NO HAN faltado quienes se hagan la pregunta en el sentido del porqué todos los gobernantes nacionales y estatales, no quieren dar la cara al campo.

La respuesta, podría, hasta cierto punto, ser muy sencilla.

El costo de su recuperación, sería de enormes cantidades económicas que en estos momentos no podemos imaginarnos y menos de aplicar por cualquier administración pública, ya sea federal, estatal y menos municipal.

Desde hace años, la reforma agraria, surgida, en cierta forma, del movimiento revolucionario de mil novecientos diez, bajo la presión de los grandes revolucionarios que lucharon por la tierra, en principio, fue abandonando, poco a poco, los objetivos que tenía, pues solamente se limitó a entregar la tierra, a mal repartirla entre quienes solicitaban un ejido y a proporcionar los lineamientos jurídicos para poder operar.

Pero se fue quedado atrás, el rezago se hizo evidente en todos los sentidos y es ahora, cuando se comienza a hablar del campo mexicano, como una parte de la solución a los graves problemas económicos del país, esta precisamente en esta fuente de ingresos que podría ser importante si se hubieran aplicado los programas que en algún momento se diseñaron para ello.

Ahora, el campo mexicano, es un caos.

Existen grandes cantidades de tierra abandonada por los propios campesinos, que ha visto a través del tiempo, como se destinan enormes cantidades económicas a otros sectores de la población que si bien, los merecen, no son los únicos en que el gobierno puede invertir.

Ante la falta de atención de los gobiernos, la mayoría de los jóvenes campesinos, optaron por abandonar la tierra e irse en busca del sueño americano, donde son maltratados, vejados y marginados, aguantando la discriminación permanente, tan solo por hacerse de unos dólares que le servirán a su gente para integrar un pequeño patrimonio familiar.

Pero lo curioso de todo esto, es que el gobierno, se ha hecho de la vista gorda, porque sencillamente, ya encontró, en cierta forma, la fórmula para que ingresen al país grandes cantidades económicas, es decir, divisas importantes para respaldar la economía nacional.

Por eso, en cierta forma, la insistencia en procurar asistir a los migrantes y respaldarlos en sus peticiones y derechos creados, porque sabe perfectamente bien que si los dejan regresar al país, el gobierno federal, estatal y municipal, no se encuentra preparado para poder darles empleo bien remunerado y una condición de vida necesaria para permanecer en sus terruños.

Además que regresando los migrantes mexicanos, también disminuiría el ingreso de divisas y con ello el sufrimiento de la hacienda nacional, para completar el gasto interno.

Es por esa razón y muchas otras más que el Gobierno de este país, prefiere no dar la cara al campo, dejarlo en las condiciones en que se encuentra, es decir, totalmente olvidado y no invertir en él para nada, porque de esa manera se mantendrá la cómoda administración de este país, cuyo objetivo no es, solamente, procurar la mejor distribución del dinero y que éste alcance para los gastos internos del país, sino también, buscar de donde obtenerlo y en mayor cantidad como sea posible.

Por ello, administrar un país con dinero, es fácil, pero administrarlo sin dinero, es un verdadero reto que pocos pueden, en determinado momento, concretar.

De ahí, que el campo mexicano, no tendrá opción más que esperar que un nuevo movimiento revolucionario, venga a mostrar su interés por él y darle la oportunidad de producir lo suficiente y que sirva para sostener la vida económica de este país.

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Y HABLANDO DEL CAMPO MEXICANO, bueno sería, también, que los candidatos a la Presidencia de la República, los candidatos que saldrán en busca de las gubernaturas de los Estados, donde habrá renovación del Poder Ejecutivo, así como interesados en las Senadurías y las Diputaciones federales, cambiaran el sentido de sus propias campañas electorales y en vez de visitar las ciudades más importantes del país, que seguramente ellos mismos conocen bien, se avocaran a visitar con mayor preocupación a los sectores más olvidados, es decir, comenzando por las colonias abandonadas de las ciudades estatales, la gente marginada del campo, caminar por los rumbos de la sierra y darse cuenta que también ahí hay mexicanos que tienen todos los derechos de los ciudadanos que viven en las grandes urbes y en lugares acondiciones con todos los servicios.

Que vean las caras preocupadas de sus los habitantes de estas zonas, porque en ese mismo momento no tengan qué comer y dialogar con ellos, de candidato a ciudadano y conocer sus carencias, sus posibilidades de vida y sus aspiraciones, porque ha de saberse que aún cuando viven apartados de la vida cotidiana de las grandes ciudades, también aspiran a tener mejores condiciones de vida y a mejorar el estrecho mundo en que se desenvuelven. Esta sería una verdadera experiencia para cada uno de los que aspiran gobernar a este país.
Entonces, cuando hagan esto, se darán cuenta de la verdadera realidad nacional, que nada tiene que ver ni se parece a las calles de las ciudades importantes, a la propia morada presidencial y lujosas residencias de unos cuantos que han logrado, con el propio contubernio del gobierno, amasar grandes fortunas en los bancos e inversiones por el mundo, mientras que los demás, cuya culpa es haber nacido pobre y en el monte de cualquier zona del país, viven como pueden, sin alimentos, sin medicina y sin educación que los haga salir de sus denigrantes condiciones económicas.

¿O será que los mismos aspirantes a gobernar este país o bien los Estados de la República, nada quieren saber de todo esto, porque de alguna manera, los compromete para atender sus carencias?

¿Será que le tienen pavor a comprometerse con todos ellos, porque saben perfectamente bien que no podrán cumplir las promesas que les hagan, como ha sucedido en muchos casos de la actualidad, donde a la hora de cumplir se hacen para atrás, desoyendo las demandas del debido cumplimiento de lo que prometieron en campaña?

Podría ser todo esto, sin duda alguna.

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UNA DE LAS SENADURÍAS que se encuentran en disputa por el género femenino, que en razón de la equidad que se ha logrado desde hace algún tiempo, les pertenece, tiene, por ahora, solamente a dos destacadas aspirantes, que desde hace tiempo, también, se han venido interesando por lograrla.

Hablo, desde luego, del Partido Revolucionario Institucional, donde dos mujeres se han declarado listas para contender, internamente, por esta posición.

Así es que, poco a poco se va aclarando el panorama y surgen versiones en el sentido de los respaldos políticos que cada una de ellas tiene, pero la decisión, que se sepa, no esta tomada, así como la posible aparición de nuevas aspirantes a este puesto.

Anilú Ingram Vallines, se adelanta por momentos y es posible que la balanza se incline a su favor.

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