09 de Mayo de 2024
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Los entretelones de la elección presidencial de 1988
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2016-08-25 - 08:53
Da, pues, a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo; porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande? 1 Reyes 3:9
La elección presidencial de 1988 fue uno de los desafíos más grandes para el sistema político mexicano en tiempos recientes, los barruntos de violencia eras muy graves.
Desde un principio la jornada electoral fue singular, se llevó a cabo en miércoles, seis de julio, para ser más precisos, contrario al hecho de que siempre se ha celebrado en domingo.
Entre las cosas que agradezco a Dios, es la posibilidad de haber sido (y seguir siendo), testigo presencial de acontecimientos que han transformado al país, claro, siempre, como dicen ahora, detrás de cámaras.
Es el caso con lo acontecido en aquel proceso electoral, recordamos que la fractura en el PRI, gracias a la falta de sensibilidad de los tecnócratas, motivó que un priista de prosapia como el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, apoyado por un grupo de notables, se fuera por la libre y presentara una candidatura que aglutinó un frente opositor que casi descarrila a Carlos Salinas.
Un veracruzano ilustre, el también ingeniero Heberto Castillo, declinó su candidatura del Partido Mexicano Socialista en favor del michoacano.
Pero bueno, después de la agitada jornada electoral, el centro de la atención pasó a San Lázaro, ya que la ley indicaba que los diputados federales debían calificar la elección presidencial.
Días intensos se vivieron, se me asignó la responsabilidad de estar atento al bunker donde se hacía acopio de la información, el coordinador era Jorge Reyes Vides y a mí me tocaba que no faltara la comida y la bebida, la verdad sea dicha, se permitía que hubiera “trago” porque la chamba era a “morir”.
Las “sábanas” con resultados llegaban de todo el país, la logística era impresionante y se disponía de todo el apoyo, camionetas y jets estaban a disposición, todo bajo la mirada del big brother José Córdoba Montoya, a quien Salinas responsabilizó del tema.
Los días pasaron y el frente opositor intentó dar un albazo en agosto sacando un dictamen donde se buscaba erigir a Cárdenas como presidente, sin embargo, un pitazo de Jorge Alcocer alertó al tricolor, que bajo la égida de Pepe Murat y Eugenio Ruiz Orozco en la Mesa Directiva y Nicho Pérez Jácome en la Comisión de Gobernación, le ganaron el brinco a los cardenistas.
Rodeado de diputados aliados Murat llegó a empujones y codazos a la Tribuna (proverbial fue el apretón de “tompiates” que Augusto Ponce Coronado le dio a un opositor, hasta el pantalón le rompió, la cuestión era demostrar que el PRI no se iba a dejar). También “fajador” estuvo el chiapaneco Sami David. Por su parte, otro “peso completo” el después perredista Jorge “el chale” Martínez Almaraz, intentaba taclear a Murat para que no leyera el dictamen donde se ungía a Salinas de Gortari.
Aquella histórica sesión empezó un viernes a media tarde y concluyó el sábado a las cinco de la mañana con el “ferrocarril de Agualeguas” como futuro presidente de México, su entonces secretario particular, Bruno Kiehnle, le comunicó la noticia, la orden fue que un selecto grupo de diputados y operadores se trasladaran a la calle Cracovia, donde estaba el cuartel general, amanecía y se brindó con champaña, un veracruzano recibió una especial felicitación por su labor.
Protagonista también el Jefe Diego, quien traía a Fernando Gómez Mont de su carga portafolios, empezaba a destacar Vicente Fox, quien se puso dos boletas a manera de orejas. El difunto Manuel Camacho ya sobresalía como uno de los generales del salinato.
Fueron tiempos complicados, el quehacer político los pudo componer.


*Vivencias de Rafael “El Negro” Cruz, editadas por Javier Roldán

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