26 de Abril de 2024
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De futbol y “homofobia”. La Navidad
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2016-12-24 - 14:56
Pues resulta que otra vez nuestro país – la Federación Mexicana de Futbol (FMF) – fue sancionado y multado con 20 mil francos suizos (alrededor de 400 mil pesos) por el ya firmemente enraizado, imposible de remover “¡puto!” de los estadios de futbol.
La corruptísima Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA) – prácticamente todos sus altos dirigentes anteriores de Joseph Platter para abajo pasando por Michael Platiní, Beckenbauer, etcétera, si no están en la cárcel, por lo menos están indiciados – se rasga las vestiduras y vuelve a castigar, en un intento de acabar con el folclórico grito – no nos conocen a los mexicanos –, arenga que ya se internacionalizó, y no sólo en otros países iberoamericanos, sino hasta en estadios de naciones tan lejanas y ajenas a nuestra lengua como Bielorrusia y Ucrania donde se ha escuchado en partidos internacionales.
Si nos dijeran que esa expresión en los estadios se debe erradicar porque los mexicanos quedamos como groseros, como vulgares, de acuerdo. Pero no; quieren acabar con el grito porque – según – el “¡puto!” ofende a los sexualmente desviados. Es sorprendente el poder del lobby homosexual.
Decía que parece que no nos conocen a los mexicanos. Desde que empezaron a exhortar al público futbolero que pararan el grito, se empezó a vociferar con mucho más enjundia. Y vino la primera sanción por parte de la FIFA y el volumen de la gritería aumentó considerables decibeles. Entre más nos digan, más lo vamos a hacer; así somos. Y todavía nos dicen que debemos pararle porque ofendemos a los maric… perdón, homosexuales.
Y la proverbial puteada ya se extendió al futbol americano, pues en el partido de la NFL que se celebró en el estadio Azteca entre los Raiders de Oakland y los Texanos de Houston (y eso que ahí no hay portero) los compatriotas entusiastas del deporte del ovoide no se quisieron quedar atrás y empezaron a lanzar el tan amado como odiado epíteto a los pobres que dentro de su utilería y su casco, cada vez que daban una patada de salida, o un gol de campo o punto extra, ni sabían lo que pasaba al verse envueltos y apabullados por el masivo y estridente “¡puto!”.
Sabiendo cómo somos, podrán excluir a México de todos los eventos futbolísticos internacionales; podrán cancelar la liga mexicana de futbol; ¡es más!, podrán prohibir totalmente el balompié en nuestro país, que dentro de los jardines de las casas, en las cascaritas, se va a seguir puteando cuando despejen los porteritos colocados entre dos camisetas o mochilas puestas para marcar las porterías.
Y si quieren tener el 0.01% de probabilidades de acabar con el susodicho grito, que se dé otra razón o argumento. Porque si se le sigue diciendo al pueblo mexicano que no debe lanzar esa arenga porque al gritar “¡puto!” se ofende a los putos, es tanto como decirles “¡griten, griten, y cada vez más fuerte!”.

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“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz.”
Isaías 9: 6, escrito 700 años antes de que sucediera

Son tiempos de Navidad otra vez. El espíritu de la mayoría se levanta, vienen momentos de fiesta, y ese espíritu es alentado con los adornos en las casas particulares, luces, arbolitos con esferas, series de foquitos y demás, nacimientos con figuritas o figurotas de María, José y el niño Dios, y aunque extranjerizante y nada que ver, pero al fin y al cabo da alegría a algunos niños, también santacloses luminosos, en eterna pugna con los sí nuestros maravillosos reyes magos. Nuestro gobierno también contribuye al ambiente de festividad adornando palacios de gobierno, parques, postes de alumbrado público, etcétera. Posada por aquí, posada por allá. Los aguinaldos que empresas y gobierno pagan en estas fechas también contribuyen a la euforia y alegría en el adviento y días posteriores.
Y los regalos. De acuerdo a las posibilidades de cada quien se sigue esa bonita tradición de dar presentes con motivo del nacimiento de Cristo.
Debemos tener cuidado de las excepciones. Algunos renglones anteriores escribí “el espíritu de la mayoría”, infiriendo que no todos. El ambiente de alegría y regocijo, paradójicamente, provoca el efecto psicológico contrario, negativo, en aquellos pocos que se encuentran solos en estos días, que tienen apuros económicos por no tener un empleo y por lo tanto no hay sueldo, aguinaldo ni nada; quienes el destino hace que muera un ser querido en estas fechas; niños que no van a recibir un regalo porque sus papás no tienen dinero para comprárselo. Que el nacimiento del Verbo, de la Palabra de Dios hecha carne, nos impulse a la caridad y misericordia hacia esas personas también.
Sin embargo no caigamos en las exageraciones de algunos amargados, socialistoides, izquierdistas, que despotrican contra la Navidad que por la comercialización, etcétera. Es cierto que todas las tradiciones materiales no tienen valor si no se tiene bien arraigado en el corazón el motivo de estas fiestas. Pero de eso a pretender que no haya arbolitos adornados, regalos, cena especial el 24, recalentado más rico aún que la cena de la noche anterior, ornamentos y luces de colores… Todas esas manifestaciones externas y materiales cobran gran importancia cuando salen del corazón y se tiene bien claro que el motivo de éstas es la llegada al mundo de Jesús, quien por el misterio de la trinidad es al mismo tiempo Dios e Hijo de Dios. Sí, de acuerdo a nuestras posibilidades pongamos y adornemos un arbolito en nuestras casas y oficinas, natural de preferencia, no nos dejemos llevar por las falacias de los fanáticos ecologistas; demos regalos, preparemos una cena especial, muy diferente, mejor que la de todos los días, y también, sin alcohol; porque desgraciadamente también en estas fechas muchos aprovechan para incrementar su aberrante consumo de bebidas alcohólicas.
La palabra Navidad es contracción de Natividad por el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo. Así que nada de “felices fiestas”; digamos FELIZ NAVIDAD a todos.
Y hasta el próximo sábado, si Dios lo permite.

raulgm42@hotmail.com

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