La política es el arte o la ciencia de las formas, pero también de las transformaciones, del mimetismo que en muchas de las veces asombra por la manera en que se asume o se da.
Es increíble lo que llega a provocar el ansia o ambición de obtener un puesto público, por más pequeño o insignificante que éste sea, pero las cosas llegan al extremo cuando se trata de cargos que proporcionan o revisten a sus titulares de poder y dinero en grado sumo.
Hay que irse de espaldas por lo que se tiene que ver y escuchar.
Hay quienes, en su afán de conseguirlos, recurren a todo tipo de cosas y toman, asumen, cualquier argumento que pudiera colocarlos en la aceptación y preferencia de la gente, como promocionales en la televisión, la radio y los periódicos ofreciendo una y mil promesas que no han de cumplir.
Otros recurren a las telenovelas, a programas con alto rating, a canciones de moda e incluso a actitudes chuscas o burdas que les creen simpatías o cercanía con los electores, que son al final de cuentas quienes los ponen, aunque después se alejen y se olviden de ellos.
Pero una herramienta que es imprescindible, sin duda, es el eslogan con el que encabezan y distinguen sus campañas.
Y en esto, hay que ver también cada ocurrencia, que muchas veces confunden o se prestan a suspicacias, y más conociendo la picardía del mexicano, que para eso se pinta solo.
A qué viene todo esto, cuál es el motivo de todo este rodeo y redondeo.
Pues es precisamente el eslogan que el senador perredista Carlos Navarrete ha utilizado en su campaña para obtener la candidatura al gobierno del Distrito Federal.
¡¡¡Vamos Juntas!!!
Sí, ése es su eslogan, y de entrada pues a cualquiera hace pensar mal, más si se tiene en cuenta que el 3 de mayo pasado, en entrevista dijo a la prensa: “no más eslogan bonitos, queremos cosas de fondo”.
¡Ah caray! ¿Y entonces?
Pues entonces afloran las suspicacias, por eso de que en el Distrito Federal están muy de avanzada, pues hay que recordar que allá embarazarse ya no es un problema porque está permitido el aborto y son legales los matrimonios entre personas del mismo sexo.
Sí, es llamativo y suena raro el estribillo, pero ya entrados en el tema y enterados de su esencia, resulta que no es así.
Al contrario, es una puntada inteligente y con mucho sentido y razón de lo que allá y en todo el país ocurre, y ello podría darle buenos dividendos.
Y que conste que nada tiene nada que ver con aliarse con Alejandra Barrales o Beatriz Paredes para llegar al Gobierno del DF.
No, Navarrete basa su eslogan y campaña en la importancia que las mujeres tienen en la actualidad en México y sobre todo en esa urbe, pues constituyen más del 50 por ciento del padrón electoral, cada vez juegan un papel más importante en la sociedad pues están en todos lados, en todas las actividades y cada día demuestran su capacidad, inteligencia, compromiso y responsabilidad, pues nada más allá en el Distrito Federal, de acuerdo con el censo de 2010, de un millón de hogares encuestados, en 750 mil las mujeres son las que llevan las riendas y los sostienen, con sus hijos y los padres de ellas.
Y qué decir de todo lo que hacen durante el día y que no es reconocido ni pagado, pues son quienes dan estabilidad a la familia, cocineras, maestras, psicólogas, buenas administradoras, costureras y muchas cosas más.
¡Uff!, qué susto el que causó el senador Navarrete con eso de que ¡Vamos Juntas!, como personas comprometidas y como fuerzas, por supuesto, pero tiene mucha razón.