A lo largo de mi peregrinar por el mundo de la “grilla”, he observado un fenómeno muy curioso: las férreas críticas de la oposición de izquierda y derecha al PRI, pero eso sí, tanto el PAN y el PRD y ahora Morena, principalmente, están atentos a las fracturas en el tricolor, para salir a “pepenar” a los priistas inconformes.
Estas prácticas de “veletismo” político se han incrementado a partir de que los tecnócratas se empezaron a apoderar del partido, lo que pone de manifiesto que no es lo mismo recaudar impuestos que hacer política. Todo indica que vamos por el mismo camino de cara la 2018: imponer candidatos sin mérito alguno.
Esto trae como resultado un fenómeno auténticamente increíble: ¡el PRI pierde ante el propio PRI! veamos algunos casos significativos.
A finales del sexenio de Miguel de la Madrid, un grupo de priistas inconformes liderados por Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo, crearon la Corriente Democratizadora, en lugar de jalarlos, los recién empoderados tecnócratas con Salinas a la cabeza, decidieron expulsarlos, el resultado fue que en el 88 estuvimos a un tris de perder la presidencia y años más tarde, el ingeniero Cárdenas sería el primer jefe de gobierno opositor en la CDMX, posición que no podemos recobrar.
En el sexenio de Zedillo, grillado por Genaro Borrego, el mejor candidato del partido para Zacatecas fue bloqueado, por lo tanto, Ricardo Monreal fue cachado por el PRD y nos ganó el ejecutivo estatal, además, en el 2018 podría ser jefe de gobierno de la CDMX abanderado por Morena.
En el año 2000, el priista Pablo Salazar Mendiguchía fue impedido de ser candidato a gobernador de Chiapas por “las pistolas” de Patrocinio González Blanco y por ende, fue postulado por una coalición opositora, así pues, de la mano del “efecto Fox”, nos arrebató el gobierno en aquel estado.
En años más recientes, tenemos el caso de Sinaloa, donde Malova fue “tacleado” por Jesús Aguilar Padilla para no ser candidato, pero gracias a la intervención de Paco Labastida (qué así mostró su verdadero rostro), se fue por la oposición para alzarse con el triunfo.
En Tabasco, tenemos el caso de Arturo Núñez, que con un enorme caudal de méritos para ser gobernador, fue constantemente boicoteado por Roberto Madrazo, para finalmente buscarla por el PRD y ganar la gubernatura echando al PRI de la Quinta Grijalva.
Guerrero es otro caso singular, Ángel Aguirre se acostó priista, se levantó, Manlio y Beatriz le negaron la candidatura, y al tercer día, abanderado por el Sol Azteca, les comió “el mandado” con el mal candidato de Beltrones, Manuel Añorve.
Pero no vayamos más lejos, en enero Carlos Joaquín era subsecretario de Turismo del presidente Peña, Beto Borge lo persiguió para que no fuera candidato de nuestro partidazo y para el cinco de junio Carlos le metió una tunda de pronóstico reservado al PRI en Quintana Roo.
Veracruz y Durango también son ejemplos recientes, pero bueno, lo que importa es aprender de los errores: no hay peor rival de un priista que un priista resentido, por eso hay que hacer política, mucha política y esto comienza por respetar los méritos de los militantes.
Por su parte la oposición, seguirá simulando que combate al PRI, porque al final del día, depende de las divisiones del partido ¿verdad Andrés Manuel?

*Vivencias de Rafael “El Negro” Cruz, editadas por Javier Roldán