Aquí si hay de dos sopas: o Héctor es un hombre verdaderamente leal al partido en que milita, firme en sus principios y busca la unidad aun teniendo que sentarse en la misma mesa que el gobernador que lo ha humillado o, como dicen algunos, es oportunista, ambicioso y no lo importa lo que haya que hacer para alcanzar el poder.
Cada quien saca sus propias conclusiones y ve las cosas dependiendo del lado en que se encuentre.
Muchos de sus adversarios, incluidos algunos priistas, lo descalifican y lo empiezan a señalar como aliado del mismo gobierno al que critica. Más de lo mismo pues.
Otros, sus allegados y aun gente que no es priista, señalan que su postura muestra la lealtad al partido y no a ciertos intereses particulares o de grupos.
Que no quiere la gubernatura a cualquier costo. Qué prefiere la unidad al desastre que significaría en estos momentos una desbandada, una salida por berrinche. No es su estilo, añaden.
En la Cumbre de la Casa Veracruz del Martes, Héctor se mostró siempre serio, incluso cuando el gobernador se carcajea, quien sabe por qué motivos, el de Soledad de Doblado tiene un gesto adusto y gira su rostro contrario al gobernador. No le hizo gracia el chiste.
Señal-dicen sus allegados- que Héctor no está cómodo, no se siente a gusto y solo va por respeto, por mantener la unidad priista, por lealtad a su partido y no por solapar a quienes encabezan a esta administración.
Sus intensiones siguen firmes y promete encabezar un gobierno diferente, nada más.
Es de dudar que si llegase a ocupar la gubernatura aplicaría la ley a los saqueadores del erario público.
Podría tocar a funcionarios menores, no al mandatario. Su lealtad priista, esa que muestra al sentarse en la mesa del gobernador, se lo impediría. Vaya se lo impedirían quizá desde lo más alto.
Tendría que seguir las reglas del juego en el que ya se metió de lleno, en el que lo metió el propio gobernador al sentarlo junto a él y junto a los otros fieles fidelistas. Quedó envuelto en las jugarretas del poder.
Y Héctor se siente seguro. Ya lo dijo ayer: “No me voy del partido si no soy elegido, pero seguro soy el candidato”, mientras que el gobernador-según algunas versiones- dijo que en esa mesa estaba sentado el próximo gobernador de Veracruz. “Les pido seguir trabajando en unidad”, añadió.
Ahí están las dos sopas de Héctor: Una que es más de lo mismo y la otra que es leal a sus principios y a su partido, aguantando las jugarretas que le arman para incluso, bajarlo en las encuestas y mostrarlo aliado de sus propios enemigos políticos. ¿Cuál le gusta más amable lector?

LA DINASTÍA CALLEJAS PREPARA EL ASCENSO DEL VÁSTAGO

Sin que nadie lo detenga, Juan Nicolás Callejas Arroyo aumenta su poder político y lo transfiere ahora a su hijo Juan Nicolás Callejas Roldan.
Primero le cedió el control de Equipo Político en la Sección 32 del SNTE, su feudo, y ahora lo prepara para que ocupe la diputación que el PRI siempre cede al SNTE de los Callejas.
Ayer tomó posesión de la Secretaria de Operación Política del Comité Ejecutivo Estatal del PRI y desde ahí a las alturas pues seguramente ocupará el mismo cargo en el Congreso que su padre. Todo está fríamente calculado y el gobierno sabe que en ellos tiene a sus mejores aliados.
Así se hacen las cosas en Veracruz. Los caciques al poder y los maestros, a quienes supuestamente representan, al confesionario, a evaluarse pues, les guste o no.
Juan Nicolás Callejas Roldan llegará a ser diputado, seguirá mangoneando a la sección 32 del SNTE y continuará al frente del Equipo Político de esa organización porque tiene una alianza con el gobierno, no con los maestros.
A ellos solo les exprime las cuotas sindicales que por cierto, suman cantidades exorbitantes si se toma en cuenta el numero de agremiados de la sección.
Y así será mientras los trabajadores federales lo permitan y dejen que lideres corruptos se enriquezcan a sus costillas.
Ya está comprobado que las bases no son quienes realmente pueden removerlos de sus falsos liderazgos a los que por cierto, se aferran a capa y espada a sabiendas del poder económico que obtienen.
Quien tiene el poder de eliminarlos es el mismo gobierno, tal y como lo hizo ya a nivel nacional primero con Carlos Jongitud Barrios y hace poco tiempo con Elba Esther Gordillo Morales.
Solo así, como delincuentes, amenazados y perseguidos es como pueden abandonar la organización sindical de la que viven y de la que obtienen los cargos públicos, diputaciones y senadurías.
De ahí los estratégicos amarres de Juan Nicolás Callejas Arroyo con el PRI cuando Elba Esther salió del partido y fundó Nueva Alianza.
Protegió su cacicazgo en Veracruz y se alió a los gobiernos priistas que lo cobijaron y le ofrecieron todo, hasta convertirlo en un político indispensable para el régimen, dejando sola y sin apoyo moral ni económico a su mentora, Elba Esther Gordillo Morales.
El guía Moral abandona la batuta que mantuvo por más de 30 años y la cede a su hijo para que la mantenga otros 30 años más.
Así será, si las cosas no cambian en Veracruz.

P.D. Feliz año nuevo a todos nuestros amables lectores. Que el 2016 sea un año próspero y de mucha salud.