Maricarmen Delfín Delgado

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Ya es febrero, el aire se desliza emanando el aroma del amor, los corazones palpitan al compás del anhelado abrazo que con un beso quedará sellado, las endulzadas miradas dirán más que mil palabras, y la vida, con sus múltiples tonalidades, encontrará el motivo de existir. Febrero mes del amor y reafirmar la amistad.

Época de alagar, de reforzar lazos, de abrir la puerta al corazón para que los sentimientos escapen cobijados por los suspiros, temporada de convivencia con familiares y amigos, de compartir ricas viandas, de regalar. En estos febrerinos días seguir esta tradición implica comprar algún objeto que simbolice el amor que sentimos por los demás: flores, chocolates, globos, y el personaje típico y preferido por todos: un oso de peluche.

Pero por qué un oso en lugar de un pollo, un perro, una jirafa o una zanahoria de peluche, teóricamente el oso es la representación de la ternura, ya que a pesar de su temperamento es un animal tranquilo, solitario, que gusta de la quietud y el silencio, rara vez atacan a los humanos, si lo hace es porque se siente amenazado cuando éstos invaden su territorio, perciben al hombre como un rival y no como enemigo, en esta situación entonces lo enfrenta sólo para matarlo pero no para comerlo.

Los muñecos de peluche tienen un efecto protector y al mismo tiempo benéfico, comentan los expertos en la materia en un artículo de la revista científica “Scientifics Reports” del Hospital Universitario de Ulm, ya que proporcionan compañía, calidez y consuelo en niños y adultos, al parecer ayudan para regular sentimientos y emociones. Estos acompañantes son muy antiguos, desde las rústicas muñecas labradas o de barro, pasando por las muñecas de “trapo” hechas con retazos de tela y posteriormente de felpa, hasta la aparición de las piezas fabricadas con una variante de ésta con fibras más largas y suaves, posteriormente se sustituyó por materiales sintéticos.

El primer oso de peluche que se conoce es Teddy Bear (oso Teddy en español), en 1902 el estadounidense (migrante judío) Morris Michtom lo fabricó inspirado en una foto que se publicó en los periódicos de la época, en ella aparecía un oso atado a un árbol. Se cuenta que el presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, Theodore Roosevelt, decidió viajar al sur para resolver un conflicto sucitado entre Louisiana y Mississipi relacionado con sus fronteras; aprovechando su estancia los lugareños decidieron organizar una cacería en su honor y se relajara después de la negociación, para facilitarle la acción persiguieron y capturaron un oso viejo y herido al que ataron con el fin de que Roosevelt solamente le disparara sin hacer todo el recorrido por el bosque, el presidente se negó perdonándole la vida al maltrecho animal. Al cabo de los días el hecho fue caricaturizado por un dibujante difundiéndose por todo el país.

Debido a esto, el oso de Michtom se popularizó fabricándolo en serie, se hicieron de felpa y ojos de botón, llamándolo “Teddy”, diminutivo de Theodore, en honor del presidente Roosevelt. Al año siguiente aumentó su producción para cubrir la gran cantidad de pedidos y así surgió su compañía llamada Ideal Toy Company; los pronósticos no le favorecían pensando en que este juguete pronto pasaría de moda, sin embargo, su popularidad siguió creciendo al grado de que a más de 100 años de su nacimiento sigue siendo el regalo más solicitado para toda ocasión.

Otra versión cuenta que su origen es gracias a Margarete Steiff, una mujer alemana que padecía poliomielitis, en 1879 decidió fabricar figuras de animales en tela y venderlos para subsistir, inspirada en una revista empezó por confeccionar un elefante que rápidamente se comercializó, posteriormente fabricó perros, gatos, conejos entre otros modelos más, fundando la empresa Steiff GmBH con la que en unos años logró exportar sus piezas a Estados Unidos y Reino Unido.

La versión más popular y creíble es la de Roosevelt ya que el oso lleva su nombre.

Datos curiosos acerca de estas mascotas de peluche nos dejan ver el apego y cariño que sus dueños les profesan; Sir Robert Clark fue un espía inglés en la Segunda Guerra Mundial, fue lanzado en paracaídas en territorio italiano, donde lo hicieron prisionero de guerra, finalmente fue liberado y condecorado en Londres; murió a los 88 años, su esquela menciona que a los 2 años le regalaron un oso de peluche al que llamó Falla, su juguete lo acompañó durante toda su vida, hasta cuando saltó en paracaídas, al retirarse empezó a coleccionarlos para acumular más de 300 piezas.

El poeta inglés John Betjeman adoraba a su mascota de la infancia al que llamó Archie, años después lo colocó como unos de los personajes en la novela Retorno a Brideshead, de Evelyn Waugh.

Populares y queridos por muchos, el oso de peluche se escabulle y aparece en todos los lugares, en las ferias, en dulcerías, en tiendas departamentales, en   expendios de revistas y periódicos, en tiendas de regalos, en el tablero de autobuses y taxis, hasta en el camión que colecta la basura va el pobre oso descocido y sucio que otros desecharon y ahora acompaña al conductor que se compadeció de él. Aparecen en películas, caricaturas, tarjetas de felicitación, bordados en la ropa, hechos con chocolate, caramelo o gomita, en pasteles, como adornos en prendedores y moños, en bolsas, perfumes, en cuentos y canciones; en frases y refranes, como alegorías y hasta en los sueños.

Xonacatlán es un poblado del Estado de México donde se fabrica el 70% de la demanda nacional de juguetes de peluche, desplazando afortunadamente a los importados de China y Taiwán, cuenta con más de 500 fábricas donde laboran hombres y mujeres en la manufactura y acabado final de cada pieza, lo hacen manualmente colocando ojos, bordando bocas y atando listones en los cuellos de los esponjosos animalitos para convertirlos en el regalo esperado.