El 8 de febrero de 1794 nació en Hamburgo, Alemania, Friedrich Ferdinand Runge, fue un químico analítico alemán, estudió en Universidad Humboldt de Berlín y en la Universidad de Jena.
Runge llevó a cabo experimentos desde edad temprana, identificando los efectos midriáticos del extracto de belladona. En 1819, mostró su descubrimiento al escritor Johann Wolfgang Goethe, dramaturgo, novelista, poeta y naturalista alemán, quien lo animó a analizar el café. Pocos meses después, Runge identificó la cafeína.
En su época, siglo XIX, había escasos profesionales en el campo de la farmacéutica y él fue uno de los pocos que se distinguió por tener dos doctorados; gracias a su pasión por el estudio y la decisión del destino, llegó a ser encumbrado por sus hallazgos científicos destacados en la historia de la farmacología y la química como el descubrimiento del alcaloide cafeína, la quinina, la anilina, el pirrol ,el fenol, la atropina, los tintes de alquitrán y el método físico para la separación de elementos en una mezcla llamado cromatografía.
De origen humilde pero aferrado al conocimiento, no cejó en prepararse estudiando las disciplinas farmacéuticas y posteriormente en la química, inscribiéndose en la Escuela de Medicina de la Universidad de Berlín, posteriormente obtuvo un doctorado en Física. Tiempo después regresa a Berlín como profesor universitario y seguir trabajando en diversos experimentos de laboratorio. Viaja a París, Breslavia, Suiza, Francia, Inglaterra, Holanda y varias regiones de Alemania para dedicarse a la investigación y perfeccionar sus conocimientos. Escribió al menos siete libros sobre sus descubrimientos y cómo aplicarlos en la vida práctica, entre ellos Recientes descubrimientos fitoquímicos para establecer la fitoquímica científica y Cartas de mantenimiento; dedicó su vida a la ciencia, sin embargo, no fue reconocido por tan valiosas aportaciones muriendo sin familia, ya que nunca se casó, olvidado y en la ruina, el 25 de marzo de 1867.
Sin duda, lo más destacado en sus hazañas científicas fue el descubrimiento de la cafeína en 1920, trascendental mundialmente por hallar la justificación por la cual la mayoría de los humanos somos atraídos y adictos al café, e indirectamente, al refresco de cola, elaborado con dicho ingrediente. Por la aplicación equivocada de uno de sus métodos fue que descubrió el efecto de la belladona para la dilatación de la pupila.
Casualmente, Goethe presenció uno de sus experimentos en la universidad, quien sorprendido por los descubrimientos del joven científico, le propuso analizar los granos del café dando lugar al descubrimiento de la cafeína, uno de los 4000 compuestos químicos que producen algunas plantas conocidos como alcaloides. Además de existir en la planta del café también se encuentra en menor cantidad en el té, el mate y el cacao. Otros alcaloides son la cocaína, la heroína, la morfina, la quinina, la nicotina y la salicina que es el compuesto que origina la aspirina y es derivado del árbol del sauce.
La cafeína es el resultado de millones de años de evolución en las plantas del té y del café permitiéndoles controlar su entorno, es derivada de una sustancia primaria llamada xantosina; la planta del café tiene la capacidad introducir cambios en la estructura atómica de dicha sustancia para convertirla en cafeína.
Algunos de los beneficios de la cafeína para la planta: en altas concentraciones es tóxica para los insectos, al caer las hojas al suelo impiden el crecimiento de otras plantas que le resten nutrientes, en pequeñas cantidades en el néctar ayudan a las abejas a encontrar sus flores y así facilitar el proceso de polinización; en conclusión, este compuesto es benéfico en pequeñas dosis y tóxico en mayores.
También para nosotros resulta benéfica ya que provoca una serie de efectos activadores del sistema nervioso central, nos mantiene alertas, reduce la sensación de cansancio y fatiga, ayuda a mantener el esfuerzo intelectual y el estado de vigilia evitando sentir sueño, es un valioso vasodilatador.
A nivel mundial se beben alrededor de tres mil millones de tazas al día, los estudios indican que los efectos de la cafeína varían en cada persona, el consumo recomendado para recibir los beneficios y no padecer insomnio, dolor de cabeza, mareo, taquicardia, ansiedad y deshidratación entre otros síntomas por exceso, son de dos a tres tazas diariamente.
Recordemos a Ferdinand Runge por su dedicación científica y valiosos aportes cuando nos deleitemos con una rica taza de aromático café.
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