En su acepción principal la palabra “dogma” significa una proposición que se asienta como firme y cierta y como principio INNEGABLE de una ciencia, religión o doctrina filosófica.
El dogma tiene su lugar propio y correcto dentro de la religión. Sin embargo hay quienes, a imitación, pretenden crear sus dogmas artificiales de acuerdo a su conveniencia.
Por ejemplo, el dogma marxista que en la Cuba de los Castro se utiliza para perseguir como verdaderos “herejes” a todos aquellos que disienten de los postulados de la Revolución; persecución que sobrepasa con mucho a la que nunca se dio en la tan exagerada por historiadores anticatólicos Santa Inquisición.
Ahora se está llevando a cabo en París la cumbre COP21 sobre el “cambio climático”, donde, en general, se nos está echando la culpa a los hombres de la supuesta destrucción del planeta, caballada en la que ya se montó hasta el papa Francisco. Se escuchan voces estridentes de que urgen “medidas drásticas” para parar la supuesta distorsión del clima y se dan tenebrosos ejemplos de días “atípicos” de mucho calor, o de mucho frío, huracanes, inundaciones… (yo me pregunto: ¿no ha habido todo esto durante toda la historia?). ¡Ah! Pero el veinte cae bastante sonoro cuando escuchamos o leemos que, empezando por el presidente de Estados Unidos Barac Obama y el secretario general de la ONU Ban Ki Moon, piden y hasta exigen de los gobiernos más fondos (léase miles de millones de dólares) para revertir el calentamiento del planeta. Y hasta se escucha a los alarmistas describir funestos escenarios apocalípticos presagiando el mismísimo día del Juicio.
La cuestión es que los sostenedores de la tesis del cambio climático antropogénico (provocado por el hombre) han ido creando su dogma, y para hacerlo, han ido haciendo sutilmente a un lado, ignorando y hasta denigrando e insultando a los científicos, tan preparados y peritos como aquellos o más, que afirman con datos, hechos e inducciones, que el aumento actual de la temperatura en la tierra es un fenómeno cíclico de causas geológicas (incremento en la actividad volcánica) y cósmicas (incremento en la actividad solar) y que nada tiene que ver en ello la contaminación y lo que los seres humanos hagan o dejen de hacer.
Por ejemplo, el doctor Dennis T. Averi, con doctorado en Economía Agrícola por la Universidad del Estado de Michigan y la Universidad de Wisconsin afirma: “El cambio climático tiene una periodicidad de 1,500 años aproximadamente. Los próximos 20 a 30 años traerán un enfriamiento en la temperatura.”
Sin embargo los promotores del dogma del cambio climático antropogénico afirman que hay “consenso”, lo que equivale a decir prácticamente que están locos todos los que opinan en contrario, y ya hasta se les endilgó el epíteto peyorativo de “negacionistas”.
Esto me recuerda el famoso y ya casi olvidado caso de los agujeros de ozono sobre los polos que se divulgó en los años 70s del siglo pasado (el XX), y que ahora están bien cerraditos otra vez, lo que da la razón a los científicos que aseguraron que la apertura de dichos hoyos era un fenómeno cíclico y que nada tenía que ver la contaminación ni nada que el hombre hiciera o dejara de hacer, científicos que entonces también fueron tildados de “locos”, vituperados y demás.
La promoción de la idea (dogma prácticamente) del cambio climático antropogénico tiene varios objetivos:
- Obligar a la población mundial a aceptar gastos improductivos de miles de millones de dólares para atacar el tal fenómeno, fondos que se podrían utilizar en objetivos realmente importantes.
- Evitar que países en desarrollo como México, Venezuela y los países árabes utilicen y vendan combustible fósil y se desarrollen como potencias.
- Promover agendas ambientalistas a base de mentiras, y así parar, impedir proyectos de desarrollo a conveniencia.
- Desprestigiar, atacar y destruir a la industria maderera.
- Gravar con impuestos progresivos los combustibles.
Aparte. Los psicólogos coinciden en que el complejo de culpa es el sentimiento más destructivo que puede experimentar el hombre. Daña no sólo mentalmente, sino hasta el físico. Y ahora, como con la farsa de los agujeros de ozono, quieren hacernos sentir culpables a todos los hombres de la supuesta destrucción del planeta; lo que es una infamia, una perversidad, cuando se trata principalmente de nuestros niños, a los que se les hace sentir culpables por actuar conforme a su naturaleza: por utilizar muebles y objetos de madera; por utilizar papel y demás productos de la celulosa obtenida de los árboles; por comer carne animal; por andar en coche utilizando gasolina… Reflexionemos. Es poco y difícil lo que podemos hacer ante el dogma.
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“¿Qué busca la CIDH en México?”

Así titula el director de Excelsior, Pascal Beltrán del Río, su artículo del miércoles nueve.
En una entrega anterior afirmé que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) vino a México a tomar partido por la izquierda, y no a realizar una investigación imparcial de lo ocurrido en Iguala, Guerrero, el 26 y 27 de septiembre de 2014.
Y esto se confirma con la denuncia que hizo el Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia Penal, a través de su presidente, el Licenciado José Antonio Ortega Sánchez en el siguiente sentido:
Emilio Álvarez Icaza, antiguo militante de la izquierda e íntimo de Andrés Manuel López Obrador, busca, con el pretexto de los 43, impulsar las aspiraciones presidenciales para el 2018 del mesiánico líder de MORENA.
La “experta” guatemalteca Claudia Paz y Paz perteneció al grupo terrorista de izquierda Ejército Guerrillero de los Pobres, grupo al que también pertenecen su padre y sus hermanos.
La otra “experta”, esta colombiana, Ángela María Buitrago, pertenece al también grupo terrorista de izquierda M-19. Cuando fue fiscal en su país, condenó a un coronel que no había cometido delito alguno, por lo que tiene varias denuncias en su contra.
La misión de la CIDH es atacar a como dé lugar al gobierno de México, distorsionando los hechos donde los 43 normalistas fueron secuestrados y asesinados (porque están muertos) por el grupo narcotraficante rival.
Y hasta el próximo sábado, si Dios lo permite.

raulgm42@hotmail.com