21 de Noviembre de 2024
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AMAYAGUAN - José Luis Amaya Huerta
La mujer y la sucesión adoptiva en el Imperio Romano
2024-07-14 - 19:18

 


 


José Luis Amaya Huerta


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En su libro póstumo: Los discursos sobre Livio, de 1531, Nicolás Maquiavelo se refiere a los cinco “emperadores buenos” del Imperio Romano: “Nerva, Trajano, Adriano, Antonino Pío y Marco Aurelio”, para aludir a aquellos gobernantes de Roma que lograron establecer un buen gobierno, dentro de lo posible, tratándose de un régimen de poder absoluto.
En los cinco casos, todos fueron hijos adoptivos de su antecesor en el poder.
“Del estudio de esta historia también podemos aprender cómo se ha de establecer un buen gobierno; porque mientras todos los emperadores que sucedieron al trono por nacimiento, excepto Tito, fueron malos, todos fueron buenos los que sucedieron por adopción, como en el caso de los cinco desde Nerva hasta Marcus. Pero tan pronto como el imperio cayó una vez más en manos de los herederos por nacimiento, su ruina recomenzó”, afirma el florentino.
Por su parte, Edward Gibbon, en su Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano, destaca que en la etapa de estos cinco emperadores que abarcó casi un siglo, del año 96 al 180 dC, su gobierno fue una época en la que "el Imperio Romano estaba gobernado por el poder absoluto, bajo la guía de la sabiduría y la virtud".
Más aún, Gibbon creía que estos monarcas benévolos y sus políticas moderadas eran inusuales y contrastaban con sus sucesores más tiránicos y opresivos, es decir, lograron una edad de oro del Imperio, como se menciona en las autorreflexiones del llamado emperador filósofo, Marco Aurelio.
Incluso en los países de habla inglesa, todavía se considera a esta etapa como el apogeo del Imperio Romano y un símbolo de un buen gobierno monárquico.
Según una hipótesis, la sucesión adoptiva surgió debido a la falta de herederos biológicos, pues todos, menos el último de los emperadores adoptivos, Marco Aurelio, no tenían hijos biológicos legítimos para sucederlos.
Por un lado, la falta de un heredero natural para la planificación de la sucesión planteaba el problema de proporcionar una legitimidad suficientemente clara a los herederos previstos, razón por la cual, además de la adopción, también se utilizaba a parientes femeninas para matrimonios selectivos.
Al respecto, Karl Strobel en su obra El emperador Trajano. Una época en la historia del mundo, destacó el papel de las mujeres de la familia imperial como elemento central de la construcción dinástica.
Dentro de los cinco emperadores buenos se destaca Adriano, quien gobernó del año 117 al 138 dC, caracterizado por ser un largo reinado dedicado a la unificación y consolidación cultural del imperio. Nombró hijo y heredero a Antonino Pío, con la condición de que adoptara a Marco Aurelio y Lucio Vero como sucesores.
Adriano puso un acento especial en el papel de la mujer no sólo divinizando a su suegra Matidia, sobrina de Trajano, sino también construyendo para ella un templo monumental con una fachada de columnas de 17 metros de altura en el campo de Marte.
“Al magnífico templo se le colocaron edículos, nichos enmarcados por columnas y frontones, cuya forma sólo se conoce por las imágenes de las monedas. El edificio y su patio estaban flanqueados por basílicas de dos pisos, una de las cuales estaba dedicada a la diva Marciana, la madre de Matidia, y la otra a la propia difunta”.
Así las cosas, el de Matidia, fue el primer templo construido por un emperador para una mujer en Roma.


 


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