27 de Abril de 2024
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El dios de nuestros tiempos
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2016-04-09 - 09:10
“Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a Mamón.”
San Mateo 6: 24

No cabe duda de que hoy en día, la “fe” que impera en el mundo, por encima de las demás religiones, es la de Mamón, dios griego de las riquezas materiales. Y es un flagelo que abarca a todos los sectores. Porque por lo general al pensar en ambición desmedida o avaricia, se nos viene a la mente inmediatamente la imagen de los “ricos”; es decir, banqueros, grandes industriales, políticos prominentes. Sin embargo, esa debilidad por el dinero nada más por el dinero en sí, también hace su nido en el corazón de las clases medias y bajas; es más, en ocasiones la avaricia de los “guanabí”, los que quieren llegar a ser, resulta más denigrante y abyecta que la de los avaros encumbrados. El materialismo desbordado lo encontramos igualmente entre obreros, campesinos; en los mendigos profesionales que se aprovechan de la caridad de muchos y viven mejor que la mayoría de los que les depositan una moneda en el sombrero. La cantidad no hace mayor o menor el pecado; el robo es robo y el fraude es fraude, así se trate de 50 pesos o de un millón de dólares.
Recuerdo las imágenes de la devastación de la ciudad de Nueva Orleans luego del huracán Katrina. Ante la falta de comida, de agua potable, de gas, de energía eléctrica, se entiende y hasta justifica que la gente afectada por el siniestro, en su mayoría pobres de raza negra residentes de los suburbios, entraran a saquear los supermercados de la ciudad. ¿Pero qué sucedió? Que esos “pobres” y “hambrientos” salían de esas grandes tiendas, con el agua de la inundación hasta la cintura, cargando aparatos de sonido, televisiones, computadoras… Eso también es avaricia, ambición desmedida.
En cuanto a los – ahora sí – avaros en la cúspide de las finanzas internacionales, los dueños del dinero a nivel global no dudan en empobrecer a millones al especular con la paridad cambiaria de los países, y llevar a sus arcas personales miles de millones de dólares; y hasta provocan o lanzan directamente guerras en las que mueren miles, muchos de ellos civiles, para quedarse con el derecho de aprovechar los recursos naturales de países del tercer mundo. Los ejemplos son muchos, pero basta mencionar la llamada guerra del opio que Inglaterra le infligió a China en el siglo XIX porque el país oriental se negó a que la Compañía de Indias siguiera envenenando a los chinos con el enervante y prohibió la entrada del opio. La poderosa familia Sassoon (judíos ingleses) fue la instigadora de esa guerra.
Están las intervenciones militares en naciones africanas para acceder a la explotación de minas de oro y diamantes, y en las que a los muertos en las acciones bélicas, se agrega ignominiosamente la explotación de autóctonos en auténtico estado de esclavitud.
Y las rcientes conflagraciones bélicas contra países árabes que, por más que esgriman pretextos que sólo algunos ingenuos pueden creer, es más que evidente que lo que mueve a los financieros que están detrás de los gobiernos de los países agresores, es la riqueza petrolera de las naciones del Medio Oriente. Sacrificios en olor grato a Mamón.
Por una filtración nos enteramos de las cuentas millonarias que tienen en uno de tantos “paraísos fiscales” (irónico nombre) personalidades de renombre, desde prsidentes de naciones o sus familiares cercanos, empresarios (o las dos cosas como en el caso de Macri), actores y actrices (como Edith González que tiene una hija de Santiago Creel), deportistas (ay Messi…), etc. Al asunto de esta ocasión se le bautizó con el nombre de “PanamaPapers”. Me parece un tanto extraño que no se le compare, ni en los medios de comunicación, con el escándalo similar que se dio hace no mucho con el HSBC de Suiza, al que por lo visto se le dio carpetazo pues ya no se insiste en ello. ¿Sucederá lo mismo esta vez?
Las autoridades de los países, incluido México porque son 33 los mexicanos con “cuentitas” en esa empresa “offshore” registrada en las Bahamas, salen al paso y declaran que no es ningún delito tener una cuenta en el extranjero. De acuerdo. Sin embargo, aún en el caso de que el tener el dinero en un banco indetectable (aunque no para los hackers), no sea para evadir impuestos u ocultar algún otro delito; que simplemente sea el “quiero tener parte de mi dinero allá”, me parece que esas personas, en el caso de los mexicanos, sí nos deben una explicación de por qué no confían en el sistema bancario mexicano, o incluso en bancos extranjeros pero más “visibles” como los estadounidenses. En fin; el presidente de Islandia ya renunció por este caso; Putin dice que Obama le puso un cuatro; Macri ya fue denunciado en Argentina… A ver con qué salen los demás. Pero los altares mentales a Mamón son evidentes.
Remitiéndonos a nuestros contornos, me cuesta trabajo pensar que alguno, uno solo, de los candidatos a diputados locales, no tenga en su corazón los más de cien mil pesos al mes más prebendas que van a devengar si obtienen la diputación; ¿o en verdad habrá alguno que ande en campaña para poder servir a sus conciudadanos desde una curul en la Legislatura de nuestro estado? No soy Dios para adivinar las intenciones de los hombres; si hay alguno, mis respetos. Pero… Y de los candidatos a gobernador mejor ni hablemos. Aunque en el caso de estos últimos es más el poder personal que el dinero en sí la meta a alcanzar.
Algunos atribuyen los males de la excesiva ambición al sistema capitalista… y en esencia no les falta razón. Sin embargo cuando oigo que se critica al sistema de libre mercado o al “capitalismo salvaje” como hasta el papa Francisco lo ha denunciado, me quedo con cierta ansiedad o hasta temor, al no escuchar cuál es, según ellos, la alternativa; no nos vayan a salir con que la “solución” es el regreso a las dictaduras de izquierda como la de los Castro en Cuba o la de Kim Jong-un en Corea del Norte. Porque si esa es la alternativa, prefiero, por mucho, el capitalismo.
¿La solución? En mi opinión, una vez más, la fe. Cristo nos dice que lo malo es depositar nuestra confianza en las riquezas, no precisamente tenerlas.
Y hasta el próximo sábado, si Dios lo permite.

raulgm42@hotmail.com

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