodo de Fidel Herrera Beltrán, Mauricio Audirac y Francisco Valencia.
El primero, como bien lo nombró Formato7, es el contador del cártel, uno de los que más saben cuántas fortunas se cocinaron al calor del sexenio. Audirac fue titular del Órgano de Fiscalización Superior con Herrera y con Duarte fue Contralor General y titular de Finanzas, conoce todo la cadena.

Por su parte Francisco Valencia, fue unos de los constructores favoritos de la fidelidad (sabe cómo se asignaban los contratos) y el ‘caballo de Troya’ que con maletas de dinero se encargaba de apaciguar a la oposición perredista o lo que es lo mismo, que el Sol Azteca trabajara para los intereses del PRI. En el pasado proceso, operó para tratar de impedir la alianza PAN-PRD.

Además, si como se afirma, es cierto que intentaron detener a Carlos Aguirre, el tesorero de FHB, la cuestión es más que clara: amarrados los casos contra los duartistas, ahora tienden el cerco contra los ‘fieles…difuntos’.
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