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Duarte, chistorete fatal
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2015-09-29 - 11:30
El gobernador hace añicos el proceso sucesorio del 2016

Si con un Yunes de enemigo el gobierno de Javier Duarte está de cabeza, que será a partir de este domingo en que formalizó su ruptura con todo el clan.
Miguel Angel Yunes, Héctor Yunes, Pepe Yunes, así como los hijos del primero Miguel Angel y Fernando, uno diputado federal, tres senadores y el presidente municipal de la primera ciudad turística más importante de Veracruz, Boca del Río, a partir de esta fecha fueron obligados a pintar su raya.
Y por si fuera poco el peor chiste político dicho en público por Javier Duarte como gobernador –y mire usted que ha acometido un sinfín de desatinos- lo confronta con la misma federación a la cual ironiza, en su afán por atropellar a Pepe Yunes, “por votar en favor del aumento del IVA”.
Muy seguramente se le revolvió de nueva cuenta el estómago al presidente Enrique Peña Nieto tras enterarse de la nueva confronta tras la humillación al senador Héctor Yunes Landa.
Es tan grave que solo le deja un camino, una decisión.
El punto es que si ya no hay garante electoral para el 2016 en favor de Pepe o Héctor que son la proyección federal prevista, entonces ¿Qué hacer?
¿Tendría que irse Duarte a su casa luego de solicitar ya mismo una licencia o el presidente Peña Nieto deberá someterse a la potestad del irascible mandatario y dejarlo que imponga a Alberto Silva, a quien si se la garantiza?
El chistorete, que más bien fue una ruptura disfrazada, ya por lo pronto hizo añicos el proceso sucesorio del 2016.
Pepe Yunes que iba a la cabeza en la percepción ahora se mueve en paralelo a Héctor Yunes, quien le aguantó todo de enero para acá hasta que el señor gobernador le faltó al respeto a su familia, lo avergonzó en público y con sus ocurrencias rompió el hilo por lo más grueso.
Héctor Yunes a la velocidad del rayo se vuelve a reposicionar al tiempo que enardece a sus huestes que, ahora sí, van con todo.
La caña de pescar pues pasará a la historia como el ignominioso símbolo de una ruptura que hace meses se venía venir con Héctor, ya que la de Pepe ha sido más que evidente.
La caña de pescar dará lugar a toda una cruzada por el derrocamiento del ejecutivo o llevarlo a juicio político o esperar a que termine su gestión en unos meses para pasarle la cuenta.
Duarte como responsable constitucional de su equipo de gobierno tendrá que responder por sus colaboradores no ante la Auditoría Superior de la Federación que al igual que la PGR han actuado de manera sospechosa, como tapaderas.
No. Ahora el tema estará en la cancha de la Fiscalía General del Estado –y favor de no imaginar a Luis Angel Bravo Contreras, quien el primero de diciembre del año próximo huye del país-, sino de la nueva Fiscalía, la del 2016, que habrá de actuar por el daño patrimonial provocado al pueblo veracruzano.
Pero el drama no termina ahí.
Eso es tan solo la punta del iceberg ya que en el DF la preocupación por resolver la sucesión del 2016 se acrecienta.
Por lo pronto Javier Duarte dejará de ser la pieza clave en el proceso sucesorio ante el desgarre político que se vive. El centro tendrá que meter la mano de manera directa para no perder la plaza y en paralelo restaurar el tejido social verdaderamente irritado ante tanto desatino y mal gobierno.
La noche misma del domingo, en cónclave, los Yunes empezaron a dibujar las estrategias a seguir. Una, pronunciarse en conjunto en contra del delirio persecutorio que ha desatado sobre ellos Javier Duarte.
Dos, solicitar audiencia con el Presidente de la República para exponer el estado de persecución política –amén de las crisis económica y social, la inseguridad, etc., etc.- que se vive en Veracruz luego de repetidos enfrentamientos, amenazas y acusaciones ministeriales sin fundamento.
Y tres, tanto el diputado federal como los senadores habrán de solicitar al Congreso de la Unión un pronunciamiento de cara a la ingobernabilidad producto de la inseguridad que se vive en la entidad.
Hoy por más que se quiera justificar que el gobernador está mal asesorado o que es aconsejado por pendejos; por más que se diga que sus pronunciamientos reflejan el sentir de ocho millones de veracruzanos y que los enemigos de Veracruz son los Yunes, una preocupación recorre la espina dorsal de la entidad.
¿Es acaso que el señor gobernador ya se alejó de la serenidad y reflexión que requiere todo hombre con tan alta responsabilidad y entró en un estado de exacerbación que no puede controlar?
Veracruz ha vivido en los últimos cinco años momentos verdaderamente difíciles, intensos, plagados de situaciones irritantes, de frustraciones y ese persistente no quedar bien con nadie y ello se ve reflejado en su grosera actitud, en sus respuestas ásperas, en querer mandar todo al carajo.
Si es así valdría la pena reflexionar en que todo tiene su tiempo y que más vale un aquí corrió...
Más que por la salud del gobernante es por la salud de Veracruz.
De no ser así y seguir creyendo en el aquí ¡No pasa nada! estaremos de cara al diluvio que viene. Los Yunes velan armas.
Tiempo a tiempo.

*Premio Nacional de Periodismo

Los contenidos, estructura y redacción de las columnas se publican tal cual no las hacen llegar sus autores.

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