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¡Seré gobernador!: Yunes
2014-03-25 - 11:13
No hay la menor duda que la más importante preocupación de carácter político de la cúpula del poder político en Veracruz se llama Héctor Yunes Landa.
Y no es para menos.
Particularmente porque se acaba de deslizar entre los medios de opinión periodísticos que sigue arriba en las encuestas. Y es que si Mitofsky en septiembre del año pasado lo ubicaba 22 puntos arriba de cualquiera de los locales y 6 puntos por encima de José Francisco Yunes Zorrilla, para estas fechas las preferencias lo han puesto 30 puntos arriba.
La encuesta fue entregada a la secretaría particular del gobernador Duarte el 28 de febrero, provocando fuerte preocupación.
¿Héctor se va del PRI?
No debe olvidarse el histórico del PAN que de 2004 para acá ha perdido por una fracción de .5 al 3 por ciento, un porcentaje mínimo en donde si llega Héctor Yunes podría inclinar la balanza en su favor... y ser gobernador.
Por lo pronto Héctor anda muy echado para adelante con todo y que el primer priista, Javier Duarte, le haya advertido que no por mucho madrugar amanece más temprano.
El agudo político sabe de rituales y no tiene empacho en autodestaparse siempre cuidando las formas y “respetando los tiempos políticos”; sin rubor sostiene que será el próximo gobernador y sin violentar la ley anda en franca campaña por toda la entidad… y eso que su chamba central está como senador y en paralelo como delegado priista en Baja California.
Héctor carga una generosa talega para moverse sin bronca, pero su principal sostén es el capital político que tiene, el mismo que conserva de tres décadas atrás y que ha venido incrementando en el último lustro.
El senador de la república días atrás decidió rendir su informe de gestión legislativa en Martínez de la Torre. Para ello preparó un escenario tipo gobernador de Veracruz, verdaderamente espectacular.
Al acto el invitado central era, obviamente, el gobernador Javier Duarte, quien finalmente desdeñó enviando a su secretario de Gobierno, Erick Lagos, aliado de años atrás de Héctor, quien con cara desangelada atestiguó la fiesta política de Héctor acomodado en un lugar cualquiera.
Ahí se le vio por última vez a Edgar Spinoso.
El acto reunió a millares de simpatizantes. Pero brillaron por su ausencia otrora fieles simpatizantes y amigos personales de Héctor que recibieron de última hora una “llamada” para que no asistieran al evento y que lo mejor era que “desaparecieran”.
Fueron los casos de Elízabeth Morales y la cúpula priista, de Anilú Ingram, Erika Ayala y todos los secretarios de estado, incluidos diputados locales y federales.
Héctor a tanto palo crece que crece.
Tiempo al tiempo.

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