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El ‘Tiempo’ de Duarte y de Leduc
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2016-03-08 - 09:08
Para Javier Duarte y sus compinches que no supieron gobernar Veracruz, el tiempo fue polvo de oro, pero éste se les acabó. A Renato Leduc le damos las gracias por su “Tiempo” que es perfume de sabiduría.
Renato Leduc fue un escritor que enalteció la cultura en la cantina. Fue al último bohemio del siglo pasado.
De su pluma resbalaban cada gota de tinta como si fueran alcohol que mojara sus textos con el lenguaje de la calle, la ironía, el ingenio, la denuncia y la crítica que caracterizan su obra. El periodista y poeta nacido en Tlalpan –una de las 16 Delegaciones de la ciudad de México- fue un personaje sui generis: de joven participó en la Revolución Mexicana como telegrafista de Pancho Villa; en Europa convivió con algunos de los artistas e intelectuales más notables de aquel tiempo; la pintora surrealista Leonora Carrington fue una de sus tres esposas y María Félix, le propuso matrimonio.
En México Renato Leduc fue uno de los participantes en la vida bohemia. Se sentaba a la mesa de una cantina a departir con los amigos de cultura, de la Fiesta Brava y de la vida. Fue así como surgió su soneto “Tiempo” (interpretado a dúo por José José y Marco Antonio Muñiz); fue por una apuesta preparatoriana con un veracruzano.
-¿Qué es lo distintivo de la obra de Renato Leduc?
Renato convivió, con el señor de la esquina, con el carnicero, con el cabo de la Revolución, y aprendió el lenguaje con el que estas personas se expresaban. Un lenguaje del que nuestros grandes poetas se cuidaban mucho. Amado Nervo escribió con una enorme elegancia, pero no dijo una mala palabra. Renato Leduc le imprimió dureza a la poesía, la convirtió en una expresión ruda. En sus poemas abundan las palabras de la calle. Eso lo llevó a ser un hombre tan culto que empezó a escribir como se hablaba en la calle, porque Leduc era un hombre mal hablado.
El trabajo periodístico él lo hacía como una necesidad. Lo disfrutó mucho, como disfrutaba otras cosas; por ejemplo, la comida y el alcohol, y vaya que le gustaba beber. Al final de su vida ya no bebía tanto; bebía cerveza y combinaba una caliente con una fría para que no le hiciera daño. Desde la preparatoria, Leduc empezó a escribir poesía. Su obra literaria o poética data de los años treinta, cuando él tenía cuarenta de edad. Ya era todo un personaje.
¿Cuál fue la participación de Renato Leduc en la Revolución Mexicana?
El haber trabajado con Pancho Villa lo colocó en una situación de privilegio, ese empleo le permitió conocer a algunos de los futuros presidentes. No fue ideólogo de la Revolución, pero era un tipo versado, que llegó de la ciudad y se metió al noroeste a vivir en los trenes. Como telegrafista, le dio muchos servicios a la patria.
¿Cómo conoció a Leonora Carrington?
Leonora era una pintora surrealista, y México es un país surrealista. Pintó diversos cuadros gracias a su cercanía con Leduc. (Hay una historia enigmática alrededor de ellos). Renato organizó una fiesta y entonces un invitado, que quería saber el motivo de la celebración, le preguntó: “¿Se casó?”. El periodista tlalpeño le dice, “No, buey, me divorcié”.
María Félix le propuso matrimonio. (Eso está documentado por diversas fuentes).
“Oye, tú; ¿por qué no te casas conmigo?, al fin que tú no estás casado con nadie”.
El poeta respondió: “No, no me chingues, María. Yo estoy contento de ser el señor Leduc, ¿por qué voy a ser el señor Félix? Tú tienes que casarte con alguien como Stalin. Fuera de ese cabrón, a todos los que se metan contigo te los chingas”…
Tuvimos la fortuna, en los tiempos de reportero en Excélsior, de convivir y conocer a don Renato. (Ya llovió y mucho…)
Tal vez, en alguna ocasión, usted ha escuchado la canción “Tiempo” y nos hemos puesto a meditar, alentados por su ‘tiempo’ en lo importante que resulta en cualquier tiempo, pero a tiempo, hablar o escribir del tiempo. Porque éste es la duración de las cosas sujetas a mudanza y esto bien lo sabrán las personas que se han “mudado” -el tiempo viene a ser muy poca cosa; es decir, muy poco tiempo.
Nadie aprecia el tiempo sino hasta que pasa. Ocurre con él como con los grandes edificios, como con los grandes hombres que solamente pueden ser plenamente apreciados en la distancia por sus grandes obras o sus grandes fracasos, ocurrencias y frustraciones.
Siempre fue mejor el tiempo pasado, se dice, y entonces se explica uno por qué ha sido tan lamentable que Duarte y sus cómplices lo perdieron.
¡Y ha sido tan calumniado el tiempo! Pero el tiempo, con el tiempo, logró definir al Tiempo, porque el dinero es el dinero y el tiempo, el tiempo.
Para hacer tiempo se necesita mucho dinero y para hacer dinero muchos políticos demoran hasta 20, 30 o cuarenta años. Pero en el caso de Veracruz, no se necesitó mucho tiempo para hacer millonarios a unos cuantos.
Quien hace tiempo, pierde dinero y quien hace sólo dinero, pierde el tiempo. ¿De dónde puede fácilmente deducirse, que ni el tiempo es oro ni es oro el tiempo.
¡Gracias, maestro Leduc! ¡Muchísimas gracias! por habernos dado con tu “Tiempo” un tema muy a tiempo! Porque gracias al tiempo se están terminando los tiempos del fidelato y del duartismo, aunque desgraciadamente a las nuevas generaciones les tocará decir, como lo decimos nosotros ahora: ¡en los tiempos de Pilatos!, ¡en aquellos tiempos! “Perdóname, vieja, pero ahorita no tengo tiempo! ¿Te da tiempo de cambiarle los pañales al bebé? ¡Viejo, si te alcanza el tiempo me compras unos chocolates, estoy de antojo! ¡Pinche tiempo, no dura nada! ¿Oye, tienes tiempo?, ¡”En los Tiempos de Duarte”!...etcétera, etcétera.
A propósito, ¿Cómo estará pasando Duarte el tiempo, porque Fidel lo debe estar pasando a ‘toda madre’, en Barcelona?

“Sabia virtud de conocer el tiempo;
a tiempo amar y desatarse a tiempo,
como dice el refrán: dar tiempo al tiempo…”

rresumen@hotmail.com

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