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Expertos” extranjeros, militantes de izquierda
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2016-02-27 - 09:04
Poco a poco ha ido saliendo a la luz los nexos de algunos miembros de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) con grupos guerrilleros izquierdistas de Centro y Sudamérica. A los integrantes de esa organización se les vio, por ejemplo, haciendo gala de una parcialidad repugnante, levantar el puño izquierdo y lanzar consignas junto a los normalistas de la escuela Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, Guerrero, en medio de banderas de la extinta Unión Soviética, efigies del terrorista Ernesto “Che” Guevara y exigiendo “¡vivos los queremos!”, en alusión a los 43 agitadores marxistas secuestrados y asesinados por el grupo narcotraficante rival en Iguala, aquella noche del 26 y 27 de septiembre de 2014.
Lo mismo se puede decir de los miembros del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), los famosos “expertos” argentinos. Éstos alcanzaron notoriedad en su país y a nivel internacional por haber investigado los casos de las supuestas víctimas de los gobiernos militares de derecha que se dieron en varios países de América del Sur: Videla, Galtieri, Pinochet, Banzer, etc.
Pero su trabajo pasó de ser el de un equipo imparcial de investigación científica con el fin de llegar a la verdad de los hechos, a ser una pugna generalizada de venganza de la izquierda contra la derecha. Así, estos supuestos expertos se unieron a la corriente fanática de represalia en la que no han dudado en incriminar a militares que nada tuvieron que ver en acciones ilícitas, sino que simplemente actuaron para defender a la población de los secuestros, asesinatos y atentados con bombas que cometían los comunistas en el cono sur del continente en los años 70s del siglo pasado (el XX).
Al venir a México, principalmente por el caso de los mentados 43, tanto la CIDH como el EAAF, tienen una agenta político-ideológica bien marcada para beneficiar y apoyar a la extrema izquierda en nuestro país.
Psicológicamente, el izquierdista mexicano es muy rudimentario. En su mente, todavía añora la sierra maestra; es decir, sueña con verse arribar triunfante, con el habano en la boca, a la capital del país, habiendo derrotado a las fuerzas del “malvado” gobierno capitalista, como lo hizo Fidel Castro en Cuba en 1958. Es por eso que los comunistas aztecas le tienen tirria a nuestro Ejército; lo ven como enemigo de sus trasnochadas ambiciones. Así aprovechan cualquier oportunidad, principalmente los que de entre ellos se dedican al periodismo, para magnificar los casos aislados en que efectivamente algunos malos elementos cometieron un ilícito, o incluso para inventar y mentir abierta y descaradamente como en el caso de la señora Ascencio, en intento de desprestigiar a Ejército y Marina ante la opinión pública.
La extrema izquierda mexicana sabe que les conviene mantener a los 43 como desaparecidos y que nunca se confirme su muerte. Por eso desechan a priori el testimonio de los autores materiales de aquellos hechos, quienes están detenidos, consignados y confesos. Todos tuvieron presentes a sus abogados defensores durante sus declaraciones. Ellos declararon que los 43 fueron asesinados, quemados y echados los restos a un río. Pero no. Como se trata, para los intereses siniestros de los recalcitrantes marxistas, de hacer pasar un evento de narcotráfico como “crimen de Estado”, los padres de esos normalistas secuestrados y muertos (que también tienen cola que les pisen y desde antes de los hechos de Iguala), insisten en su esquizofrénico “¡vivos los queremos!” Qué diferencia con la prudencia de los padres de los cinco jóvenes levantados en Tierra Blanca, Veracruz, quienes declararon que aunque tenían esperanza de hallarlos vivos, guardaban un espacio en su mente para la posibilidad de que estén muertos. Pero no; los ayotzinapapás (así los llama el periodista José Cárdenas) tienen una agenda política específica con su abogado, otro extremista de izquierda, Vidulfo Rosales quien, entre otras cosas, declaró que la costumbre que tienen los normalistas rurales de robar autobuses de pasajeros es algo “tradicional”, sí, como comer tamales el día de muertos (esto lo digo yo) o ir en peregrinación a la Basílica ¿no?
El coronel del Ejército colombiano Luis Alfonso Plazas Vega estuvo recientemente en México. A él le tocó someter a los terroristas de izquierda del M-19 que en 1985 tomaron por medio de las armas el Palacio de Justicia de Colombia. No obstante su eficacia y eficiencia para recuperar el inmueble con el menor número de bajas civiles y militares, el 9 de junio de 2010, la entonces fiscal Ángela Buitrago sentenció al oficial a 30 años de prisión por supuestas violaciones a los derechos humanos (¿sorprende que una izquierdista se ponga del lado de los terroristas?).
El 16 de diciembre de 2015 la Corte Suprema de Colombia anuló la sentencia cuando se descubrió que la fiscal Ángela Buitrago había usado testimonios fabricados para condenar al coronel Plazas. La ahora “experta” de la CIDH tiene varias denuncias en su país por estos hechos (La Razón 22/02/16). ¡Y esta mujer es una de las principales en la “investigación” de los hechos de Iguala! Da náuseas verla en los medios de comunicación exigiéndole al gobierno de México que dirija las investigaciones como los izquierdistas quieren. La intención de esos neomarxistas de la CIDH y el EAAF es inculpar a nuestro Ejército y al gobierno federal de la tragedia de los 43 que fue un asunto de pugna entre bandas de narcotráfico.
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Otra raya al tigre zurdo
De última hora al escribir estas líneas, en el noticiero matutino de MVS Noticias con Alejandro Cacho (el que antes tenía la tendenciosa Carmen Aristegui) se informó de los turbios antecedentes de otro de los “expertos” de la CIDH. Se trata del vasco Carlos Martín Beristain. Éste individuo que ahora anda en México también tratando de inculpar a nuestras fuerzas armadas y al gobierno del levantamiento y muerte de aquellos 43, entabló una demanda contra la empresa Chevron en Ecuador por un asunto de tierras indígenas. Pues esa demanda fue desechada por el juez del caso cuando se comprobó que el señor Beristain había falsificado documentos para presentar la demanda. Esperaba obtener un pingüe porcentaje de los más de 9,000 millones de dólares que pretendían que esa empresa petrolera pagase como “indemnización”. Y no está de más abundar que Carlos Martín Beristain es un activo militante izquierdista.
Debemos estar atentos ante las insidias de esos supuestos expertos extranjeros que sólo vienen a México a apoyar a la extrema izquierda.
Y hasta el próximo sábado, si Dios lo permite.

raulgm42@hotmail

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