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2016-08-24 - 09:20
Entrevistado este martes en el programa de televisión por internet “Polaca a la veracruzana”, el dirigente estatal del PRD, Rogelio Franco Castán, reiteró lo que ya el gobernador electo Miguel Ángel Yunes Linares había expuesto públicamente durante su campaña electoral y que en su momento también confirmó el propio candidato priista Héctor Yunes Landa: que el gobernador Javier Duarte tenía un pacto con Morena, y que desde el gobierno del estado financiaron y operaron para “inflar” la votación a favor de Cuitláhuac García Jiménez, el abanderado del partido de Andrés Manuel López Obrador.
Todavía a mediados de julio pasado, al responderle a Duarte un mensaje que le había mandado por Twitter, Yunes Landa sostuvo: “La campaña estuvo bien hecha. Con otro gobernador en principio, el resultado hubiera sido muy diferente. La gente me decía: ‘Oye, yo votaría por ti, pero Duarte es del PRI, no puedo votar por ti’. Me da mucha pena que así sea, luché contra otros candidatos, eso está claro, pero también con los recursos del gobierno que eran entregados a otro partido político, a Morena. Hubo otro miembro del gabinete, Gabriel Deantes, que hay una grabación que lo deja muy claro, la posición de ellos en favor de Morena”.
Este presunto apoyo de Duarte al partido de López Obrador es lo que en realidad habría enojado al presidente Enrique Peña Nieto, quien súbitamente enfrió su trato hacia el gobernador de Veracruz. Tal como ya lo habíamos comentado anteriormente, entre Duarte y Peña hubo choque de intereses políticos y personales, ya que mientras el gobernador evitaba a toda costa entregarle el poder a Yunes Linares, su principal detractor, el Presidente y sus secretarios que aspiran a sucederlo en el 2018 –principalmente el de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, amigo del panista–, se han propuesto atajar a López Obrador, el más aventajado opositor para la próxima contienda presidencial.
También habíamos referido que en Veracruz posiblemente habría intervenido hasta el ex presidente Carlos Salinas de Gortari, a quien el dirigente de Morena ha señalado de encabezar la mafia del poder en México. Los nexos de Yunes y Salinas datan desde el fraude electoral de 1988, comicios que el ex mandatario priista perdió ante Cuauhtémoc Cárdenas, candidato del Frente Democrático Nacional. El vínculo entre ambos fue Patricio Chirinos, ex secretario de Acción Electoral del CEN del PRI y, posteriormente, en 1992, gobernador del estado, a cuyo lado vino Yunes Linares como secretario general de Gobierno con la encomienda de frenar el avance del neocardenismo. A partir de entonces, Yunes afianzó su relación con las cúpulas del PAN, partido al que hizo crecer en Veracruz para contrarrestar al PRD, creado en 1989 por convocatoria de Cárdenas.
¿Por qué del gobierno federal no presionaron a Duarte para que sus operadores electorales maniobraran a favor de Héctor Yunes, cuya candidatura siempre le regateó? Porque de todos los candidatos priistas era el más cercano a Manlio Fabio Beltrones, su compadre.
Luis Felipe Bravo Mena, ex dirigente nacional del PAN, publicó el jueves 23 de junio en el diario capitalino El Universal un artículo en el que exponía acerca de la renuncia del sonorense a la dirigencia priista después de la debacle electoral. “Manlio Fabio Beltrones se niega en redondo a seguir encabezando el PRI: ‘Lo que los gobiernos hacen, sus partidos lo resienten’. Es fractura, deslinde y liberación. Recomienza su campaña para colocarse la banda nacional en 2018… La clase política oficialista, agraviada por la exclusión, aplaudió fervorosamente la entronización de uno de sus más conspicuos representantes del liderato partidario. Los delfines del cártel mexiquense-hidalguense trataron de impedirla, pero al final aguantaron la decisión presidencial. Sabían que se incorporaba al derby por Los Pinos un purasangre y había que trampearlo”, expone Bravo Mena, actual titular de la Comisión Anticorrupción interna del partido blanquiazul.
Duarte cayó de la gracia de Peña Nieto y de Beltrones, en cuyo discurso de renuncia urgió al partido a vigilar a sus gobernantes porque, apuntó, “en muchos de los casos los electores dieron un mensaje a políticas equivocadas o a políticos que incurrieron en excesos, que no tuvieron conductas transparentes y que no actuaron de manera responsable.”
Ahora el gobernador de Veracruz encabeza la lista de mandatarios alientes que podrían ser expulsados del PRI, y tiene en su contra sendas denuncias que la Auditoría Superior de la Federación y su virtual sucesor Yunes Linares han presentado ante la PGR.
No son pocos los que dudan que tanto el proceso partidista como las denuncias penales pudieran proceder en el sexenio de Peña Nieto. Pero el problema para Duarte y sus cómplices, en realidad, podría agravarse en el 2018 si es que el PAN recupera la Presidencia de la República y Miguel Ángel Yunes fuese incorporado al gabinete presidencial, bien como titular de la SEGOB o de la PGR.
¿Será por eso que se rumora que algunos de los más recalcitrantes duartistas, como Alberto Silva Ramos, actual coordinador de Comunicación Social, tendría acercamientos con Morena para una futura candidatura? Y es que AMLO anda a la caza de aspirantes del tricolor, como sería el caso también del diputado federal por Valladolid, Liborio Vidal Aguilar, del PRI-PVEM, que amaga con irse a la oposición si en 2018 no es candidato a la gubernatura o al Senado de la República por el estado de Yucatán, motivo por el que recientemente se habría reunido en Mérida con López Obrador.
¿Ignorarán Duarte y compañía las represalias que Peña y su grupo podrían tomar en su contra si mantienen su pacto con el opositor tabasqueño? Seguramente no, pero saben también que tienen latente la amenaza de Yunes Linares si el PAN retorna a Los Pinos.