06 de Mayo de 2024
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El fantasma del terrorismo
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2016-08-06 - 09:25
Imparable parece el terrorismo desbordado del llamado Estado Islámico (EI), sea perpetrado directa y materialmente por éste, o por inspiración religiosa e ideológica.
Se me hace ridículo cuando en las noticias se informa de un atentado en el que mueren 20, 30 o más personas, y luego se agrega: “Se investiga si se trata de un acto terrorista…” (?). Bueno. No resulta tan ridículo si nos atenemos a una segunda acepción del término “terrorismo”: “Conjunto de actos violentos llevados a cabo por una organización o grupo político frente al poder establecido, para la consecución de sus fines” (Pequeño Larousse Ilustrado). Efectivamente, esto restringe los elementos a considerar para que un acto de terror pueda ser declarado como “terrorista”.
Entonces, de acuerdo a esto, no constituye terrorismo, por ejemplo, que Estados Unidos bombardee con un avión no tripulado “drone” un hospital en Afganistán y mueran 20 civiles entre internos, médicos, enfermeras, etcéteras.
Pero sí es “terrorismo” que un afgano o de origen afgano ametralle, en represalia, a igualmente civiles o se haga explotar con un chaleco de bombas para asesinar a una multitud en Estados Unidos o algún país europeo.
Aunque sí es uno de los elementos causales en todo el asunto del aumento progresivo de los atentados contra civiles en el llamado mundo occidental, es una premisa falsa enfocarse en la religión para explicar el fenómeno. ¿Entonces no tiene que ver el que Estados Unidos y sus aliados europeos, sintiéndose la policía del mundo, vayan y “arreglen” los asuntos de las naciones árabes, dejando en el proceso su porción de daño colateral, es decir, miles de civiles muertos, niños, mujeres, ancianos…? ¿No tiene que ver que por derrocar a un líder, previa y convenientemente satanizado por los medios de comunicación occidentales, se bombardee brutalmente a un país y que al final queda peor de cómo estaba antes?
Se ha hecho políticamente incorrecto, principalmente entre los mexicanos, estar de acuerdo con cualquier cosa que diga el candidato a la presidencia de Estados Unidos. Donald Trump. Sin embargo, en una reunión del Partido Republicano éste declaró: “Si Saddam Hussein y MuamarKadafy siguieran en el poder no existiría el Estado Islámico”… Fue significativo que ante esa afirmación se hizo un silencio total entre los asistentes, como señal de que no había qué objetar ante lo dicho por el empresario inmobiliario.
El Estado Islámico surgió del caos que se generalizó en esa zona del mundo después de las intervenciones bélicas de Estados Unidos y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), y directamente de la llamada “primavera árabe”.
Así que la religión, aunque es una de las aristas a considerar, dista mucho de ser la causa fundamental de los actos terroristas que tienen sumidos en verdadero pánico a los habitantes de Europa occidental y, en menor grado, también a los Estados Unidos; en general, a todo el mundo.
Con el detonante de la intervención bélica de los países occidentales en el Medio Oriente, entonces sí, la religión, el Islam, se vuelve medio de cohesión de los agraviados para tomar represalia, para estar unidos por la fe y un nacionalismo que va más allá de lo estrictamente árabe o persa. Y aquí me permito no estar de acuerdo con la apreciación general de que esa religión no es en sí beligerante. El Islam sí es intrínsecamente violento. Después de cada atentado surgen voces que proclaman inmediatamente “el Islam no es así”, “los verdaderos musulmanes no recurren a la violencia”… Falso. Desde el mismo Corán, la religión de Mahoma exhorta a hacer la guerra contra los “infieles”. Aunque haya musulmanes que por el momento no incurren físicamente en actos de violencia, por lo menos en su mente están siempre en una constante yijad (guerra santa) contra quienes se niegan a proclamar que “¡Sólo Alá es grande!” Y eso – reitero – con la mecha de las agresiones militares de Estados Unidos y sus aliados, es una bomba de tiempo que tarde o temprano va a pasar de la guerra espiritual a la material.

Inmigración y terrorismo

Millones de árabes y africanos han emigrado y siguen emigrando hacia países de Europa occidental y a Estados Unidos, en busca del alto nivel de vida que proporciona a todos los estratos el sistema económico de libre mercado. Pero los musulmanes que llegan a esos países quieren sólo ese bienestar económico familiar; no quieren amalgamarse con la cultura e idiosincrasia de la nación huésped. Se encierran en ghettos(ellos se encierran, no los encierran) para practicar su religión. Es más, enfatizan intencionalmente todo lo que los diferencie de los autóctonos desde la práctica directa de su credo (rezos cinco veces al día donde sea que se encuentren, asistencia a la mezquita, ayunos…), la vestimenta, lo que ya ha causado gran controversia pues en el caso de Francia, por ejemplo, se tuvo que prohibir a niñas y muchachas de origen árabe y africano el uso del velo en la escuela, pues es señal de sometimiento de género. Y el trato represivo que en esa religión se da a las mujeres también ha creado pugnas sociales y hasta judiciales en occidente.
Los perpetradores de los atentados recientes han sido ciudadanos del país golpeado; franceses los de París y Niza, y belgas los de Bruselas. Esto demuestra que los musulmanes no se integran a la nación que les dio refugio, libertad y prosperidad económica; su mente y añoranza está en el país de origen y en la Meca, núcleo geográfico y simbólico del islamismo mundial.
La solución no es tan difícil, al menos en teoría, para Europa y Estados Unidos: dejar de intervenir, dejar de meterse en los asuntos de los países del Medio Oriente, incluido el dejar que Israel se las baraje solo, como pueda.
Pero como es bastante difícil que los intereses de los gobiernos occidentales permitan que se dé esa neutralidad que sería lo prudente, es de esperarse que poco a poco vaya imponiéndose la “solución Trump”, es decir, agarrar parejo y llevar a cabo medidas de abierta discriminación y expulsar, o por lo menos tener bien controlados a los que profesen el islam, o peor aún, hasta a los que simplemente tengan características raciales árabes o africanas.
En mi colaboración sobre los atentados del 13 de noviembre del año pasado en París, pronostiqué, y lo vuelvo a decir ahora con lamentación: al no haber solución al momento, sólo es cuestión de tiempo para el próximo atentado grande en algún país de Europa occidental o en Estados Unidos.
Y hasta el próximo sábado, si Dios lo permite.

raulgm42@hotmail.com

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