Bloqueos carreteros y urbanos que causan estragos a la economía y perjudican, principalmente, a los empleados, a los miembros de la clase trabajadora; robo y destrucción de autobuses y tráileres; suspensión de clases que afecta a millones de niños y adolescentes; asalto, bloqueo y vandalismo a centros comerciales, negocios privados en general y oficinas de gobierno; policías, soldados y pueblo heridos o muertos por disparos de guerrilleros izquierdistas que ya están en abierto apoyo de los seudomaestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE); bloqueo de vías férreas que causa desastre principalmente en las ya de por sí precarias exportaciones de nuestro país y que afectan también a los más pobres…
Y un gobierno impedido de actuar conforme a derecho por temor a ser tildado de “represor” por los poderosos medios y organizaciones de izquierda nacionales e internacionales.
Insistiré en lo que he escrito en varias entregas anteriores en el sentido de que los mexicanos debemos estar alertas pues los organismos internacionales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), la misma ONU y todos sus derivados, son totalmente parciales ideológicamente. Éstos se inmiscuyen en los asuntos de México para favorecer, para ponerse del lado de los izquierdistas por más delincuentes que éstos sean.
El Estado se va a quedar corto si no considera como elemento fundamental el aspecto psicológico e ideológico en los conflictos que se vienen dando en el país, principalmente desde que el presidente Enrique Peña Nieto asumió el poder, resaltando todo el alboroto creado alrededor de los 43 agitadores marxistas de Ayotzinapa que fueron secuestrados y muy probablemente asesinados por el grupo narcotraficante rival, y luego con el conflicto con los seudomaestros de la CNTE.
Hasta dónde se pueden arreglar las cosas mediante el diálogo va a depender de la manera de pensar de los disidentes.
Tanto las normales rurales como la CNTE desde hace décadas despliegan sus símbolos: banderas de la extinta Unión Soviética; efigies de Ernesto Guevara alias el “Che”; de los asesinos y secuestradores Lucio Cabañas y Genaro Vásquez y hasta del genocida Joseph Stalin; y el saludo de odio que seguimos viendo, blandiendo el puño izquierdo en alto.
Llanamente: son marxistas irracionalmente intransigentes. Son personas que todavía sueñan con abolir totalmente la propiedad privada y estatizar en absoluto todos los aspectos de la vida, economía, educación, etcétera. Son émulos de Fidel Castro que después de haber cometido todo tipo de tropelías – asesinatos, secuestros, atentados con explosivos – llega triunfante a la capital del país con su puro en la boca. Gente que le tiene tirria a nuestras policías y a nuestras fuerza armadas porque los ven como obstáculo para sus torcidas aspiraciones revolucionarias.
Inútil es pretender hacerles ver y que recapaciten, los estragos que causan los bloqueos y suspensiones de clases. Estos no son nada para esas mentes atrofiadas por la visión marxista de la historia y de la vida. Para ellos la causa del socialismo justifica secuestros, asesinatos, toma de rehenes, atentados con bombas; todo sea por la implantación de un régimen marxista-leninista. Así que son ilusos los miembros del gobierno federal y los gobiernos estatales si creen que pueden llegar a resolver el conflicto mediante diálogos.
El gobierno dejó crecer esta situación y ahora no la va a poder solucionar sin su dotación de muertos, y ya sabemos cómo los izquierdistas saben muy bien lucrar políticamente con sus “mártires”. ¿Dónde estaba la inteligencia de la Procuraduría y del Ejército que no previeron esto?
Hay una solución temporal y rastrera que esperemos que no tome la autoridad, a saber: permitir que los corruptos líderes de la CNTE sigan controlando los cientos de millones de pesos producto de las cuotas de los maestros y de la venta de plazas; volver a reformar la Constitución y derogar totalmente la reforma educativa, y así, que los seudomaestros puedan seguir heredando y vendiendo sus plazas sin importar que los herederos y compradores no tengan preparación alguna para estar frente a un salón de clases; nunca evaluarlos para que así no salga a la luz su nula preparación como maestros, y lo peor, permitirles que sigan impartiendo adoctrinamiento marxista-leninista como si fuese educación.
Tenemos por otro lado a un esquizofrénico con ínfulas de mesías, Andrés Manuel López Obrador, dispuesto a apoyar en todo a los corruptos de la CNTE. Y recordemos que ya ha estado a punto de llegar a la presidencia en dos ocasiones, principalmente en el 2006, no tanto por los militantes de izquierda lo que de ninguna manera le alcanzaría, sino por un conglomerado de tontos útiles – así los llamaba Lenin – que, sin ser precisamente de izquierda, irracionalmente votan y apoyan al tabasqueño sólo por ir contra el gobierno.
Por otro lado, como decía en mi entrega pasada, es hasta cierto punto comprensible el temor que tienen el presidente Peña Nieto y los miembros de su gabinete de actuar conforme a derecho con el riesgo de acabar como el ex presidente de Perú Alberto Fujimori, quien, para restaurar la ley y el orden en su país, arremetió contra los terroristas de izquierda y ahora está en la cárcel por supuesta violación de “derechos humanos”. Los izquierdistas no se andan con miramientos, en México y en todas partes. Cuando el presidente Peña Nieto actúe – porque espero que lo haga con valentía a pesar de los riesgos – contra los delincuentes de la CNTE, los medios de comunicación que tienden a la izquierda se van a lanzar rabiosa y viciosamente contra él sin bajarlo de “represor”, “asesino”, etcétera. Los farsantes de grupos y organizaciones de “derechos humanos” de México y el mundo lo van a querer crucificar. Hasta grupos como el llamado “madres de la Plaza de Mayo” se van a manifestar (como ya lo han hecho) en Buenos Aires, y tal vez hasta el hipócrita Barack Obama condene a nuestro gobierno, a nuestras policías y a nuestro Ejército y Marina.
Difícil situación pero nuestro país ha salido de peores y de esta también saldrá. Pero con entereza, con valentía. Con el espíritu de la letra de nuestro Himno Nacional.
Y hasta el próximo sábado, si Dios lo permite.

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