Maricarmen Delfín Delgado

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Los cuentos infantiles han sido un componente fundamental en la educación y el entretenimiento de los niños desde tiempos inmemoriales, a través de estas historias, se transmiten enseñanzas, valores y conocimientos de manera accesible y atrapante para los más jóvenes; con sus tramas simples pero profundas, despiertan la imaginación, fomentan la empatía y enseñan importantes lecciones de vida.

Uno de los aspectos más destacados de los cuentos infantiles es su capacidad para enseñar valores morales de una manera sutil pero efectiva, mediante personajes memorables y situaciones emocionantes, los niños pueden aprender sobre la importancia de la honestidad, la amistad, la valentía y la perseverancia.

Además de enseñar valores, también estimulan la imaginación y la creatividad en los niños, al sumergirse en mundos fantásticos y conocer personajes extraordinarios, desarrollan su capacidad de pensar de manera abstracta y explorar nuevas ideas. Los cuentos de hadas, con sus castillos encantados y criaturas mágicas, ofrecen un viaje emocionante a mundos imaginarios y fomentan el pensamiento creativo. Es una valiosa herramienta didáctica utilizada desde que la antigüedad.

Todos fuimos niños y, algunos seguimos siéndolo, nuestra mente sigue viajando al pasado para recrear las historias que nos dejaron gratos recuerdos y así, dar paso a la creatividad literaria, como ahora lo ha hecho un gran hombre con un corazón de niño, como lo es nuestro querido amigo José Cruz Domínguez Osorio, con su más reciente obra literaria Soñar la lluvia,  en ella el protagonista nos cuenta una anécdota familiar, su “voz infantil” nos lleva de la mano a caminar  por aquel lugar donde todo es tranquilidad en su cotidiano pero, de repente,  es interrumpida por la llegada al pueblo personajes con una singularidad asombrosa.

Al avanzar la historia, nos comparte la preocupación que aqueja a los habitantes del lugar, nos introduce a su hogar donde podemos sentir la presencia y el amor de sus padres, sus preocupaciones y sus alegrías, la inquietud del pequeño que no comprende aún la complejidad de la vida pero presiente que todo estará mejor. Nos enseña que muchas cosas no son lo que aparentan, que los deseos pueden parecer sueños, y que los sueños pueden hacerse realidad, la esperanza nunca debe claudicar.

Soñar la lluvia, sentida obra de literatura infantil con hermosas ilustraciones del artista plástico Omar Urbano, su lectura es un deleite que no debemos perdernos; agradable a la vista con una magnífica edición hecha por la Editora de Gobierno del Estado de Veracruz.

Enhorabuena querido Pepe Domínguez, hombre dedicado a la cultura desde hace más de dos décadas, amable y gentil, siempre dispuesto a trabajar en pro de la lectura, la literatura y las artes. Felicidades por este maravilloso aporte.

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