Sale el secretario de Salud después de unos cuantos meses en el puesto. Esto podría ser considerado una transición normal, salvo por algo que jamás se había visto antes y que habla de una pulcritud pocas veces observada en los funcionarios públicos. En su despedida, el secretario de Salud afirma tajantemente que hay una cantidad impresionante de corruptelas en la Secretaría de Salud del estado de Veracruz (cualquiera que sea su nombre oficial). Y lo anuncia a los cuatro vientos, para que los medios de comunicación recojan su mensaje y lo entreguen a la mayoría de los ciudadanos de Veracruz.
Pocos son los medios que recogen y detallan la información que proporciona el hoy ex secretario de Salud, lo cual habla del poco compromiso con la información y el escaso respeto por sus lectores.
Una afirmación de este tipo provoca una sensación de hambre y sed de justicia (recordando a Luis Donaldo). La población que carece de un óptimo servicio de salud debiera ser la primera indignada. Enseguida debiera indignarse la ciudanía, esa conciencia ciudadana que debe existir en cada estado que se precie de democrático. Enseguida el propio gobierno estatal debiera preocuparse, pues la Secretaría de Salud ha pasado auditorías de la Contraloría del estado y del Orfis que no han detectado nada de lo que denuncia el ex secretario de Salud, lo cual habla de incompetencia si se es bien pensado o de complicidad si se es malpensado. Y lo más grave es que de alguna manera, estas declaraciones obligan al gobernador a tomar cartas en el asunto, pues no puede solapar corruptelas en dependencias del Ejecutivo estatal.
Es un secreto a voces que las clínicas de salud, sobre todo las más alejadas de las cabeceras municipales, padecen de muchas carencias. Enterarse de boca de quien fue secretario de Salud que parte de esas carencias se deben a negocios particulares, ya sea de sindicalistas o de empleados, es verdaderamente lamentable.
Una sola persona que haya sufrido por falta de medicamentos, porque éstos fueron revendidos para negocio de un particular. Una sola persona que haya sufrido por falta de combustible en una ambulancia para su traslado, cuando hay desvío de recursos para gasolina. Un peso que hubiera hecho falta para material de curación de un veracruzano y que haya sido desviado. Todos ellos son actos criminales que ni ciudadanos ni gobierno debemos permitir que sucedan.
Los próximos días veremos el actuar de las autoridades. Aunque no se duda de la palabra de Antonio Nemi, las autoridades correspondientes tendrán que realizar las pesquisas necesarias. Y el resultado se verá. Los que creemos en la palabra de Juan Antonio y en las más de 90 denuncias presentadas, esperamos que las averiguaciones lleven a consignaciones y sobre todo a la reparación del daño. Los que creen que hasta la justicia se politiza en Veracruz, esperan que a la corta o a la larga, y de manera muy discreta, se resuelvan a favor de los presuntos responsables, con lo cual el mensaje sería: Tuvimos de secretario de Salud a un mentiroso, que al salir afirmó cosas que no se pudieron probar y comprobar, y por ello no se determinó ejercicio de la acción penal.
Vaya embrollo político para el gobierno del estado, pues el gobernador no puede reconocer su equivocación al designar a un secretario de Salud supuestamente mentiroso. Tampoco puede aceptar que exista sospecha de corrupción en una secretaría que depende del Ejecutivo, y mucho menos permitir que actos ilegales queden impunes, después de haber sido investigados y documentados con la diligencia que todos reconocemos en Nemi, pues si algo tiene, es ser cuidadoso y muy eficiente en lo que documenta y afirma.
Al final, veremos si hay transparencia y rendición de cuentas en el destape de una cloaca (si se le cree a Nemi), o en acusaciones vanas (si se cree que miente). Es más, debí haber escrito, en el destape de una presunta cloaca en la Secretaría de Salud.
De lo que sí estoy seguro es de que los veracruzanos ya estamos hartos de que exista la presunción de desviación de recursos que debieran ser para el bienestar de los habitantes del estado, y que supuestamente llegan a bolsillos particulares en lugar de usarse para el beneficio de la sociedad.
Veracruz presume de ser un estado avanzado y líder en el país. Hoy le toca, una vez más, ejercer ese liderazgo limpiando esta y otras muchas cloacas que seguramente habrá en nuestro estado.
También esperamos que tanto la Contraloría del estado, es decir el contralor del estado que avaló los registros de bienes sustraídos de la Secretaría de Salud, sea llamado a cuentas. Lo mismo esperamos de quien era titular del Orfis y aprobó los manejos que hoy sabemos –conforme a lo declarado por Nemi– eran malos manejos de los recursos de la Secretaría de Salud.
Y esperamos ver que nadie goce de impunidad en el estado, ni los sindicatos, ni los recomendados, ni los amigos. La ley primero y el bienestar de los veracruzanos ante todo.

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