El gobierno de Peña Nieto se está pareciendo demasiado y peligrosamente a los de Manuel Azaña, Salvador Allende Gossens y María Estela Martínez de Perón, que dejaron desbordarse hasta niveles inauditos la violencia de los izquierdistas, lo que provocó la reacción contraria del pueblo y sus fuerzas armadas.
Enrique Peña Nieto, Miguel Ángel Osorio Chong y sus asesores, como licenciados de universidades y actores de la política nacional con la experiencia en la administración pública que les permitió llegar a donde están, deberían saber lo que sostienen los grandes politólogos de la historia, principalmente el gran Maquiavelo, y que los hechos históricos confirman, acerca de lo que sucede a los hombres de estado que demuestran debilidad ante sus gobernados y, peor aún, ante sus adversarios ideológicos.
¿Qué está negociando Osorio Chong con los delincuentes líderes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) si ellos (por lo menos hay que reconocerles firmeza en su parasitismo a diferencia del vacilante gobierno) no van a aceptar nada que no sea la derogación de la reforma educativa? Y no sólo ocurre que mientras el secretario de Gobernación dialoga con criminales seudomaestros de izquierda, los bloqueos no cesan, sino por el contrario, los corruptos dirigentes de la CNTE, mientras dialogan, exhortan a los terroristas a su servicio (eso son literalmente por los perjuicios que causan) a aumentar los bloqueos de calles y carreteras, a tomar y destrozar oficinas gubernamentales, a invadir y asaltar centros comerciales y demás negocios privados, a dejar a millones de niños y jóvenes sin clases y un largo etcétera.
El mensaje que el gobierno federal le está mandando a la ciudadanía es que para que la autoridad nos escuche y se siente a dialogar con nosotros, lo único que necesitamos hacer es perpetrar tropelías que provoquen el mayor daño posible a los demás ciudadanos y al gobierno.
Si Osorio cede ante cualquiera de las peticiones de los defraudadores de la CNTE, va a hacer quedar como tontos (y esto es gravísimo) a los verdaderos maestros, los que siguen trabajando en las aulas, los que sí aceptaron ser evaluados porque están preparados y que no han incurrido en actos que atentan contra la sociedad. Y cuidado, que esto podría modificar la actitud prudente que hasta ahora han demostrado los maestros del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), que son, numéricamente, amplia mayoría.
El gobierno debe utilizar toda la fuerza de nuestras policías y nuestras fuerzas armadas contra los delincuentes de la CNTE. Con esos marxistas seudomaestros están ya grupos guerrilleros de izquierda que buscan provocar su porción de muertos para poder culpar al gobierno federal y a los gobiernos estatales de Oaxaca, Chiapas, Guerrero y Michoacán, principalmente.
Los mal intencionados izquierdistas y algunos incautos esgrimen el argumento de que “la violencia genera violencia”, pero esto no es precisamente cierto. Lo que genera que se multiplique la violencia es el uso de la fuerza de manera injusta. Empero, la utilización de las armas por parte del Estado contra quienes atentan contra el pueblo y que además (esto es muy importante) NO tienen razón en sus exigencias, es legítimo y positivo para una sociedad.
El presidente Enrique Peña Nieto tiene que estar dispuesto, por el bien del país, a que se le tilde de “represor”, que de allí no lo van a bajar los izquierdistas de algunos medios de comunicación, de algunos universitarios, porque va a haber muertos para restaurar el orden y la concordia, debemos asumirlo. Los marxistas son irracionalmente intransigentes; es ridículo pensar que se puede llegar a algo con ellos mediante el diálogo.
Humildes artesanos se están quedando sin comer por los bloqueos de la CNTE. Trabajadores de distintos rubros, principalmente del ramo turístico, están siendo despedidos porque los viajantes, al escuchar o leer las noticias de los desmanes de los seudomaestros, están eligiendo otros destinos para vacacionar. Los hombres de carácter, los líderes con iniciativa que crean la riqueza económica del país, que crean empleos que permiten vivir bien a las familias, los empresarios, están siendo también severamente perjudicados por la acción perniciosa de esos disidentes de izquierda.
El pueblo, obreros, campesinos, empresarios, meseros, camareras, artesanos, pequeños comerciantes… ya amenazaron con tomar sus propias medidas contra los atentados de la CNTE. Y eso podría traducirse – como lo expresé en una entrega anterior – en, como ha ocurrido en otros países donde se ha desbordado la violencia izquierdista,la formación de escuadrones de la muerte.

***

Por otro lado es inteligible el temor que el presidente Peña Nieto y el secretario de Gobernación tienen de actuar conforme a derecho, pues la izquierda tiene un gran poder mediático y de hecho tanto en México como a nivel internacional. Todos esos organismos supranacionales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la misma ONU y todos sus derivados, tienen una agenda política e ideológica bien marcada, totalmente parcial hacia un lado y están siempre prestos a ponerse del lado de los izquierdistas por más delincuentes que éstos sean.
Ahí tenemos el caso del ex presidente de Perú Alberto Fujimori, que la única razón por la que está en la cárcel, es porque el izquierdero peruano e internacional no le perdona el que haya acabado con el grupo terrorista de izquierda Sendero Luminoso y aquella genial recuperación de la embajada japonesa en Lima que había sido tomada por terroristas de izquierda.
Es comprensible, señor presidente Enrique Peña Nieto, que tema la reacción viciosa de los evocadores de la doctrina perversa del marxismo-leninismo que se niega a morir e intenta regresar. Pero son estos momentos en la historia y en la vida personal en que se deben tomar decisiones por el bien de la patria, aún sacrificando la imagen personal o hasta algo más.
Y hasta el próximo sábado, si Dios lo permite.

raulgm42@hotmail.com