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AMAYAGUAN - José Luis Amaya Huerta
Veracruz y la democracia ruidosa
2021-12-17 - 12:25

José Luis Amaya Huerta
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A medida que la sociedad mexicana y veracruzana ha tomado conciencia de la importancia de su participación en el proceso democrático, no solo a través del voto sino de otras formas de participación política, como los mítines, marchas y manifestaciones, puede decirse que se fue apropiando del espacio público que de algún modo había sido expropiado para uso exclusivo de las élites del viejo régimen autoritario.


El avance de la democracia, del poder del pueblo, tanto en México como en Veracruz, ha requerido décadas de participación política a través de los grandes movimientos sindicales, magisteriales, obreros, estudiantiles, de campesinos y de los diversos sectores sociales y productivos en la lucha permanente por la transformación democrática del régimen político.


Aquí se inscriben los grandes movimientos democratizadores de la década de los ochenta y los reclamos para ciudadanizar a los órganos electorales, para que el gobierno no ejerciera una influencia indebida en las elecciones y sus resultados.


Luego vino la alternancia en la Cámara de Diputados y la primera elección por la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, en 1997, donde por primera vez en la historia la oposición ganó la mayoría del Congreso. En el año 2000 se dio la primera alternancia en la presidencia de la república con el ascenso de un partido político distinto al que había gobernado al país desde 1929.


En 2012, después de dos sexenios panistas, el viejo partido logró recuperar la Presidencia con el respaldo de los medios de comunicación masiva, pero lo hizo solo para repetir los mismos vicios del pasado: dar rienda suelta a la corrupción endémica, con una visión patrimonialista del ejercicio del poder, y continuar con un modelo económico depredador y excluyente para beneficio solo de unos cuantos.


Este fue el caldo de cultivo en el que el PRI perdió, también por primera vez en la historia, la gubernatura de Veracruz en 2016.


A nivel nacional, también fue el contexto en el que, dos años después, se dio la segunda alternancia con el triunfo de Andrés Manuel López Obrador en los comicios para la Presidencia, y de Cuitláhuac García Jiménez, en la gubernatura del estado.


Puede decirse que el pueblo mexicano y veracruzano ha aprendido el valor de su voto y la importancia de su participación para recuperar los espacios públicos, cuando estos son copados por las élites políticas o económicas para usufructo de pequeños grupos de interés.


Hoy Veracruz y el país son cada vez más democráticos, críticos, plurales, y la población no aspira al pensamiento único ni a la unanimidad.


El pueblo ha aprendido a reconocer y respetar las diferentes posturas políticas y sabe distinguir los aciertos y errores de quienes toman decisiones en su nombre y con la representación que les dio en las urnas.


Es cierto que el estado y el país se han vuelto más ruidosos, porque el ruido es inherente a la democracia cuando todos quieren que su voz se escuche y fijan sus posturas en pro y en contra sobre la forma como se conducen los asuntos públicos.


No obstante, como dice el politólogo estadounidense, Mark Warren, donde hay ruido, puede haber plática, donde hay plática se pueden tomar decisiones a través de la deliberación en lugar de ser impuestas por las autoridades. Y agrega: “donde hay deliberación puede haber aceptación; donde hay aceptación hay legitimación, y donde hay legitimación hay estabilidad y orden”.


Hoy Veracruz y México son una saludable democracia ruidosa que con deliberación, aceptación y legitimación, buscan la estabilidad y el orden para alcanzar el desarrollo y el bienestar de la población. 


 


 

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