10 de Mayo de 2024
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“Pero si todos lo hacen…”
“No seguirás a los muchos para hacer mal, ni responderás en litigio inclinándote a los más para hacer agravios.” Éxodo 23: 2
2016-02-20 - 08:42
No resulta difícil apreciar la cantidad de personas que suelen utilizar el famoso y trillado “si todos lo hacen” para lavarse las manos, para justificar conductas nocivas e incluso ilegales; o las veces que nosotros mismos hemos incurrido en ese tapujo para evadir la responsabilidad por una mala acción. Desde comprar una película “pirata”; tirar basura en la calle o en cualquier lugar donde no se debe; dejar la butaca que utilizamos en el cine o en el teatro hecha una porquería con palomitas, bolsas de papel, vasos desechables, etc.; estacionarse en lugar prohibido, y en fin, podríamos seguir indefinidamente. Podríamos no darle demasiada importancia a esa inhumana actitud; inhumana porque les importa un bledo que otros resulten afectados. Pero lo cierto es que ésta es origen de una gran parte de los “pequeños” actos de corrupción que se van generalizando y van gangrenando la vida de toda una sociedad, de toda una nación.
No es ninguna casualidad la limpieza y orden que se observa en los países llamados del primer mundo, Inglaterra, Alemania, Estados Unidos (en las zonas de población mayoritariamente anglosajona), etc. Porque muy aparte de la eficiencia y eficacia de los órganos de gobierno de esas naciones (que por otro lado también son producto de la actitud positiva de la población), es la disposición de los habitantes de esas civilizaciones avanzadas para no hacer algo que pudiese perjudicar a sus conciudadanos.
Como ejemplo comentaré que en una ocasión acudí al cine en una ciudad del estado de Texas. La sala estaba llena abrumadoramente de estadounidenses anglosajones. Estando disfrutando del filme comenzamos a observar que las personas, a media película, en medio de la oscuridad de la sala, caminaban por el pasillo, empujaban las hojas de la puerta y allá, afuera de la sala, echaban en el bote de basura sus vasos, sus bolsas vacías de palomitas, etc. Luego regresaban, en la oscuridad, a tientas casi, a sentarse. Así lo fueron haciendo paulatinamente, uno por uno, hasta que pasaron todos de la misma manera con su basura en las manos. Confieso que nunca había visto algo así. Lo bueno es que las conductas positivas de la mayoría también se contagian; así que mi amigo y yo hicimos lo mismo para no quedar en ridículo y de paso desprestigiar más a los mexicanos: tomamos nuestro respectivo vaso y bolsa de palomitas, salimos de la sala y tiramos nuestra basura en el enorme tambo que se hallaba junto a las puertas por la parte de afuera. Para las cosas buenas sí hay que seguir a los muchos.
Y son detalles como el anterior los que demuestran porqué un país está como está. Porque no se trata simplemente de dejar basura tirada en el cine y ya; una actitud así es ejemplificadora de indolencia. No nos importan los trabajadores que tendrán que venir a limpiar, no nos importan los propietarios del cinema, ni el prójimo que, como nosotros, va a venir a sentarse en esa misma butaca a disfrutar de una película y la va a encontrar, a veces, hasta mojada de refresco. El que es irresponsable en cosas como esta lo es en todo; que no quede la menor duda. Y esto debe ser objeto de reflexión, pues hay quienes evaden su responsabilidad culpando a los gobiernos de todo, cuando la autoridad gubernamental no es más que el reflejo del carácter de los miembros de un pueblo. Como aquel que despotricando de los funcionarios públicos y de la corrupción en general, con la mano izquierda, a través de la ventanilla, le extiende un billete de 100 pesos a un agente de tránsito para librarse de la infracción cometida. Y así, ensartando “pequeñez” tras “pequeñez” se forma la retahíla monstruosa que corrompe a toda una nación.
Pero el “si todos lo hacen” no se limita a los ciudadanos “de a pie”. Aún entre los profesionales de la ciencia del derecho observamos frecuentemente esa tendencia a todas luces perniciosa.
Lo apreciamos, verbigracia, ahora con las discusiones sobre la posible legalización de la marihuana (a la que seguirían las demás drogas). Uno de los principales argumentos de los promotores es que “si de todas maneras se va a consumir, mejor que se regule y permita”. De paso me nace decir que lo mismo se podría decir de infinidad de conductas: “si de todas maneras va a haber robos y asaltos mejor que se regularice y se permitan de manera controlada”, por ejemplo ¿no? “Si de todas maneras va a seguir habiendo violaciones mejor que éstas sean reguladas y permitidas”. Alguien podría calificar esta postura como extremista, pero si se considera todo el daño que causa el consumo de drogas a nuestro país en lo familiar, en la salud, en el aumento de la delincuencia organizada y desorganizada; en el gasto monetario de la sociedad y el gobierno para rehabilitar a cientos de miles que han caído en las garras del alcohol y las demás drogas, muchos de ellos prácticamente niños… Y la prueba la tenemos con la actual situación del enervante que más daño provoca en nuestro país: el alcohol.
Por la misma visión torcida del “si todos lo hacen” el alcohol como bebida está perfectamente regulado y permitido. ¿Y qué sucede? Los menores tienen fácil acceso a él, por más leyes que haya para no vender bebidas embriagantes a menores de edad. Los accidentes mortales, disolución familiar, hechos de violencia, debacle económica individual y de familia, enormes gastos de salud pública en rehabilitación física y mental. Y todo esto con el solo alcohol, haciendo a un lado momentáneamente las demás drogas. ¿Y todavía piensan en permitir la marihuana con fines de diversión?

“Lo incorrecto es incorrecto, aunque todos lo hagan; lo correcto es correcto, aunque nadie lo haga”.
San Agustín
Y hasta el próximo sábado, si Dios lo permite.

raulgtm42@hotmail.com

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