Lenin Torres Antonio
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Si nos preguntamos ¿si “hay tiro” o “habrá tiro”? entre el conservadurismo prianista y el progresismo obradorista, el sábado 18 de marzo en el emblemático Zócalo y sus calles aledañas de la ciudad de México, se disipó toda duda a la posible competencia electoral y política que representa la oposición de la monstruosa y desnaturalizada alianza PAN-PRI y PRD, pues la gran mayoría del pueblo mexicano apoya la cruzada de moralización y de regeneración democrática que encabeza el presidente Obrador.
Como lo escribí hace unos días, “hay una gran diferencia en convocar para defender a los pillos del INE, y mentir que la democracia está en peligro, que convocar como lo ha hecho el presidente Obrador, para que ese 18 de marzo los mexicanos se reunieron a defender la soberanía nacional. Esta diferencia es fundamental darnos cuenta, principalmente la oposición, pues mientras el presidente Obrador lucha y representa un verdadero cambio de mentalidad y de cultura política, la oposición sigue defendiendo lo indefendible, sin un proyecto alternativo de nación, y lo peor, sin una renovación de liderazgos que ha permitido que hasta la esquizoide Lilly Téllez piense que puede aspirar a ser su candidata en el 2024. Una vez más, si no rectifica y se incorpora a la 4ª T., descanse en paz esa clase de oposición” (2).
Pero esta concentración de los mexicanos no tan sólo demostró cuantitativamente que la mayoría defienden y son aliados de la 4ª T. que lidera el presidente Obrador, además, demostró que el despertar del pueblo mexicano llegó para quedarse, y que tiene consciencia social y política, y sabe distinguir entre un buen gobernante como lo ha sido AMLO, de los impostores que buscan “el poder por el poder” para volver a la cultura de la simulación y la corrupción.
La oposición prianistas y sus defensores mediáticos no han ocultado su frustración de constatar que su marcha en defensa de los corruptos del INE no tenía comparación con la concentración libre, consciente y valerosa de mexicanos y mexicanas de tomar en sus manos la construcción de su historia y ratificar el apoyo a la 4ª T. que liderea el presidente Obrador.
Así pudimos contrastar que mientras que a los asistentes a la marcha “en defensa de los corruptos del INE” explicaran la razón de su presencia, repetían sentencias incoherentes y absurdas, como que “el presidente Obrador quiere desaparecer al INE”, o que, “la democracia está en peligro”, o como, le dijo una persona al presidente Obrador, “por qué quiere quitar al INE si por el INE ganó la presidencia”, mostrando en su interpelación ignorancia, porque el presidente Obrador ganó por el contundente voto de los mexicanos no por el INE; y la claridad y la consciencia de las respuestas de los asistentes a la concentración que convocó el presidente Obrador en defensa de la soberanía nacional, que de forma libre y consciente acudieron a demostrar su apoyo al gobierno del presidente Obrador, y principalmente a la necesaria transición hacia una democracia verdadera que resuelva los graves problemas que provocaron las irresponsables políticas neoliberales de saqueo, robo y traición a la patria de los últimos 6 gobiernos prianistas.
Mientras la marcha en defensa de los corruptos del INE fue aclamada, vitoreada y difundida por el por mediático y económico, la demostración de liderazgo del presidente Obrador ha sido asimilada amarga y lentamente por la oposición conservadora, por eso, me asombró gratamente ver un vídeo de unos de los defensores y esbirro de los pasados gobiernos conservadores, el periodista Joaquín López Dorigan, que fuera de cámara reconociera el liderazgo del presidente Obrador, pues la verdad no se puede ocultar, ya que tarde que temprano se desvela, así que les recomiendo a esa oposición rancia que vayan aceptándola por salud mental y por el bien de México, textualmente dijo, “es el presidente más fuerte y poderoso que he visto” (1).
Y ese poder proviene no de actos extraordinarios, sino de la simple coherencia democrática con que debe conducirse los gobernantes, atendiendo a los excluidos y necesitados, y trabajando para construir un país de iguales, no robando ni mintiendo ni traicionando a la patria como lo ha hecho el presidente Obrador.
Es innegable que hay una polarización entre fuerzas políticas, pero no es así entre los mexicanos, pues la mayoría de los mexicanos aprobamos y apoyamos la lucha del presidente Obrador por transformar la política, regenerar el poder, y erradicar para siempre la cultura de la simulación y la corrupción que tanto daño ha causado a México.
Ser obradorista no significa ser partidista, significa que vemos en el presidente Obrador un buen presidente que por primera vez tiene como principio ético y político la justicia social, la moralización de la política, y el humanismo fraterno, además que vemos como las fuerzas reaccionarias que se creyeron dueños de México no les importa resolver los graves problemas que aún vive México, es más, se alimentan del deseo que le vaya mal al presidente Obrador con tal de confirmar su mundo fatal que intentan vender a México, por eso los vemos cómo están al acecho del más mínimo error que consideren pueda ser el titular de sus principales medios de comunicación, como el absurdos que “un peso fuerte es mal para la economía”, si fuese así, los EEUU ya estaría arruinado por la fortaleza que ha tenido el dólar, y que les importa más buscar el poder a costa de lo que sea, aun mintiendo y tratando de engañar.
México vive una coyuntura histórica en su lucha por resolver sus graves problemas públicos desde la política, lo que significa transitar de forma civilizada y pacífica hacia un estadio de auténtica democracia; por lo que se hace esencial construir paralelamente a la práctica, discusiones académicas y espacios de reflexión que aporten nuevos conceptos, coordenadas y líneas conceptuales, e ideas que permitan contribuir a entender la política, la ruptura histórica del año 2018 que encabeza el presidente Obrador, la prospectiva y la perspectiva de esa ruptura inédita, y fundamental, regenerar el poder político, darle viabilidad a la consolidación de la transición democrática, y volver a debatir sobre el proyecto de país que necesita México.
El resultado de ese contexto crítico descrito más arriba ha terminado por obligar al presidente Obrador hacer política desde y con la polarización, así que vemos en todo su esplendor el pragmatismo político que silencia todo debate para a construir nuevas narrativas necesarias y agotar la vigencia de la actual narrativa platónica-aristotélica-ilustrada para hacer y debatir en y desde la política.
El liderazgo del presidente Obrador es intachable, lo que es preocupante es que México está secuestrada por una encarnizada lucha por el poder tanto interno del movimiento obradorista como afuera con los conservadores y la élite económica que se resiste a dejar sus privilegios y su exorbitantes plus de ganancias que le permitía el contubernio con el poder político, los actores políticos se agrupan en facciones que hacen imposible la discusión y el debate que necesita la política para enfrentar los retos de los reacomodos globales, el fortalecimiento del marco institucional y legal, la consolidación de la transición democrática, y construir los escenarios regionales y nacional para la sucesión presidencial, como también, reordenar y resignificar los demás poderes públicos hoy convertidos en facciosos, como es el congreso de los diputados y senadores, así como el poder judicial, este último, intentando erigirse en un meta poder, pues todo lo que no es agotado por la polarización en los demás poderes, termina por ser el último arbitro de esa cruenta lucha por el poder, yéndose al traste la racionalidad, el consenso, el acuerdo bien intencionado por el bien de los asuntos de la cosa pública, la democracia como la voluntad del pueblo, y el debate de las ideas.
La polarización es el punto de quiebre de toda democracia, puesto que si México aspira a construir un nuevo sistema político que realmente deje los fantasmas del pasado que tanto daño hicieron, necesita detener el enfrentamiento y dar paso a altos tribunos y el debate de las ideas.
Dicho lo anterior, se hace fundamental desarrollar propuestas para garantizar el aprovechamiento de los recursos humanos y fomentar el análisis científico, el pensamiento crítico y el desarrollo tecnológico para promover el análisis discursivo y operativo, para que ello permita fortalecer la política y que garantice el desarrollo social, a través de la confrontación de ideas y proyectos de país, nuevas narrativas y ciencias, y la diferenciación entre una agenda política y una agenda nacional consustancial a los graves problemas que vive la sociedad mexicana que debe carecer de posiciones partidistas y si de confluencia de soluciones y voluntad política.
(1) https://www.youtube.com/watch?v=UHa9EMBGMyI
(2) https://ejemplomx.com/apuntes-desde-el-suelo-9-cronicas-ausentes/
marzo de 2023
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