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MOMENTO DE ACOTAR - Francisco Cabral Bravo
Se trivializa, desvanece la reforma electoral
2022-10-25 - 11:58

Francisco Cabral Bravo


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He reiterado que la desconfianza en los demás es un rasgo de la sociedad mexicana ampliamente documentado. Es más común verla como un problema, una carencia de la cultura política nacional y una pieza faltante en la canasta básica de actitudes y creencias favorables para la democracia. Los estudiosos de la confianza en el mundo argumentan que confiar en otros es una base de convivencia social, de la actividad económica y de la consistencia política por lo que sirve como uno de los fundamentos de las formas democráticas de gobierno. La confianza facilita la acción colectiva, como ya lo ha señalado el politólogo, Francis Fukuyama. La falta de confianza en los demás puede ser un agudo problema y es necesario entenderla como tal.


En la Enciclopedia internacional de ciencia política la confianza social se define como la expectativa de dependencia de los individuos en una comunidad.


En el ámbito político. La relación entre confianza social y democracia se explica por los valores cívicos institucionales con los que la confianza suele asociarse.


En México, estamos frente a una revolución de creencias que están escritas con fuego y sangre en las piedras del resentimiento nacional.


Desde el principio, desde que se hizo la Luz y la Palabra, el amor y el odio han sido los elementos que más han condicionado las relaciones interpersonales en la historia de la humanidad. Muchas veces, cuando uno pregunta en qué consiste el resultado final de la maravillosa historia del flautista de Hamelín, descubre que todas las especies, en todos los momentos, han necesitado de alguien que les toque la melodía sagrada.


Una melodía que sirva como guía y que les muestre el camino a seguir, aunque éste sea hacia el despeñadero. Hoy la política en México es una política basada en tres principios, los cuales no admiten discusión.


Costó miles de años crear una historia civilizada. Conseguir que las sociedades estén regidas, reguladas y fundamentadas por leyes, constituciones y ordenamientos requirió periodos de confrontación. Y todo para que, al final, llegáramos a un punto similar que el de partida, sin un rumbo fijo ni delineamientos claros de contención.


Ahora mismo, no es necesario darle muchas vueltas a la situación.


Conviene no equivocarse y llevar cuidado frente a los verdaderos baremes de la situación. Por una parte, tenemos el desgaste lógico del ejercicio del poder. A pesar de que este poder sea ejercido de acuerdo con unos principios y bajo las reglas previamente establecidas, esto no garantiza el éxito de su manejo. Por otra parte, tenemos la realidad, que cada vez se hace más visible y latente en la vida de nuestro país. Por eso resulta tan difícil de comprender, en términos racionales, qué es lo que verdaderamente está sucediendo. Es decir, estamos frente a un régimen que no precisa ni necesita de demostraciones prácticas de utilidad. A esta administración le basta con usar el combustible del odio para tener claramente establecido qué es lo que le mueve y le da mayor contundencia y continuidad. Este régimen no ha sido capaz de esclarecer sus intenciones ni ha podido sustentar sus promesas. Hay que prepararse para grandes convulsiones. Sobre todo, porque en política siempre hay que saber y aprender de las lecciones del pasado. Las causas en la disminución de la confianza tienen que ver con la inseguridad, la violencia, la corrupción, la impunidad, la injusticia y el deterioro económico.


Esta caída de la confianza social es un problema con consecuencias políticas al que debemos poner una mayor atención y cuidado.


En otro contexto de ideas cabe destacar que muchas organizaciones de la sociedad civil, empresariales, académicas y la mayoría de los partidos políticos están a favor de la defensa del INE.


Es prácticamente imposible y la propuesta del Ejecutivo que desmantela al INE, que elimina el financiamiento público ordinario a los partidos políticos y que desaparece a los senadores y diputados de mayoría para que todos sean plurinominales, cuente con los votos para ser aprobada.


Aunque el apoyo del PRI al gobierno para prolongar la estancia de las Fuerzas Armadas en las calles del país hasta 2028 ha generado mucho desconcierto, no veo razón estratégica alguna para que los priistas voten a favor de una reforma electoral que los dañaría a ellos, que buscan competir así como a los demás partidos de oposición.


Si algún beneficio político tuvo la postura del PRI en la reforma del llamado "quinto transitorio", ésta en contraste, no ofrece nada benéfico para algún actor fuera del gobierno. Es un balazo en el pie para los partidos de oposición, incluido el PRI, que buscan competir en condiciones mínimas de equidad electoral.


Asimismo, a diferencia de la otra reforma en la cual las Fuerzas Armadas presionaron al Congreso, en este caso no existe ningún actor relevante y respetable, fuera de Morena, que promueva los cambios electorales. Muy por el contrario, muchas organizaciones de la sociedad civil, empresariales, académicas y la mayoría de los partidos están a favor de la defensa del INE, institución cuya credibilidad sigue siendo saludable.


No obstante, es muy probable que Morena ponga a votación la iniciativa en la Cámara de Diputados en las próximas semanas. Su objetivo sería alebrestar a la oposición y provocarla (y en ese río revuelto buscar los votos para aprobar la reforma). Reitero: no veo posibilidad de que ello ocurra, pero el intento se hará. La elección de cuatro nuevos consejeros electorales en marzo de 2023: aunque existe un procedimiento establecido en la ley, Morena intentará forzar el nombramiento de algunos consejeros afines de corte militante que pudieran generar una implosión en el funcionamiento interno del INE.


El recorte que Morena hará al presupuesto del instituto para 2023, el cual ya contempla actividades rumbo a las elecciones de 2024. Un recorte significativo puede mermar la capacidad operativa del instituto. El oficialismo redoblará los ataques contra el INE.


Como se requiere una mayoría calificada, Morena requiere del voto de un segmento de la oposición. Cabe la posibilidad de que no se pongan de acuerdo y entonces se incumpla con el nombramiento. Quedaría un INE de 7 integrantes con un presidente interno elegido por los mismos consejeros.


(En sentido estricto, no se emitiría la convocatoria, porque una vez que esta se publica, si los partidos no se ponen de acuerdo hay un proceso de insaculacion que lleva a cabo la Corte con la lista de los finalistas).


Si algo ocurrido en estos años es que el gobierno y Morena han bloqueado el nombramiento de comisionados de diversos órganos autónomos y por esa vía han debilitado su funcionamiento. Lo mismo podría ocurrir con el INE.


Los opositores del oficialismo no han caído en cuenta que la reforma electoral busca aniquilarlos. Solitos y sin prurito alguno, van los aliados de Morena rumbo al matadero, ya que si se aprueba la reforma electoral propuesta por el Ejecutivo, los partidos políticos que representan a las minorías no tendrán representación significativa en la Cámara de Diputados y en la de Senadores, al tiempo que perderán el financiamiento público y con ello las prerrogativas.


Así, el PVEM, PT, PRD, e incluso el PRI, que está perdiendo presencia nacional a pasos agigantados, se cerrarán las puertas para acceder al poder, al volver a enfrentar las dificultades que tenían las franquicias políticas cuando el PRI era una aplanadora.


Si los actuales legisladores de los partidos mencionados quieren tirarse de alfombra para que pase sobre ello la aplanadora de la 4T, al aprobar su reforma electoral, pues están en su derecho, lo que no se vale es cerrar el paso a los partidos políticos que representan, para que lleguen al poder, ya que sin las prerrogativas, sin representación en el congreso y con un árbitro electoral parcial y plegado a los designios del Ejecutivo, pues sus posibilidades son nulas.


Por eso dan pena ajena los diputados y senadores de los chiquipartidos, quienes marchan al matadero al apoyar el catálogo de acciones para instaurar una dictadura en México.


Así, vemos en la tribuna a los representantes populares del PVEM, PT y del PRI, dependiendo la reforma electoral de Morena, para que, a la postre se queden sin posibilidad alguna competir y de ganar.


Con la reforma en cuestión se vislumbra la existencia de tan solo dos fuerzas políticas en México, la de Morena, por un lado; y por el otro, los del PAN y párale de contar.


EL señuelo de   que la democracia mexicana es una de las más caras del mundo y por ello hay que recortar el gasto, se lo están tragando todito aliados de Morena, así como los priistas, se han convertido en cómplices de las fechorías que hizo Alejandro Moreno, líder nacional de ese partido, durante su gestión en Campeche Y por supuesto del mismo partido que lo encumbió.


A la postura de que "no le moveremos una coma a la reforma electoral", se cambió a la de " negociaremos con todos", para que avance en ambas cámaras la susodicha reforma. Por supuesto que la población está de acuerdo en reducir el costo de la democracia, pero sin menoscabo de brindar piso parejo para los opositores y minorías en aras de tener voz y voto en las grandes decisiones del país.


El quid  del asunto, es decir para que el Ejecutivo  mantenga la  hegemonía política más allá del término de su sexenio, ya sea por interpósita persona o por él mismo, es tomar el control del INE a través de contar con la voluntad de los consejeros electorales que se mantengan en su puesto y los nuevos, pero que en total no excederán de siete o máximo nueve y con ello echar andar, por ejemplo, las consultas populares que se le ocurran al Ejecutivo, incluso aquella relativa a la ampliación de su mandato. El control del INE y de los recursos públicos, amén de las Fuerzas Armadas, son el trípode en donde descansa la 4T que ya tira sus primeros coletazos.


Así las cosas, veremos el comportamiento de los partidos satélite de Morena y los opositores, en especial del PRI, quiénes con la correa de mando que traen atada al cuello, merced a los acuerdos que hicieran Alito con el secretario de Gobernación, pues seguramente se harán el harakiri en lo relativo a sus aspiraciones políticas de llegar al poder, salvo que todos se pasen a Morena.


Con la reforma electoral del Ejecutivo ya no habrá alternancia en la presidencia de la República, a menos de que reaccionen los opositores y los aliados del oficialismo.


 


 

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