Javier Roldán Dávila
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Quédate en casa versión: pandemia modo sobrevivencia
Parece una condena, en México todos los y las gobernantes, se empeñan en evadir la realidad, en esto coinciden, no importa del partido que sean: nunca pasa nada y los reportes sobre violencia, son exageraciones de los medios de comunicación y las redes sociales.
La presidenta Sheinbaum, no es la excepción, ante el terrible asesinato del alcalde de la capital de Guerrero, contesta: Chilpancingo no es la ciudad con más homicidios en el país, para disipar cualquier conjetura contra la administración de Evelyn Salgado. No obstante, preguntamos: ¿es la respuesta que merecen los chilpancingueños y la familia del munícipe?
En Tuxpan, al norte del estado de Veracruz, se dan sucesos violentos durante varios días y el único mensaje es: no hay sicosis, todo bajo control.
En efecto, no hubo una fila en el puente ‘grande’ para tirarse al río, o compras de pánico, pero, en ambas localidades, hay un fenómeno que se repite sin excepción: el miedo. En este sentido, apenas anochece las calles quedan solitarias, el pulso de las actividades entra en hibernación. Aún de día, sólo se sale de casa a lo indispensable.
La percepción de la ciudadanía lo dice todo: no existen garantías para hacer una vida normal, los niños están sujetos a jugar Nintendo, la barriada se convierte en un territorio prohibido, ir al trabajo o a la escuela, es un ‘volado’ que se tiene que jugar por necesidad.
Al final, el miedo como respuesta social, es un mecanismo de defensa ante la ineptitud e insensibilidad gubernamental, de lo contrario ¿qué haríamos?
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