Ruego al lector me permita expresar dos ideas preliminares. Una: de siempre he sido partidario de la legalización de todas las acciones vinculadas con la mariguana, y dos: debe formularse y difundirse un riguroso estudio sobre el futuro de las otras drogas, naturales o químicas, y ampliar el derecho a decidir.
Lamentablemente estas ideas no son compartidas aún por aquellas mayorías y a veces minorías que influyen en las realidades nacionales.
En la realidad auténtica somos conservadores en aspectos sociales, morales, culturales y económicos.
Decimos ser federalistas y somos más centrípetos que España con sus 17 autonomías; decimos ser laicos y resultamos guadalupanos; decimos ser socialdemócratas y cada día estamos más cerca de la democracia cristiana; proclamamos ser honrados y resultamos ladrones, y así.
De manera tal que dar pasos hacia la legalización de temas que demandan visiones progresistas, liberadoras y de respeto a la individualidad de las decisiones, apenas se avizora.
Ojalá que este criterio poco halagüeño, esté equivocado. Me alegraría.
Los pasos dados a favor del aborto y de las uniones homosexuales son apenas garbanzos de a libra y se han logrado sólo escasamente, después de muchos años de oprobio y sólo a contracorriente de visiones reaccionarias.
El prohibicionismo sobre la mariguana universalmente se encuentra acosado.
La mariguana se ha convertido en un reto para nuestros legisladores. Más de 100 mil muertos y decenas de miles de desaparecidos no les bastan. Prefieren que corra más sangre antes que entrarle con decisión a un asunto que para su futuro político es una papa caliente.
Mientras tanto, el problema subsiste y la solución tecnológica se antoja lejana porque México ha dejado de ser solamente un país de tráfico para convertirse en un país de consumo. Las razones son muy diversas.
Pero de nueva cuenta surge la vieja polémica entre si lo que más nos conviene es la proscripción a la permisión de los narcóticos. Por eso vale planearlo con objetividad y, si se puede, con imparcialidad.
A propósito, la mujer es la reina del hogar y del changarro, la oficina, la fábrica, el taller, el Congreso, el sector educativo, es decir, el sexo femenino es hoy parte importante de la fuerza laboral.
En el mundo, en México y en Veracruz la participación de este género ha avanzado y con propulsión a chorro. Sólo entre 1980 y 2008, unos 552 millones de mujeres entraron a la población económicamente activa y para la próxima década se anticipa la llegada de un billón más.
Además, según el estudio “NextGenerationDiversity”, realizado por PwC que comanda Carlos Méndez, el maquillaje también se ha infiltrado en la educación.
Solamente en 2009, en el orbe 165 millones de mujeres se alistaron en las filas del conocimiento, un incremento del 500 por ciento desde 1970.
En promedio, en los países que conforman la OCDE, el 57 por ciento de los títulos universitarios son para el erróneamente denominado sexo débil.
Más vale tarde que nunca. Aquí en México se ha caminado en materia de equidad. Hoy las graduadas superan por casi 10 puntos al número de graduados.
El problema es que aún hay una enorme diferencia en cuanto a su penetración en el mercado laboral, así como en su jerarquía dentro de las compañías.
El INEGI, que comanda Eduardo Sojo, enfatiza que a pesar de que en México hay más mujeres que hombres, ellas apenas representan una tercera parte de la fuerza laboral.
Y es que una gran cantidad de mujeres se ocupa en microempresas informales y otro buen porcentaje se enfoca en labores no remuneradas del hogar.
Con 24 de representación femenina en la LXll Legislatura del estado de Veracruz y a 60 años de la consolidación del voto de la mujer en México, los avances en cuanto a la participación de este sector en los espacios de toma de decisiones y representación política han aumentado notablemente.
Por el hecho de contar con una carrera política o por el deseo de servir a la sociedad, pero sobre todo por vocación, las congresistas ponen en alto el nombre de la mujer veracruzana aportando desde la óptica femenina, criterios de valor que enriquecen la labor legislativa y de gestión.
Una sociedad que valora y reconoce a sus mujeres, es una sociedad más digna y más justa, porque con la igualdad se genera progreso para todos, afirmó el mandatario estatal Javier Duarte de Ochoa, “la verdadera transformación del país radica en la inclusión de las mujeres en los diferentes ámbitos de nuestras vidas”. Y en Veracruz, agregó, se hace esta tarea en apego a los derechos humanos y con una perspectiva de género, porque somos un estado con una población mayoritariamente femenina de 4 millones.
Además este año, el Ejecutivo estatal propuso destinar dentro del presupuesto de egresos, un gasto etiquetado para la igualdad de género a fin de impulsar un estado más igualitario.
Lo bueno es que con el reconocimiento del gobernador Javier Duarte de Ochoa y su esposa, la doctora Karime Macías Tubilla, a las mujeres veracruzanas, por su contribución al desarrollo del estado, la directora general del DIF estatal, Astrid Elías Mansur, felicitó a todas las veracruzanas, quienes son la base de la sociedad y las responsables de que el futuro de Veracruz sea próspero, porque su fuerza es un activo estratégico en nuestro camino hacia adelante.