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MOMENTO DE ACOTAR - Francisco Cabral Bravo
En nuestro país, la ley no es la ley
2022-12-05 - 13:49

Francisco Cabral Bravo


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Prever es antever. Adelantarse a lo que sucederá. Sólo viendo anticipadamente el futuro se está en condiciones de corregirlo y, eventualmente, de acomodarlo a nuestra conveniencia. Decía José Woldenberg que el aparente desencanto con la transición democrática podría tener su origen en que los sucesivos gobiernos no han logrado reducir los índices de pobreza y desigualdad, que el desempleo parece ser crónico y, sobre todo, no hemos recuperado la capacidad de ser una sociedad de oportunidades.


Quizá tenga razón, porque desde hace más de 20 años las élites política y académica nos presentaron la democracia como una panacea, el remedio para todos los males de México y de los mexicanos. Pero también puede ser que el desencanto con la transición democrática sea responsabilidad de los actores políticos que, desde los partidos, no han sido capaces de promover el arraigo de una cultura democrática. Por el contrario, arrastrados por sus ambiciones, a veces obsesivas, se han ocupado de sabotearla.


Creo que fue George Bernard Shaw quien dijo que para que un pueblo pueda vivir la plenitud de una democracia, primero tiene que aprender a perder. Eso es lo que no han aprendido la mayoría de los actores políticos. Son los mismos que nos repiten el discurso de la necesidad de avanzar con la transición. Malos perdedores, como son, no quieren aceptar, que la transición democrática ya ocurrió.


Los actores de las élites políticas y académicas, no pocos insertados en los medios de comunicación, no quieren reconocer que la democracia que nos vendieron nunca ha existido, que la democracia no es un sistema económico que resuelve los problemas de la desigualdad y pobreza, que la democracia es un sistema que, manera civilizada, ordenada y pacífica, permite a los ciudadanos de la república elegir a quienes nos van a gobernar. Nada más, pero nada menos. Las élites políticas y académicas no aceptan que la democracia no cumple caprichos ni endereza jorobados. 


Llama la atención qué en la historia de México, incluso antes de la Conquista, el sueño imposible es el que casi siempre explica cómo se desarrollaron los hechos y sobre todo, por qué constantemente partimos y analizamos lo que queda después del fracaso. Si uno ve obsesivamente el movimiento que culminó con la Revolución de México, se dará cuenta de que fue la consecución de un sueño imposible bañado en sangre.


Un suceso que tuvo un motor dinamizador fundamental, que fue el desencantante de querer y apostarle a lo imposible y la conclusión siempre trágica del fracaso y la traición.


Aunque también fue una muestra que quienes se permitieron soñar y vivir a su manera, manteniéndose en la raya, era en sí mismo otro camino hacia el fracaso. Las cumbres hoy están en crisis. Muchas veces me pregunto qué es lo que de verdad es lo correcto; a veces creo que ha habido una transmutación de lo bueno y lo malo de la historia. En el caso de China, ahora lo malo no es cómo en su momento fue la Banda de los Cuatro, creada por la mujer de Mao Zedong y los intelectuales qué desencadenaron la Revolución Cultural, sino que lo malo son las huellas de lo hecho por Deng Xiaoping. Lo único que puede verdaderamente salvar la confección de un régimen que ha hecho de todo para no dejar de ser comunista es precisamente saber y ser conscientes de que las crisis económicas no son lo mismo para el mundo comunista que para el mundo capitalista. 


Acabar con la economía es como si fuera el pasaporte al éxito del modelo comunista; por eso, cuando uno ve lo que está pasando en el mundo, se pregunta si el que está equivocado es el mandatario mexicano.


Quien busque y quiera ver el comportamiento político del creador de la 4T como algo lógicamente correcto desde el punto de vista económico o funcional, comete un grave error. Al presidente sólo le importa lo político. Somos un pueblo que tiene una gran tradición de tragarse problemas y de permitir que siempre que alguien tenga el poder, así se llame como se llame, pueda hacer lo que quiera sin objeción alguna. El líder mexicano tenía toda la esperanza y, lo que era más importante, el anhelo de consolidar el gran pacto social en México. Y lo pretendía hacer en medio de un sistema global en el que todo mundo lo que pedía es que fuera coherente con lo que había estado declarando, pregonando durante 30 años de campaña y que verdaderamente purificar al país.


El presidente tiene todo el poder. Tengo mis dudas de que tenga todo el control. Y, a diferencia de él, no hay tanta gente que de verdad tenga tan buena intención aunque esté equivocado en el objetivo. Por eso ahora, cuando entremos en la guerra de los números, cuando veamos quiénes somos más y quiénes de verdad podemos imponer a la mitad del país, o a una parte proporcional importante, el resultado electoral, enfrentaremos una situación en la que, al final, tendremos que encontrar un punto en común. Un punto en común que cada día será más difícil descubrir.


En el año de las cumbres hemos hecho de la vida política una situación en la que, primero, sorprendimos al norte, quienes tenían la misión de concluir con la etapa de las injusticias y consolidar el mundo neoliberal.


Como ya sabían que no contaban ni con Cuba, ni Venezuela, ni Nicaragua, México, el México que pilotea la América roja, tampoco fue la herramienta para lograrlo. En cambio, optamos por cambiar el panorama y le obsequiamos a Joe Biden y a nuestro vecino del norte nuestra ausencia en su Cumbre de las Américas.


Ahora nos tocaba a nosotros celebrar la Cumbre del Pacífico; sin duda alguna, el Pacífico es el océano del siglo 21, ya que no hay que olvidar que ni India ni China tienen intereses ni sus barcos navegan por el Océano Atlántico ni por el mar Mediterráneo.


México nuevamente sorprende al mundo. Rehusamos nuestro derecho a organizar el evento y trasladamos toda la organización a la ciudad de Lima, con el objetivo de defender a un presidente en problemas. Pedro Castillo está en problemas porque la derecha y los neoliberales en su país, mismo argumento que utilizan otros líderes de la región, son malos y sólo buscan la destrucción de los pueblos. Por lo tanto, la Cumbre del Pacífico se celebrará en Perú y nosotros no iremos a ningún lugar más que a donde nuestros hermanos en problemas lo requieren. López Obrador no es Fidel Castro ni es Hugo Chávez, es un cultivador absoluto del encanto de las leyendas imposibles. Es el espíritu redimido de Ernesto Che Guevara.


Las calles de la Ciudad de México, siempre han estado dispuestas a recibir de manera entusiasta a, Agustín de Iturbide, Antonio López de Santa Anna, Francisco I Madero, Francisco Villa (Doroteo Arango) y Emiliano Zapata, entre otros. Algún día, los historiadores escribirán cuál es el balance de esta época. De momento ahí tienen los poetas y los cantantes todos los elementos para componer bellas baladas, bellos poemas y bellas canciones. La política es poesía y la poesía, al igual que la fe, es la esperanza de los pueblos.


"Cambiar a México requiere que salgamos de nuestra burbuja". En nuestro país "la ley no es la ley".  Por más evidencia que exhiben periodistas de investigación, académicos y organizaciones de la sociedad civil, no hay consecuencias.


El desfile, que ni qué, fue tumultuoso, pero, como dijo José Antonio Crespo, la cantidad de ciudadanos que llegó a la marcha cívica en defensa del INE sorprendió a todos. 


Y retomando otro tema lo comentaba anteriormente todo el mundo apostaba a que sólo era cuestión de días para que el senador Ricardo Monreal abandonara en definitiva las filas de Morena, y se dedicara a concretar su romance con la oposición, el legislador cambió el tono de su crítica hacia la 4T.


En un mensaje grabado a distancia, pues dicen que anda lejos, el de Zacatecas mantiene su reclamo en contra de quienes lo han atacado al interior de su partido, pero les tiende la mano para reconciliarse.


Sin dar ningún nombre, afirma que muchos de los que hoy dirigen en Morena llegaron al partido después que él. Que mientras él daba la lucha en las calles con Andrés Manuel López Obrador, muchos de los que hoy presumen su militancia en la 4T se mantenían en el PRD y PAN.


¿Me estás oyendo Mario? pareció decir el senador, aunque jamás le puso nombre. El tono de su discurso llamó a la atención a más de uno, y comenzaron las conjeturas sobre qué pudo haber sucedido para que Ricardo Monreal apareciera de repente muy conciliador con su propio partido, al que antes había atizado fuertes críticas.


Este cambio de actitud lo relacionaban con la decisión de Morena de cambiar la fecha del debate sobre la iniciativa de reforma a la ley electoral en San Lázaro, que a la mayoría le parece un bodrio.


Sin embargo, surgió la versión de que lo volvieron a sondear si le interesaría ser jefe de Gobierno en 2024, propuesta que ya una vez había rechazado cuando se la planteó, Adán Augusto López Hernández.


El zacatecano dijo en esa ocasión que si iba enserio la propuesta de la candidatura de la CDMX, a cambio de que no abandonara el proyecto de la 4T, que se la hiciera directamente el Presidente de la República.


Fue bateado y se ahondaron las diferencias, incluso con el propio inquilino de Palacio Nacional, pero la relación pareció dar un giro de 180 grados.


Dicen que el Presidente citó a Sheinbaum en su oficina para pedirle que le bajara de volumen a su campaña contra Ricardo Monreal, pues luego del escupitajo a Marcelo Ebrard en la contra-marcha, el pánico cundió ante la posibilidad de que ambos se fueran juntos de Morena.


Al de Zacatecas no le ofrecieron correr por la candidatura presidencial, y ni siquiera que tomara un carril para buscarla. 


Pero más de uno afirma que de nuevo lo sondearon para la CDMX, ésta vez en voz del Presidente, y que él pidió un tiempo para pensarlo.


La cosa tiene su lógica, pues para no aspirar a la ciudad, Ricardo Monreal lleva récord de eventos políticos en la capital del país, en los que se ha dejado querer.


Quienes hoy aparecerán como muéganos son los principales operadores de Adriadna Montiel, en su lucha por la candidatura morenista de la capital. Ellos son Jesús Valencia, funcionario de Segalmex, Rigoberto Ochoa, secretario de Bienestar local, Aleida Alavez, diputada federal, y Luis Molina, principal asesor de la alcaldesa de Tláhuac, Berenice Hernández.


 


 

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