04 de Mayo de 2024
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Celebración de cumpleaños
“Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría.” Salmos 90: 12
2015-12-19 - 08:46
La celebración del nacimiento constituye tradicionalmente uno de los principales eventos en el devenir de la vida. Se lo celebramos, de acuerdo a las posibilidades, fastuosa y alegremente a los niños con pasteles y otras golosinas, piñatas, la compañía de primos y compañeritos de escuela, juegos, concursos, regalos y hasta magos y payasos; repito, de acuerdo a las posibilidades de cada cual. Se celebra con nostálgicas y románticas serenatas a madres, novias, esposas y hasta queridas. Algunos cumpleaños van teniendo especial relevancia como la presentación de niños y niñas al cumplir los tres años de edad en la tradición católica romana; la de 15 años, por supuesto, donde las muchachas son presentadas como símbolo de que ya llegaron a edad en que algún joven, con buenas intenciones, la pueda cortejar; está la hermosa tradición judía del Bar Mitzvá, en que a las niñas a los 12 y los niños a los 13, se les hace una gran fiesta, ya que en esa religión se considera que a partir de ahí ya alcanzaron la madurez necesaria, y llevan ya la responsabilidad propia de seguir la Torá, de cumplir la Ley de Moisés.
Al superar la adolescencia los cumpleaños se van convirtiendo en solos pretextos para armar la pachanga; en ocasión para juntar a amigos y conocidos, música, antojitos, y en algunos casos lamentablemente (y esto a veces hasta ya avanzada la adultez) en pretexto para alcoholizarse de manera nefanda.
Algunos se encargan de organizar fiestas en la que tiran la casa por la ventana y gastan grandes cantidades de dinero en banquetes cual si fuese una boda u otro evento así, con licores finos y caros, menús variados y exquisitos, meseros, violines para la hora de comer o cenar, hasta dos conjuntos musicales; e incluso llegan a contratar a algún cantante famoso del momento, invitando familiares, amigos, conocidos y hasta enemigos y colados, personas que nueve de cada diez van sólo por las opíparas viandas y no por estimación del celebrado. Y aquí no podemos saber (sólo Dios puede escudriñar los corazones) quienes de estos se hacen esos fiestones porque realmente le agradezcan a Dios y a la vida el haber nacido, o como cortina de humo para tapar un grande y oculto complejo de inferioridad.
Está la contraparte. Están los que sufren el día de su cumpleaños. En cuanto a los niños, los que nacieron en pobreza y ven pasar “su día” con ansiedad y resignación, al ver con ojos entornados de tristeza las fiestas de otros niños, los bellos e interesantes juguetes que anuncian en la televisión y que nunca podrán tener. O el no poder disfrutar de su aniversario por tener padres golpeadores y abusadores; la desgracia de tener un padre que ingiere alcohol u otras drogas.
Están los adultos que por diferentes motivos se hallan en soledad precisamente en su día. Por un doloroso divorcio, por incomprensión, porque están de luto por haber visitado la muerte a su familia recientemente o simplemente por hallarse hastiados del mundo y de la vida tanto por situaciones personales como por contemplar un panorama incierto de guerras, corrupción, avaricia generalizada, indolencia ante el sufrimiento ajeno, materialismo insulso, sin Dios, sin un pensamiento siquiera un poco alto y profundo; llegar al extremo del escritor estadounidense William Faulkner que, en su pesimismo exacerbado por su consumo de alcohol, maldecía la vida y vestía de luto cada día de su cumpleaños.
“De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.”
Juan 3: 3
Nacer no conlleva ningún mérito, más que del Creador. El celebrar la propia llegada al mundo debería ser conforme al progreso que lleváramos hacia la cima del ideal consciente de existencia; el ir aceptando y reconociendo nuestros errores, nuestros pecados; arrepentirnos, pedir perdón a Dios y a quien o quienes se requiera pedirlo y, lo más importante, cambiar para bien, cambiar para mejorar. Cambio que, espiritual y mental, sí, pero que se debe notar hasta en el exterior, en nuestras maneras, nuestros modos y hasta en nuestra manera pulcra de vestir.
Desechar actitudes retrógradas como “me tienen que querer como soy” o “así soy y no voy a cambiar”… absurdo, porque todos tenemos defectos, que sólo tenemos que aceptarlos, reconocerlos, repudiarlos y expulsarlos, extirparlos de nosotros y procurar que nunca vuelvan. Es increíble la cantidad de personas que se aferran a sus errores, a sus taras, como si fuesen irremediables, como si fueran algo genéticamente heredado imposible de enmendar, y por ende, se niegan por un egoísta conformismo la oportunidad de cambiar para bien.
Deberíamos decirnos “feliz cumpleaños” cada año cuando hoy seamos mejores seres humanos de lo que éramos hace cinco años, y tengamos la convicción de que dentro de cinco años vamos a ser mejores hombres del que somos hoy; cambiar progresivamente para bien, es la clave; dejar vicios, abrazar nuevas virtudes. Así entonces seremos positivos, optimistas por difícil que pudiese estar el panorama personal o colectivo.
Así, con la convicción de un futuro promisorio para la humanidad, para México, para nuestro estado, para Xalapa y para nuestras familias: feliz cumpleaños yo; feliz cumpleaños Cristo, y feliz cumpleaños todos aquellos quienes lo cumplan por estas fechas.
Por cierto que las redes sociales han logrado algo grandioso en este aspecto, pues nos avisan de antemano cuándo cumplen años nuestros contactos. Así, podemos mandar una felicitación cibernética a personas de las que ni soñando nos acordaríamos de su aniversario si a nuestra memoria nos atuviésemos.
***

Navidad sobre hielo en Xalapa

Paseando por el parque Juárez observé un día que sobre la explanada central habían colocado un marco de madera, y en medio, habían descargado un buen túmulo de arena. ¿Voleibol de playa en invierno? discurrió mi alocada y precipitada mente. No. Luego me enteré de que se estaba instalando una pista de patinaje sobre hielo. Enhorabuena tendremos los xalapeños esa sana distracción invernal. Bien por nuestras autoridades.
En especial en estas fechas navideñas, vive al natural; no consumas alcohol ni otras drogas.
Y hasta el próximo sábado, si Dios lo permite.

raulgm42@hotmail.com

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