Cuando una dependencia pública es muy criticada en los medios, se puede entrever que algo está fallando, sobre todo en la cabeza que la dirige, y de ahí los señalamientos.
Por otra parte, cuando el titular de algún organismo oficial resulta muy elogiado por la prensa, pues la opinión pública –que no es nada ingenua– de inmediato se pone a sospechar si no habrá algún desvío presupuestario que sustente en lo oscurito ese buen manejo sobre tal actuación.
Lo ideal, entonces, es que de una oficina se hable poco, y poco se diga también de su titular, porque eso es señal de que se están haciendo correctamente las cosas y de que no se insufla con dineros públicos a plumas y medios para promover una pretendida buena imagen personal.
La llegada del contador Gonzalo Morgado Huesca como titular de la delegación estatal del ISSSTE hace algunos meses cumplió esa premisa de sacar de la agenda de los medios –y sobre todo de las primeras planas y las notas destacadas– los señalamientos sobre malas actuaciones de los empleados del Instituto que ofrecen servicio a los derechohabientes.
Es que el ISSSTE es una papa caliente porque tiene como usuarios a infinidad de empleados gubernamentales, y en especial a un sector aguerrido como el de los maestros, que exigen con razón un trato de primera calidad, sobre todo en los servicios hospitalarios, pero también en el otorgamiento de las otras prestaciones, como préstamos personales y para vivienda, por nombrar un ejemplo.
A su llegada a la delegación, Morgado se dedicó a poner orden y a mejorar el trato del personal hacia los derechohabientes. Político de mano dura y pocas concesiones, el ex presidente del PRI estatal, ex diputado federal y ex alcalde de su natal Martínez de la Torre, de inmediato organizó la oficina para hacer más eficiente la atención al público y dar respuesta inmediata a las quejas contra empleados que no cumplieran a cabalidad con su encargo de ofrecer un trato amable y expedito.
Tampoco es que el contador Morgado vaya a resolver en meses los problemas estructurales que padece de años el ISSSTE, pero al menos con su llegada se agilizaron los trámites y se ha reducido el tiempo en que los peticionarios reciben atención.
Algo es algo… algo es mucho en realidad.
El “Tío Gonza” o “Capi Morgan” –como lo conocen sus amigos que lo quieren– ha impuesto su forma de ser, su carácter, para algunos hosco pero muy efectivo a la hora de las correcciones, y consiguió avanzar en uno de los talones de Aquiles que ha sufrido el Instituto desde siempre.
He ahí la razón de que en los últimos meses se hable poco del ISSSTE, y que lo poco que se hable sea para bien, como el avance en la oferta hospitalaria para su público cautivo, con instalaciones de primer nivel y tecnología de punta que ya funcionan en el puerto de Veracruz.
No cabe duda que más sabe el diablo… por diablo.

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