Javier Roldán Dávila
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La generosidad es una de las mayores expresiones de la solidaridad, va más allá de otorgar becas
El conjunto de eso, que se autodenomina la 4T, tuvo un triunfo arrollador en los pasados procesos electorales y, aunque recurrieron a prácticas que pensábamos ya superadas (casillas ‘zapato’, carrusel, ‘ratón loco’, sobornos a funcionarios de casilla, amedrentamiento físico y sicológico, ‘compra’ del voto, etc.), sus victorias, de acuerdo al principio de realidad, son innegables.
En este sentido, los militantes de dicho movimiento, deben asumir con responsabilidad sus triunfos y, quizá, la principal de ellas, sea su valiosa contribución para superar la profunda división que permea en gran parte de la sociedad mexicana.
Sin embargo, la actitud de muchos de los integrantes del morenismo, choca con el discurso conciliador de la virtual presidenta, Claudia Sheinbaum y pretenden ahondar, aún más, la perjudicial hostilidad que nulifica cualquier intento, por dejar atrás el seudo debate ideológico, ya que, toda la discusión está basada en el resentimiento.
Así pues, resulta indispensable que los más influyentes liderazgos del obradorismo, conciten a sus huestes a la reflexión, bajo una simple premisa: si ya ganaron, deben estar felices, felices, felices. Suponemos que, en la plenitud del Ser feliz, no cabe el odio.
Queda claro que, del lado de la oposición, existe mucha frustración, lo cual también genera conductas antisociales, no obstante, corresponde al bando que obtuvo el galardón, predicar con el ejemplo.
Por el bien de todos, dejen de joder al vecino, demuestren que son dignos triunfadores para que, el derrotado, haga lo propio. El futuro, es más importante que nuestros complejos.
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