Samuel Aguirre Ochoa
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Mucho se ha dicho en los medios de comunicación sobre los sucesos que ocurren en Ucrania, pero pocos son los que analizan el fondo del problema, los que han intentado analizar las causas profundas que generaron el hecho de que Rusia haya decidido tomar la medida que denominó una “operación militar especial” que se enfocaría en la “desmilitarización y desnazificación de Ucrania”.
Derivado de esto, se han generado dos versiones sobre los sucesos en Ucrania: 1. Que se trata de un acto de legítima defensa de Rusia ante el cerco impuesto por la OTAN y los Estados Unidos, que pretenden dominarla y someterla para apoderarse de sus recursos naturales y 2. Que se trata de una invasión de Rusia, que tiene como fin apoderarse del territorio ucraniano, acusando al gobierno ruso de bombardear a civiles, de estar asesinando a mujeres y niños indiscriminadamente.
Tal como lo planteó el ingeniero Aquiles Córdova Morán en su colaboración para el Universal, el pasado 10 de marzo, quien señala que, después de la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos se convirtieron en los herederos de la ideología de Hitler, asumiendo la idea de hacerse del dominio absoluto del planeta entero, por lo que, a partir de allí, comenzaron a actuar para hacer realidad esta idea. A partir de esas fechas, de 1948 en adelante, el objetivo central de su política exterior fue asegurar y extender su poderío sobre el resto de países, utilizando como pretexto la preservación de la paz y la difusión de la democracia al estilo americano. Aunque la realidad era otra. Se trató de diseñar una estrategia que le permitiera mantener una situación de privilegio en cuanto a la posesión de prácticamente la mitad de la riqueza del mundo, estrategia que consistió en cambiar la forma en que viven los demás habitantes de la tierra, sometiéndose a los intereses de los grandes monopolios norteamericanos. Desde entonces el Pentágono se preparaba ya para enfrentar a su próximo rival: China.
Y estos objetivos siguen vigentes hoy. A Estados Unidos no le conviene que esté surgiendo una “China muy diferente a lo que fue la URSS, porque cuestiona su primacía económica, sus fundamentos de control tecnológico y compite con éxito en las relaciones comerciales internacionales. Rusia se ha reconstruido, mejorando sus capacidades económicas, reestructurando eficazmente su complejo militar e industrial y consolidando un núcleo dirigente más homogéneo. La nueva etapa es mucho más que todo eso, es un Oriente en el que se despliega con la India, con Indonesia y Paquistán” (El Viejo Topo, 11 de marzo de 2022).
Con el crecimiento de la economía China y el fortalecimiento militar de Rusia se configura una nueva transición geopolítica, pasando de un mundo unipolar a imagen y semejanza de Estados Unidos a otro multipolar, representativo del cambio de correlación de fuerzas económicas, tecnológicas, demográficas y, en último término, militares. Evidentemente, Estados Unidos se opone a esta reconfiguración y maquinó la amenaza de una tercera guerra mundial (Bloomberg, 11 de marzo de 2022).
Estados Unidos definió con precisión a los enemigos y organizó dos teatros de operaciones. El primer escenario tiene que ver con el mar de China Meridional, con Taiwan, como fractura político-militar. El segundo está centrado en Europa, con Ucrania como línea de frente.
El llevar la guerra a Europa fue bien visto por los dirigentes europeos. Y no hay que olvidar que el control real del conflicto ucraniano fue siempre de Estados Unidos y los aliados europeos aparecían sólo como miembros de la OTAN. Nunca hubo una evaluación europea de los peligros que sufría y de sus enormes costos. Dicho de otro modo, los intereses europeos siempre estuvieron subordinados a los objetivos geopolíticos de Estados Unidos y en donde el teatro de operaciones europeo era el secundario y preparatorio para el enfrentamiento con China. De esta manera, Europa quedó sometida a los intereses norteamericanos y rotas las relaciones con Rusia, dejando a Europa del lado americano en la creciente confrontación de bloques y a Rusia debilitada en la esfera de influencia de China.
La tensión entre Estados Unidos y Rusia por la expansión de OTAN ha ignorado en todo momento a Europa y sus intereses. Estados Unidos atacó el proyecto de gasoducto en el Báltico, el Nord Stream 2, desde el primer momento, contra el interés estratégico de Alemania y Europa Central. Cuando la invasión de Ucrania haya terminado, sea cual fuere el resultado militar, Europa aumentará notablemente su gasto en armamento, lo que disminuirá su nivel de vida real y habrá perdido competitividad al adquirir gas y petróleo más caros. Entretanto, Estados Unidos hará un magnífico negocio como gran exportador de ambos productos y de armamento, pues los norteamericanos aumentarán sus ventas de petróleo, gas, granos básicos y de armas,
La guerra llegó a Ucrania impulsada por Estados Unidos. En paralelo se ha ido creando un clima contrario a Rusia (bloqueando los medios de comunicación de origen ruso y permitiendo las campañas de odio en las redes sociales). La guerra está en el territorio que Estados Unidos quiso desde el primer momento; guerra que pudo evitarse con el cumplimiento de los acuerdos de Minsk. Pero tanto el gobierno de Ucrania como el de Estados Unidos estuvieron en contra y cuando apareció la Unión Europea lo hizo para amenazar al gobierno ruso.
El ejército ruso pudo haber destruido al ejército ucraniano como han hecho Estados Unidos en sus guerras, machacar rápidamente las defensas ucranianas, pero políticamente no está dispuesto a hacerlo.
El presidente Putin ha aclarado que no pretende apoderarse del territorio ucraniano en repetidas ocasiones. Rusia no es un país imperialista, no es un actor en el dominio de los monopolios y el capital financiero, ni la exportación de capitales juega un papel importante (salvo el efecto negativo de la fuga de capitales en curso), ni los trusts rusos juegan ningún papel esencial en la división de los recursos mundiales.
Rusia puede ser clasificada como uno de los países más poderosos del mundo solo con base a su fuerza militar. Desde el punto de vista económico no tiene las características de un Estado avanzado, sino de uno de la semiperiferia capitalista. Participa muy poco en la actividad imperialista por excelencia: el capital financiero de Rusia es pequeño, sus exportaciones son predominantemente de materias primas, su industria es débil, sus corporaciones multinacionales son menores y su economía está plagada de baja productividad laboral.
Vuelvo a insistir, la acción de Rusia emprendida en Ucrania fue en legítima defensa, ante el cerco militar de los Estados Unidos y la OTAN, que pretenden dominarla para abrirse paso en la conquista del mundo entero: lo mismo que quería Hitler. Eso significaría una desgracia para toda la humanidad.
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