Con la efervescencia y el frenesí que se vive en estos días de asueto y celebración, es común que la gente no se percate de las alzas que están teniendo algunos productos y servicios, pero que son la antesala de la andanada que se espera para el ya cercano año de 2012.
Casi siempre por estos días se da un incremento en las tarifas del transporte público federal de pasajeros, que no debe tardar, si no es que ya lo están aplicando, pero hoy se hace pública la información, en la sección de Negocios de este periódico, de que, desde el pasado sábado, los cobros en las casetas de peaje federal elevaron su precio.
De acuerdo con la información proporcionada por la Coordinación de Desarrollo de Caminos y Puentes Federales, dependencia más bien conocida como Capufe, las carreteras administradas por el Fondo Nacional de Infraestructura y los puentes operados por Capufe, desde el fin de semana cobran un 4 por ciento más en sus tarifas.
La red operada por Capufe se divide en 3, que son: la propia, concesionada por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes; la del Fonadin, y la contratada, que consiste en concesiones otorgadas a años a particulares, como es el caso de la autopista que va de Cerro Gordo a Cardel, por citar un ejemplo.
En total, en el país, 40 autopistas y caminos directos de “altas especificaciones”, así como 30 puentes de cuota, desde el sábado ya aumentaron sus tarifas.
Puede, de entrada, parecer insignificante el incremento, pero cuando el usuario por razones de su itinerario tiene que pasar por varias casetas, la verdad es que la “carguita” se le convierte en una losa muy pesada, y la mayoría de las veces es de ida y vuelta.
Si fuera ocasional dicho periplo, como por ejemplo en tratándose de disfrutar de vacaciones o por algún compromiso o emergencia, puede sobrellevarse, pero cuando se tiene que viajar constantemente y a veces a diario por cuestiones de trabajo o enfermedad, la cosa entonces cambia mucho, pues esos cobros aprietan y aprietan al grado de producir asfixia, de ahorcar al usuario.
Pero hay otra situación que deja mucho que desear, que queda mucho a deber y que hay que ver.
Se trata del pésimo estado en el que están esas autopistas y carreteras, con falta de una señalética adecuada, con la carpeta asfáltica con hoyos por dondequiera y una mala atención en caso de suscitarse algún percance.
Un ejemplo de ello es la llamada Autopista del Sol, en la que los constantes desgajamientos de los cerros son un verdadero peligro para los automovilistas y de plano se ha hecho recomendable mejor viajar por la libre.
Otro aspecto que hay que subrayar es el peligro que se corre por la falta de vigilancia, pues desde que la Policía de Caminos fue separada de la Secretaría de Comunicaciones e integrada a la de Seguridad Pública, es muy raro ver una patrulla en las carreteras de cuota.
De acuerdo con la Asociación Nacional de Instituciones de Seguros, son miles los automovilistas asaltados, vejados y despojados de sus autos o camionetas de lujo o semilujo a manos de los criminales.
Sí, están en su legítimo derecho las autoridades y particulares de cobrar por lo que invierten y recuperar esas inversiones, pero también están obligados a brindar el servicio que cobran y garantizar la seguridad de sus usuarios.