Si bien algunos priistas insisten en criticar – porque es del todo criticable – la disímil alianza entre el Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD), lo cierto es que debían estar de plácemes ante un hecho que garantiza el triunfo al Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el estado de Veracruz el próximo 5 de junio.
Por principio de cuentas, las dirigencias nacionales tanto del PAN como del PRD decidieron hacer a un lado, prácticamente desechar, a los verdaderos perredistas (si es que queda alguno) y a los verdaderos panistas. Y es que no se trata de dos organismos políticos que pudiesen tener “algunas” diferencias; se trata de dos partidos con posturas radicalmente opuestas; dos visiones totalmente contrarias de lo que conviene al país como sociedad en lo económico, en lo educativo, en lo social y hasta en lo moral. Sirvan como ejemplo las posturas totalmente contrarias de esos dos partidos en cuanto al aborto inducido, las bodas de homosexuales y la controversia recientemente resaltada en el país sobre la posible legalización de las drogas con fines lúdicos.
Muy aparte del partidismo y aún de la política en general, siempre he considerado una persona inteligente al Licenciado Miguel Ángel Yunes Linares. Pero ahora, ¿unirse a un pez muerto como es el PRD en Veracruz? ¿Cuántos votos espera “jalar” del partido del sol azteca si toda la izquierda va a votar por MORENA? Y mire lector, que me duele en el alma tener que coincidir en algo con el delirante Andrés Manuel López Obrador, pero es verdad que lo poquito que le quedaba al PRD en nuestro estado lo va a captar el Movimiento de Renovación Nacional luego de esa nefanda alianza. ¿No serán, Licenciado Yunes, muchos más los votos que va a perder de los verdaderos panistas, que los que pudiese darle un agonizante PRD?
El PAN ya había demostrado que por sí solo tiene la fuerza suficiente para aspirar a ganar unas elecciones para gobernador: en 2004 con Gerardo Buganza de hecho empató técnicamente con Fidel Herrera y con Dante, y en 2010 con el mismo Yunes Linares, quedó muy cerca, contrariando todas las encuestas que señalaron un triunfo fácil del PRI, y a pesar de que las fuerzas priistas estatales y nacionales echaron toda la carne al asador en la campaña. Lo de ahora es un error garrafal que le va a costar el nunca ser gobernador de nuestra entidad al Yunes azul desteñido de amarillo. ¿Se pretenderá que se olvide o ignore cómo fue la relación del Licenciado Miguel Ángel Yunes Linares con los perredistas y con la izquierda en general cuando fue secretario de Gobierno del gobernador Patricio Chirinos?
¿Y se pretende que todos los panistas de repente hagan gala de un indolente pragmatismo y acepten aliarse con el partido que impulsa la estatización de todo en lo económico, y que legalizó el aborto inducido y los “matrimonios” de homosexuales en el Distrito Federal y presiona para que ambos también se legalicen en el resto del país?
El llamado voto duro de los partidos no les alcanza para ganar (y me temo que en esta ocasión el voto duro del PRD va a ser Franco Castán, Sergio Rodríguez y ya), a pesar de que en este solo ámbito el PRI llevaría amplia ventaja. Quienes deciden las elecciones son los indecisos, es decir, aquellos que no deciden por quién sufragar sino hasta el último momento, y que conforman la mayoría, por eso el enorme gasto en propaganda electoral, que no haría falta si todos fuesen “voto duro” de los diferentes partidos. Entre estos votantes hay que contar a los que – actitud irracional – apoyan y votan lo que sea con tal de ir contra el poder, en este caso contra el PRI. Estos fueron, por ejemplo, los que hicieron perder a la Licenciada Elízabet Morales en Xalapa en las pasadas elecciones federales.
Sin embargo, en las elecciones gubernamentales de este 2016, los indecisos pero enemigos del PRI, se van a dividir irremediablemente entre Cuitláhuac y Miguel Ángel.
Y si a esto agregamos la cohesión y armonía que el Revolucionario Institucional logra con la candidatura del Licenciado Héctor Yunes Landa… El PRI va a ganar con tranquilidad. Al tiempo. (Aclaro que no tengo partido político, pero – he de decirlo – casi siempre he votado por el PAN).
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La cuauhtemiña histórica y cultural
Mire, estimado y condescendiente lector, que defendí hasta donde pude a Cuauhtémoc Blanco de todas las críticas que está recibiendo en su papel como alcalde de Cuernavaca, y tan solo por haber sido jugador del América de mis amores.
Pero en su visita a la escuela primaria “Benito Juárez García”, el también crack de la selección nacional, cuando le tocó hablar declaró: “Muchas gracias a la directora Hortensia y gracias al Licenciado Benito Juárez García por… ¡perrr… dón! Por permitirnos compartir este momento con todos ustedes”… Y todavía – el lector me tildará de excesivamente ingenuo, o más bien idiota – tuve la idea y hasta albergué la esperanza de que en esa escuela trabajara un maestro que por coincidencia se llamase Benito Juárez García, o que el gran ex futbolista (aunque un poco patancito al expresarse) por ser creyente, le hubiese dirigido esas gracias al más allá al Benemérito. Pero no. Así no se puede…
Sin embargo, lo que sí sostengo es que no hace falta ser un erudito y tener amplia experiencia para gobernar bien. De hecho sabemos de hombres verdaderamente cultos, algunos hasta con doctorados y con toda la experiencia del mundo, que no han hecho más que desfalcar su municipio y no hacer nada de provecho para éste.
Pongo como ejemplo a Roberto Bueno “el Flammer” que cuando asumió la alcaldía de Veracruz puerto él mismo reconocía que era una persona sencilla, sin amplios conocimientos y sin ninguna experiencia en la administración pública. Empero, se dejó asesorar bien. Designó en cada puesto a la persona idónea para tal, y pasó a la historia como uno de los mejores alcaldes que ha tenido la ciudad de Veracruz; tanto, que luego se lanzó para diputado por ese mismo distrito, y arrasó. Para gobernar bien sólo hacen falta sentido común y la intención de hacer bien las cosas.
Y hasta el próximo sábado, si Dios lo permite.

raulgm42@hotmail.com