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OTRA POLÍTICA
Jorge Fco. Cabral Bravo.
2014-11-11 - 09:30
Lengua sin manos, ¿cómo te atreves a hablar?
(Miguel de Unamuno)

La corrupción y la inseguridad tienen enemigos declarados en todos los niveles de la sociedad y eso es alentador.
La presidencia de Enrique Peña Nieto vive la crisis política más seria de su aún joven administración. De la reacción del gobierno depende que ésta sea o no un catalizador positivo. Lo sería si se aprovecha para tomar al toro por los cuernos y admitir la debilidad institucional que padece el país y la urgente necesidad de cimentar lo que con el tiempo será un estado de derecho moderno.
Una condición necesaria para construirlo se basa en la certeza de que todos somos iguales ante la ley. En México está muy lejos de ser ése el caso. Detrás de cada cadáver en cada fosa común, hay denuncias no atendidas, justicia no impartida. En muchas instancias, la fuente del poder de grupos criminales emana de su facultad de llenar un vacío dejado por el estado para imponer orden donde no lo hay y de castigar a quien de acuerdo con su sesgado y primitivo juicio, lo merece.
México es un país en el que decenas de miles de seres humanos han 2perdido la libertad y pueblan el sistema carcelario, porque simplemente han cometido el delito de no tener los recursos para defenderse.
En muchos casos llevan años presos sin que se haya iniciado proceso judicial alguno, en un sistema en el que ministerios públicos, jueces y dictámenes se subastan al mejor postor.
Es tan urgente protestar porque quienes han delinquido están libres, como porque muchos inocentes no lo están.
Diría que en México le hemos perdido el respeto a quienes menos tienen, pero eso asumiría que alguna vez lo tuvimos.
El mayor problema de nuestro país se resume en una palabra: dignidad. Hemos permitido un status quo que condena a los pobres a no gozar de acceso a educación, o a tener una tan deficiente que no ofrece oportunidades laborales o progreso, a no tener futuro o acceso a la justicia, a no tener voz; y nos sorprende que miles de jóvenes opten por venderle el alma al crimen organizado buscando una vida que, aunque corta, sea por un rato "digna". Se otorga ayuda a los más pobres, pero siempre con una pátina clientelar, creciendo más dependencia que empoderamiento.
El sector más pudiente de nuestra sociedad es frívolo y vanidoso. Ni siquiera es capaz de filantropía honesta. Cuando se da ayuda, pesa más la pose y el lucimiento social que el resultado final. Los contados esfuerzos filantrópicos se caracterizan por ser absolutamente condescendientes e "indignos".
Ponen a quien dona en un pedestal desde el cual concede por lástima su generosa gracia al "pobre infeliz" que la recibe. Salvo honrosísimas excepciones, no hay conciencia de compromiso implícito en el aleatorio privilegio de unos pocos.
Nos acostumbramos a que una parte importante de la población haya perdido cualquier posibilidad de una vida digna, mientras que quien tiene se cree con una especie de derecho divino, incluso en caso de fortunas a todas las luces mal habidas que nadie le ha otorgado y que nadie merece.
Me sorprende la superficialidad del análisis de periodistas con altavoces privilegiados, como el que tiene Jorge Ramos Ávalos en Univisión y Reforma, quien se lanza a proponer la renuncia de Peña Nieto. Pensar que la crisis e incluso el asesinato de los normalistas de Ayotzinapa es atribuible a Peña Nieto o a su gobierno, es más allá de miope e irresponsable.
No existe gobernante o equipo en el mundo capaz de revertir en dos años la nefasta inercia de décadas de abuso, corrupción e impunidad.
Pensar que una condición tan arraigada puede revertirse de la noche a la mañana impide un debate serio. No "somos todos Ayotzinapa", pero sí somos todos, en parte, responsables.
Los partidos políticos, serios y maduros como los que tenemos en México, ¿no cree usted?, debieran elevar sus controles y filtros para evitar que militantes ligados al crimen organizado pudiesen convertirse en candidatos y después, en funcionarios.
A un lado, deben hacerse los intereses políticos y electorales ya en puerta, para aprobar modificaciones a la Constitución y tomar medidas.
El Instituto Nacional Electoral debe hacer lo que le corresponda.
Las universidades, las organizaciones de la sociedad civil, los medios de comunicación, la academia, los líderes de opinión, también.
Todos tenemos responsabilidades. Pero cada cual las suyas. Cada cual sus responsabilidades.
Así no hay equívocos ni acusaciones ligeras.
Ojalá la justicia castigue a quien deba castigarse respecto de cada uno de los eslabones en que existan delitos.
Dicen las sabias consejas de las tías que a explicación no pedida, culpabilidad manifiesta.
Y esto viene a cuento porque cada vez que se habla de que Ángel Aguirre Rivero declare ante autoridades federales para decir lo que sabe sobre los malosos y explique sus lazos afectivos o políticos, siempre sale alguien a decir que no tiene vela en el entierro.
Los políticos saben de sobra que meterse en la lumbre sólo les puede dejar dos cosas: o salen quemados o tiznados.
Otra buena para Veracruz. Con la novedad de que en Veracruz ya se está sintiendo el avance económico en la percepción ciudadana. Con mejores instrumentos de salud, crédito y vivienda, Crezcamos Juntos ¡Ser Formal, conviene!, es una estrategia que fortalece y robustece la economía en los estados, expresó el mandatario estatal Javier Duarte de Ochoa, en presencia del jefe del SAT, Aristóteles Núñez Sánchez, al destacar que se trata de una acción que impacta directamente y de manera positiva en el bolsillo de los mexicanos, es una manera de tener mejores prestaciones, servicios de atención y de fortalecer, a partir de la formalidad, el arraigo y desarrollo personal, familiar y comunitario de la población y, en este caso específico, de los veracruzanos. Se han restablecido diferentes estrategias para desarrollar con mejor oportunidad nuestro crecimiento económico y "activar" el círculo virtuoso de la economía.
La entidad se ubica en los primeros lugares de los estados con percepción positiva sobre logros en economía.

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