Agustín Contreras Stein

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POR LO VISTO, el gobierno, tanto federal como estatal, se han desentendido totalmente del campo mexicano, y de los propios campesinos, que hoy en día, no tienen quién los defienda, salvo algunas voces como la del diputado federal Pepe Yunes, que bien ha puesto sobre la mesa su preocupación por el abandono en que se tiene a este importante sector de la economía nacional.

Bien dice el legislador veracruzano, que este gobierno, no apoya al campo, ni pretende, en el futuro hacerlo, porque es evidente su ineficacia, al grado de quebrar al organismo denominado Financiera Nacional de Desarrollo Agropecuario, Rural, Forestal y Pesquero, a la cual le arrebataron más de dos mil quinientos millones de pesos, de su fondo y de las aportaciones fiscales que constituían su patrimonio y que eran la base para el otorgamiento de créditos a campesinos y productores del país.

De esta manera, es como ahora, el campo se encuentra más abandonado que nunca, porque este gobierno, lo que ha hecho, es despreciar a la gente que todos los días busca la subsistencia familiar con el sudor de su frente, tratando de ser parte, al mismo tiempo, del propio desarrollo nacional.

Así, el legislador federal, debe ser reconocido por su valentía al denunciar estos hechos y votar en comisiones, en contra de la extinción del organismo mencionado, voz, a la cual se deberían sumar todas las organizaciones de campesinos que aún existan, porque si antes hubo resistencia oficial para atender las demandas del campo mexicano, hoy, está más despreciado y depreciado, en virtud de que no existen acciones emanadas de ninguna parte, para defender a los hombres del campo, así como a la terea permanente que realizan y al compromiso que han adquirido con la producción y con el propio bienestar de la nación.

De extinguirse el organismo de la Financiera Nacional, se confirma que para este gobierno, el campo solo sirve de panteón, porque en lugar de sembrar las semillas y cosechar los productos necesarios, ya no para la exportación, sino para el propio consumo nacional, sigue consintiendo que las tierras ejidales y de la propiedad privada, sean, solamente, para que los grupos delincuenciales, oculten sus fechorías, enterrando cuerpos de adversarios, y desapareciendo la esperanza de que ahí, se cultiven los productos necesarios para la subsistencia nacional.

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LOS POBRES, LE SIRVEN AL GOBIERNO, PARA VOTAR

AUNQUE EL PROPIO presidente de la república, ya lo dijo alguna vez, es evidente que los pobres de este país, solo le sirven al gobierno, a la hora de votar, embaucándolos con la entrega bimestral de una cantidad económica que, sin duda, no les alcanza para gran cosa, pero que se ven obligados a aceptar, en virtud de las difíciles condiciones económicas que persisten en todo el territorio nacional.

Seguidores por necesidad, de López Obrador, más de quince millones de beneficiarios de estos programas sociales, podrían seguir votando por Morena, y su llamada cuarta transformación, porque nadie, pero nadie, de la oposición, se ha encargado de explicar que este es un derecho que tienen como mexicanos, y que nada ni nadie podría suspendérselos, aun cuando haya servidores de la nación que vayan amenazándolos con esta posibilidad, tal y como se ha detectado en zonas de alta pobreza y poca preparación cultural, sin descartar a poblaciones y rancherías donde pueden actuar sin que alguien se los pueda evitar.

Los pobres nunca han sido del interés de López Obrador, ni de nadie de sus colaboradores. La prueba más fehaciente es el cinismo con el cual declaran que estas clases sociales del país, solo les sirven para votar y mantener su poder con el cual están terminando con toda la riqueza nacional.

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Y EL LUNES, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.