El primer consejo que un padre agrarista daba a su hijo –en los tiempos aquellos en que la posesión de un terruño lo era todo: sostén, seguridad, unidad familiar y soporte en la vejez, era el de amarla y sentirla como a una madre que provee, el dogal donde se ha sembrado el ombligo y el sitio a donde hemos de regresar para convertirnos en ella: en polvo.
La propiedad era origen y arraigo, orgullo familiar y blasón que se heredaría a los hijos, altivamente también, para que se supieran, hijos y nietos de esa misma tierra.
En esa concepción y ese patriótico y nacionalista criterio se forjaron las instituciones rectoras del Estado y la vigencia de nuestra Nación.
TODO EN, SOBRE Y BAJO LA TIERRA ERA DE LOS MEXICANOS TODOS.
Era un compromiso hecho el que la riqueza que se generara de sus recursos y su aprovechamiento tenía la finalidad de resolver los problemas comunitarios y las necesidades sociales básicas, de costumbres y cultura.
Así fue durante muchos años.
Este país se construyó con el entusiasmo de todos, el ideario y la ideología del humanismo compartido. Si todo era de todos, entonces TODOS TENÍAMOS EL DERECHO ASEGURADO A LA ALIMENTACIÓN, LA SALUD, LA EDUCACIÓN, LA PAZ Y LA FELICIDAD PERSONALES Y DE NUESTRA FAMILIA COMO DE NUESTRA COMUNIDAD.
Podía decirse que MÉXICO ERA UN EDÉN.
La realidad competitiva y el Dios dinero y las transacciones que se llaman globalizadoras llegaron y se quedaron, tentaron a nuestros políticos y a nuestras aristocracias y familias dominantes en las regiones y empezó a criarse el vicio de la CORRUPCIÓN y como hijos de ella el interés personal y el de grupo, la colusión y el interés y el amor POR EL DINERO EN ABUNDANCIA.
Ahora, SE DICE QUE PARA RESOLVER nuestros problemas, AUNQUE PRIMERO LOS DEL Gobierno y los de los grupos en y del PODER, TENEMOS QUE VENDER LA TIERRA, LO QUE EN, SOBRE Y DEBAJO DE ELLA HAY DE RIQUEZA. Ahora, hasta el agua y lo que hemos creado en empresas QUE ERAN DE todos, como la electricidad y el petróleo, ESTÁN EN VENTA. SE DICE PRIVATIZAR.
CONDENÁNDONOS A LA INEXISTENCIA EN EL FUTURO DE bienes CON QUÉ RESOLVER LOS PROBLEMAS QUE ASEGUREN LA VIGENCIA DE UNA NACIÓN Y UNA PATRIA PROPIAS.
Nuestros hijos y nietos ya no serán dueños de su tierra, de su suelo y menos de su subsuelo. LES VAMOS A HEREDAR UN PAÍS ARRUINADO Y SIN MEDIOS DE RESCATAR EL PATRIMONIO QUE DEBIMOS RESERVAR PARA ELLOS.
Así que vendamos los ingenios, aceptemos que se despidan a más de once mil obreros (la tecnología los sustituye fácil), sigamos en la subasta de las filiales de PEMEX y CEDAMOS derechos para producir energía y VENDAMOS ASÍ NUESTRO FUTURO.
Nuestros hijos y nuestros nietos nos reprocharán y acusarán de vendepatrias, recordándonos lo que aquellos viejos abuelos agraristas le decían entonces a sus hijos: JAMÁS VENDAS LA TIERRA QUE ES TU MADRE.



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