Agustín Contreras Stein

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ES CIERTO que el presidente de la república, destapó antes de tiempo el proceso de sucesión con ciertas intenciones, por un lado, de mantener la atención en las cuestiones electorales, mientras que su administración busca cumplir con los compromisos contraídos, los que han sido difíciles de concretar por los proyectos, quizá mal planteados, que pretende sean el principal sello de su gobierno, pero que a estas alturas se han convertido en meros caprichos que tarde o temprano, le traerán muchos dolores de cabeza.

Volviendo al asunto sucesorio, el mandatario nacional, Andrés Manuel López Obrador, no ve con certeza otra posible victoria, cuando menos en las condiciones político electorales en las que ganó con desahogo, por lo que es evidente la preocupación que se refleja en su rostro, en cada mañanera, donde se conjuga también el cansancio y la impotencia de no poder, a tiempo, resolver este problema, debido, de alguna manera, a la oposición que se ha fortalecido y que solamente con algunas estrategias políticas pudiera salir adelante.

Pero este es otro asunto que en determinado momento tendrá que ser analizado, porque lo más preocupante para el presidente, como para morena, es sin duda, saber con precisión cuál será el impacto que tendrá su decisión respecto del o la presidenciable. Mucho se ha dicho que López Obrador, quiere que las fuerzas políticas internas del movimiento político que encabeza, lleven como candidata a la presidencia de la república, a Claudia Sheinbaum, quien no levanta ni siquiera dentro de morena, ya que se mueven, como es lógico pensar, diversas corrientes políticas que apoyan a otros aspirantes.

Marcelo Ebrard, por su parte, también se ha puesto en el papel de aspirante, porque sabe bien que sus bonos, incluso, son mayores que la propia jefa de gobierno de la ciudad de México. Hay otros tantos aspirantes que el mismo presidente puso en el escenario nacional, pero que ninguno, dicen, tienen probabilidades de ganar, como tampoco es segura la victoria de cualquiera de los dos mencionados y que pudieran tener mayor posibilidad.

El asunto es que López Obrador, esta consciente de que su popularidad es única, que no es transferible y qué por esa razón, cualquier candidato de su movimiento, la tendrá muy difícil, aunque desde la presidencia se opere en su favor.

Los presidenciables, son eso, solamente, los llamados a participar en una contienda interna, pero en una elección constitucional, las cosas son diferentes, por lo que no está seguro de su elección, aunque muchos digan que ya resolvió la nominación.

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CUITLÁHUAC, SIN OBRA QUE LO RESPALDE.

AL GOBERNADOR DEL ESTADO, Cuitláhuac García Jiménez, parece que se le fue el tiempo sin sentirlo y no tiene, hasta ahora, una obra significativa, ni en lo material ni en lo político que pueda ser importante para poder sostener la candidatura del futuro aspirante de su movimiento a la gubernatura del Estado.

Normalmente, después del tercer año de gobierno, en otras administraciones, se tenía un especial avance en este sentido, pero ahora no hay, que se sepa, una obra que se destaque por el servicio que preste, ni tampoco ha hecho lo suficiente en materia política para preparar el camino a quien tenga que buscar sucederlo, en la posición política más importante de la entidad.

Aun así, le queda tiempo para echarle toda la carne al asador y en lo que falta para concluir su administración, realizar un proyecto de grandes dimensiones, tal y como sucede en el plano federal. La pretensión del tren ligero para Xalapa, no prosperó, pero de aquí al final del dos mil veintitrés algo podría hacer para no pasar desapercibido en la historia política de Veracruz.

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DIRIGENTES DE LA OPOSICIÓN, A LA DEFENSIVA.

AHORA QUE SE HA corrido el rumor de que varios dirigentes nacionales, principalmente de los tres partidos políticos más importantes que integran la coalición política en contra de morena, serán acusados por diversos delitos, entre ellos, el enriquecimiento ilícito durante sus funciones en otros puestos de elección popular que han tenido, las autoridades judiciales podrían pensarlo dos veces, porque también en morena, hay quienes tienen cola que les pudieran pisar, ya que Mario Delgado, viene arrastrando problemas desde que fue responsable de las finanzas durante el gobierno de Marcelo Ebrard, al autorizar pagos que ahora se están considerando sospechosos.

Mientras tanto, los dirigentes de los demás partidos, principalmente del revolucionario institucional, están a la defensiva, sin dejar de oponerse a la reforma electoral que se encuentra en camino, lo que ha generado todos estos inconvenientes políticos.

El asunto tiene que ver directamente con las presiones ejercidas sobre los legisladores de los partidos políticos de oposición ante los rechazos que se han hecho evidentes en los recientes días.

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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.

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