Jorge Arturo Rodríguez
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Bueno, ya se la saben: no vemos ni mucho menos percibimos que la inseguridad baje ni tantito; de igual modo el hambre y la dichosa impunidad. Quizás porque estamos ciegos, tuertos o, de plano, sea porque nuestros lentes necesitan una nueva graduación. A lo mejor cambiando de perspectiva. Es decir, los que vivimos equivocados somos nosotros. Nos dicen que vivimos un mundo y, desde luego, un México chingón. Pero es que nosotros somos los empecinados en saborearnos el pesimismo. Porque, en realidad, no pasa nada, sólo hay que disfrutar. Ser felices, aunque, de vez en cuando, la vida nos rompa el corazón, unos cuantos huesos y hasta amanezcamos sin vida. Sí, una perogrullada. ¿Quién carajos te obliga a ser negativo? Pos allá cada quien. Mientras tú y los tuyos vivan, o sobrevivan, sin desgracias y remordimientos, ¿pa’ qué te preocupas? Acuérdate que tienes solo una vida. Mientras, si gustas, pásatela bien y únete al Club de los me Vale Madres y ándate los días en la perorata. Bien lo dijo Efraín Huerta:
“Hablando
se
enciende
la
gente”.
Dicen que el que calla, otorga. Xenócrates escribió: “Me he arrepentido muchas veces de haber hablado; jamás de haber callado”. Ah, pero el pez por la boca muere. Recuerden que la boca habla mucho cuando el corazón está vacío, ¿o no Karl Kraus? Vayan midiéndoles el agua a los camotes, porque de que estamos de la chingada, lo estamos –¿seguiremos así o peor?
Por ahí leí que “Oxfam afirma que la desigualdad económica y social contribuye a la muerte de “al menos 21 mil personas cada día, o una cada cuatro segundos”, por falta de acceso a la sanidad, por estar expuestas a violencia de género, por el hambre o por la crisis climática.” (sinembargo.mx, 19/01/22). Ahí nomás, sin mencionar el desmadre con la Covid-19, los asesinatos y demás.
Bueno, ya se la saben; seamos breves: “No vale nada la vida…” Ahí se las dejo de tarea.
Los días y los temas
A propósito de su reciente película El callejón de las almas perdidas, Guillermo del Toro expresó: “En todas mis películas, para mí el monstruo más grande no es el monstruo, sino el ser humano.” ¡Ay, güey!
De cinismo y anexas
No piensen ni hablen, puede ocasionarles malestar cerebral o destrozo labial. Porque comenzar a pensar es comenzar a ser minado, dijera Albert Camus. Ya saben: quien piensa, ríe; quien no ríe es aquel que se limita a poner cara de pensar, ¿o no Fernando Pessoa?
Así que van unos chistes para pensar. A ver si es cierto que son muy chingones…
¿Cuál es el colmo más pequeño?
¡El colmillo!
***
Érase una vez un señor tan bajito, tan bajito, que la cabeza le olía a pies.
***
¿Qué le dice un espagueti a otro?
-¡Oye! Mi cuerpo pide salsa...
***
Le dice la profesora a Pepe:
-Dime una palabra que tenga muchas O.
-¡Muy fácil profe! ¡GOOOOOOL!
***
Dos amigos están en la calle. Uno pregunta:
-¿Qué hora es?
-Las doce.
-¡Qué tarde!
-Haberme preguntado antes.
***
¿Qué le dice un pollito a su enemigo?
- ¡CALDITO SEAS!
***
Un pez le dice al otro:
-¿Qué hace tu papá?
Y el otro le contesta.
-Nada. ¿Y el tuyo?
-Nada también.
Ahí se ven.
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