18 de Mayo de 2024
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ASTROLABIO POLÍTICO - Luis Ramírez Baqueiro
La desgracia de Peña
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2015-07-14 - 11:46

Cuando la madrugada del 22 de febrero de 2014, se encendieron las luces de la habitación que ocupa el presidente Enrique Peña Nieto en la residencia Oficial de Los Pinos, el mandatario sabía que algo muy importante estaba ocurriendo, sin dimensionar la causa, el jefe del Estado Mayor Presidencial, el General Roberto F. Miranda Moreno le informaba que la secretaría de Marina acababa de realizar la captura del líder criminal más buscado del mundo, en Mazatlán, Sinaloa, sin ejecutar un solo disparo.
Joaquín Archivaldo Guzmán Loera alías “El Chapo”, ha sido detenido –fue el parte de su estado mayor- de inmediato el titular del Ejecutivo solicitó se le comunicará con el entonces titular de la Procuraduría General de la República, Jesús Murillo Karam para exigirle que extremara con sumo cuidado la integración del expediente que formaría su causa penal, para que respetando el debido proceso no fuera a ser exonerado de ninguna forma.
El boom mediático esperado por el presidente no lo fue tanto, su imagen, dañada por la serie de protestas acumuladas a las Reforma Estructurales en materia financiera, educativa, del trabajo, comunicaciones, aunada a la serie de virreinatos que se resistían a alinearse con su presidente desde las gubernaturas de los estados, evitaron el impactante efecto que representaba la “Operación Gárgola” con la que se habría clasificado el expediente entre los más altos mandos de seguridad.
Para dar con él, habrían intervenido sus teléfonos, lo espiaron con aviones, interceptaron sus radiocomunicaciones, lo tenían en fotografías recientes – para ese momento-, dedujeron que tres eran sus vicios (el dinero, las mujeres y los dulces), que era fanático de las paletas Tutsi-Pop y los cacahuates, que con frecuencia mandaba a comprar buena comida a restaurantes, que no vivía más de dos días bajo el mismo techo, que se pintaba pelo y bigote, que tenía caminadoras en todas sus casas de seguridad, que había bajado de peso a últimas fechas, que no usaba celular, que muchas veces hacía a sus hombres de confianza comer lo que le llevaban para verificar que no estuviera envenenado, que ya no se drogaba, que era tan desconfiado que sólo permitía que cuatro personas estuvieran con él siempre: Chaneke, su jefe de seguridad; Cóndor, su jefe de comunicaciones; Nariz, su mandadero, (los tres, ex integrantes del grupo de fuerzas especiales del Ejército) y su cocinera.
Eran las seis de la mañana hora de Mazatlán, Sinaloa, siete de la mañana hora del centro de México, de ese sábado 22 de febrero, cuando Joaquín Guzmán Loera dejó ver su cara tras la puerta del baño de la recámara principal del departamento 401 de la Torre Miramar de la costera de Mazatlán. Mostró luego sus manos desarmadas y ante el firme llamado a que se rindiera porque estaba rodeado respondió cuatro veces: está bien.
Quizá el destino, quizá la fortuna, otros aludirán que es la suerte, pero a Peña Nieto, la noticia le volvió a caer en sábado, fuera de territorio nacional, en tránsito a una visita de estado a Francia, pactada con un año de antelación.
Un año y 139 días después de su recaptura, “El Chapo” se vuelve a fugar de una cárcel de máxima seguridad.
Aseguran que la molestia del presidente Peña Nieto fue tal, que solo pidió estar acompañado de tres personas (José Antonio Meade, Luis Vidagaray y su general Roberto F. Miranda Moreno) en quien ya solo confía, a pesar de llevar toda una comitiva cercana al centenar de personalidades.
Incomprensible que en el mismo aparato estuvieran él y su titular de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong que debía haberse quedado a cuidar la casa, pero que en el supuesto de falta del presidente, asume la responsabilidad de encaminar las funciones inherentes al encargo dentro de esa institucionalidad, que hoy esboza un severo resquebrajamiento por la permeabilidad maldita del fenómeno de la corrupción.
Hoy ¿los mexicanos en París se cuestionan? que habría dicho y hecho un ex presidente que yace sobre suelo francés desde hace 100 años, aguardando el perdón de una patria a la que le dio todo y la cual se dobló de brazos para ver su exilio, mientras la otra mitad del país se desgarraba en una guerra fratricida que conocemos hoy como Revolución Mexicana.
Lo cierto es que la desgracia del presidente Peña Nieto, tiene nombres y apellidos, tiene responsables, que deberán ser vigilados por los integrantes de la Marina y la Secretaría de la Defensa para llegado el momento hacerlos pagar su traición y osadía a la patria y a su presidente.

Al tiempo.

astrolabiopoliticomx@gmail.com
Twitter: @LuisBaqueiro_mx

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